LECCIÓN 5  (regresar al índice)

LA ELABORACIÓN Y PRESERVACIÓN DE LA BIBLIA

PARA ESTUDIO: Éxodo 34:27; I Crónicas 29:29-30; II Reyes 28:8-13; Jeremías 36:27-32; Juan 21:24-25; II Pedro 3:15-18; Apocalipsis 1:11,19.
LECTURA DEVOCIONAL: Salmo 119:129-136.
TEXTO PAR MEMORIZAR: Marcos 13:31.

PROPÓSITO

a.    Explicar cómo Dios usó a los hombres llenos del Espíritu Santo para escribir y para   preservar las Sagradas Escrituras.

b.    Ayudarnos a presentarnos ante Dios aprobados mediante la obediencia de Su Palabra.

BOSQUEJO:
I.       EL MANDAMIENTO DIVINO Y SU PRESERVACIÓN (Jeremías 36:27-28, 32)
II.     SELECCIÓN DIVINA EN SU PREPARACIÓN (Juan 21:24-25)
III.    SABIDURÍA DIVINA EN SU PRODUCCIÓN (II Pedro 3:15-18)


IDEA PRINCIPAL
       Son muchas las personas que han intentado destruir la Biblia, pero sólo han logrado que ésta se multiplique.  Dios preserva su Palabra, y no habrá ser humano que pueda impedir su circulación.  Todos los que la han leído, han encontrado en ella la verdadera felicidad.  Sus vidas han sido transformadas a una nueva vida en Cristo.  Así que conviene que estemos leyendo y practicando el mensaje de la Biblia.

OCASIÓN

    Jeremías pasó gran parte de su vida predicando en Jerusalén, durante el último período de la apostasía de Judá.  El rey Joacim trató de destruir los rollos con la Palabra de Dios dada a Jeremías y escrita por Baruc (Jeremías 36:32).  Dios lo mandó a que volviera a escribirlos, lo cual aumenta la evidencia de la autenticidad de esas Palabras acerca de la rebelión de Israel.

    Juan, al escribir desde Éfeso, declaró que si todos los hechos de Jesús se hubieran escrito en libros, éstos no cabrían en todo el mundo.

    También Pedro, al acercarse los días de su muerte, les dio a sus discípulos una sería advertencia contra todo intento a desviarlos de la fe.  Porque un gran desastre y destrucción les espera a todos aquellos que olvidan o desestiman la autoridad de la Palabra de Dios.


DESARROLLO DE LA LECCIÓN

En el Salmo 119:126 dice: “Tiempo es de actuar, oh Jehová, porque han invalidado Tu ley”.  Hay muchas formas como la Palabra de Dios puede ser invalidada por parte nuestra.  Puede ser rota, escondida, puesta a un lado y olvidada; puede ser leída sin obedecerla, y aun puede ser desterrada por medio de un decreto religioso o gubernamental.  Pero decretar que la Biblia no debe ser leída ni obedecida, quemarla o tirarla, no le resta en nada su autoridad.  Más bien aumenta la responsabilidad y condenación sobre aquel que ha tratado de destruirla.  Cuando Jeremías mando a su secretario Baruc a que escribiera el Libro, luego lo leyó a oídos de todo el pueblo y del rey.  Luego, el rey lo rompió y lo echó en el fuego.  Pero eso no destruyó el Libro, porque Dios ordenó a Jeremías que fuera escrito nuevamente; y esta vez traía mayor responsabilidad sobre el rey por lo que había hecho anteriormente.

    En toda la historia ha habido muchos enemigos de la Biblia que han tratado de destruirla.  Nadie ha destruido más ejemplares de la Biblia que la Iglesia Católica Romana.  Sin embargo, la Biblia ha llegado a ser el libro más leído y de más circulación en todo el mundo.

I.    EL MANDAMIENTO DIVINO Y SU PRESERVACIÓN (Jeremías 36:27-28, 32)

Fue Joacim, el malvado rey de Judá, quien se atrevió a quemar el rollo que Jeremías había escrito por medio de la pluma de Baruc el escriba. Era muy difícil que el rey se atemorizara cuando un enemigo se le acercaba; pero, en esta ocasión, el rey fue fácilmente influenciado por los de su propio reino, porque él temía perder su reputación y prestigio.  Él no quiso creer que el rey de Babilonia podría tomar su reino y destruirlo; no quiso ni siquiera creer que su vida y la de su familia estaban a punto de ser destruidas.  Por eso rehusó escuchar las palabras del profeta y quemó el Libro.  Pero Dios ordenó que se volviera a escribir para dar mayor certidumbre a sus palabras.  La segunda copia era mucho más severa en su redacción.  El profeta y su escribiente tuvieron que esconderse, pero el mensaje de Dios no, porque se cumplió al pie de la letra.  Ninguno puede destruir la Palabra de Dios.


PREGUNTAS PARA DISCUTIR

1.    ¿En qué sentido están los creyentes de hoy tratando de esconderse de la Biblia?

2.    Enumere las diferentes formas en que los hombres, a través de la historia, han tratado de destruir la Palabra de Dios.


II.    SELECCIÓN DIVINA EN SU PREPARACIÓN (Juan 21:24-25)

    Es probable que fuera la Iglesia la que agregó estas palabras: “Este es el discípulo que da testimonio de estas cosas, y escribió estas cosas…”, refiriéndose a Juan, porque sus feligreses sabían que él había escrito este Evangelio.  El versículo 25 podría mejor decirse en nuestras palabras así: “Los milagros de Jesús fueron tantos, que si todos fueran escritos en detalles, el mundo entero no estaría en capacidad espiritual y suficiente fe para comprenderlos; pero se han escrito los suficientes para que todos crean que Jesús es el Hijo de Dios, y que al creer puedan tener vida eterna”.  Juan no escribió tantos eventos como los otros evangelistas, pero lo que escribió es suficiente para dar el mensaje de salvación a todos; y es tan completo, que aun este Evangelio se usa como introductorio para aquellos que están comenzando a conocer la Vida en Cristo.  La Biblia entera fue recopilada bajo la dirección de Dios, y es suficiente para satisfacer la necesidad del hombre, porque ella contiene el plan completo de salvación.  El hombre no tiene necesidad de ningún otro libro religioso, como el libro de Mormón u otros, los cuales han sido escritos por voluntad humana, y no por inspiración de Dios.

PREGUNTAS PARA DISCUTIR

1.    ¿Por qué no se escribieron todos los eventos que ocurrieron en la vida de Jesús?

2.    ¿Por qué creemos que lo registrado en la Biblia es suficiente y que no hay necesidad de más?

3.    ¿Podría haber otro libro inspirado por Dios además de la Biblia?  ¿Por qué no?


III.    SABIDURÍA DIVINA EN SU PRODUCCIÓN (II Pedro 3:15-18)

Pedro escribió estas palabras poco antes de su martirio y el de Pablo.  Ambos escribieron mucho acerca de la venida del Señor y de Su gran paciencia.  Especialmente Pablo, escribió la mayor parte de todo lo necesario para formar las doctrinas básicas de la Iglesia Cristiana. Y en todo eso, escribió según la sabiduría que le fue dada por Dios con unas pocas excepciones, en las cuales escribió sus conceptos personales (I Corintios 7:6). Pero en esos escasos ejemplos, hace claro que no es un mandamiento de Dios, sino un buen consejo de su parte.  Cada uno de los escritores escribió por medio de la sabiduría de Dios; y por eso, hasta los más humildes académicamente, como Pedro y Juan, escribieron palabras de gran valor espiritual.  Por supuesto, cada uno escribía según su vocabulario, es decir, que reflejaban su preparación.  Es por eso que Pablo escribió algunas cosas difíciles de entender, porque él era hombre muy preparado e instruido.  Esas palabras difíciles de entender eran tomadas por algunos como pretexto para torcer su interpretación y enseñar errores para su propia perdición.  Así también muchos lo hacen en nuestros días, aprovechándose de palabras ambiguas para formar doctrinas que apoyen sus propias inclinaciones.  Pero eso sólo aumenta su perdición.  Ahora, Pedro nos exhorta a que no nos dejemos engañar por ellos, porque el Evangelio sencillo de Cristo ya lo hemos aprendido.  No tenemos necesidad de que alguno venga a torcer nuestro camino de salvación.  El hecho de que algunos maliciosamente tuerzan la verdad, no resta, en ninguna manera, la sabiduría que ha sido escrita para nuestro provecho.


PREGUNTAS PARA DISCUTIR

1.    ¿Por qué Pablo necesitaba la sabiduría de Dios a pesar de que él era una persona muy instruida?

2.    Según el versículo 16, ¿podemos interpretar a nuestro antojo algunas porciones de la Biblia que parecen un poco difícil de entender?


PARA MEDITAR

1.    Edifiquemos nuestra fe, nuestra alma, nuestra esperanza y nuestro destino en la inmutable Palabra de Dios.

2.    Los cielos y la tierra pasarán, pero la Palabra de Dios jamás pasará; el sol y la luna podrán oscurecerse, y las montañas destruirse, pero sólo la Palabra de Dios permanecerá para siempre.


ILUSTRACIÓN

“El Nuevo Testamento en Japón”

    Un pequeño Nuevo Testamento fue dejado caer por un barco de guerra inglés en un faro japonés en 1834, y fue el principio de una gran cadena de bendición.  Un general japonés llamado Murata, estaba vigilando sospechosamente todos los movimientos enemigos, y, por eso, recogió el librito; pero no pudo leerlo porque no sabía inglés.  Un intérprete holandés le informó luego que ese libro hablaba acerca de Dios y de Cristo, lo cual hizo que creciera su curiosidad.

    Después de algún tiempo, el general Murata consiguió en China una traducción de ese Libro extraño.  Lo leyó y quedó muy impresionado.  Eso fue suficiente para que él aceptara al Señor Jesús, arriesgándose con ello a la muerte, porque el cristianismo era algo estrictamente prohibido en el Japón.  Su rango distinguido y alta posición aumentaron su influencia sobre otros y, como resultado, hay muchos cristianos en Japón que le deben su conversión a ese Nuevo Testamento.

(regresar al índice)