LECCIÓN No. 6  (regresar al índice)

LA LEY, UN AYO PARA LLEVARNOS A LA SALVACION POR GRACIA

LECTURA DEVOCIONAL: Exodo 20:1-17.
TEXTO PARA MEMORIZAR: Gálatas 3:23

LECTURAS DIARIAS

LUNES: Deuteronomio 5:6-21.
MARTES: Romanos 4:1-25:
MIÉRCOLES: Gálatas 3:6-18
JUEVES: Romanos 3:19,20; 5:13-21
VIERNES: Gálatas 3:19-22).
SÁBADO: Gálatas 3:24-26; 4:4-7).
DOMINGO: Colosenses 2:13-17
 

PROPOSITO:

Aclarar qué papel juega la ley en el proceso de la salvación y en la vida del cristiano.
 

LA LEY Y LA GRACIA

1.  Cuando hablamos de la ley moral, nos referimos a las normas o demandas espirituales que Dios ha establecido para las vidas de los seres humanos que Él creó. La ley moral ha sido revelada a todos los santos hombres de Dios, en todas las épocas. Dios habló a sus conciencias y les demandó ciertas formas de vida de acuerdo con su voluntad, santidad y justicia.

2.  Llamamos Ley de Moisés, o Ley Mosaica, al conjunto de preceptos que incluyen la ley moral, la ley ceremonial y la ley civil, dadas con todo detalle a Moisés por Dios mismo, unos 1400 años a. C. La dispensación de la Ley de Moisés, abarca desde el Sinaí hasta el Calvario. Su propósito fue convencer a la humanidad de pecado, y exponer la magnitud de éste, al comparar sus vidas torcidas con las altas demandas de Dios. Además, la Ley debía educar a Israel para ser un modelo entre las naciones, instruir a través de él al resto del mundo, y, por medio de sus muchos tipos, ceremonias y alegorías, anunciar proféticamente el evangelio de salvación por gracia en Cristo.

Sin embargo, los israelitas olvidaron su misión al mundo, se enorgullecieron demasiado por su conocimiento de la ley, y despreciaron a los gentiles. La gran mayoría llegó a creer que la salvación podía alcanzarse por el cumplimiento estricto de la ley mosaica. Esta, además, fue deformada, pues se crearon nuevas interpretaciones, reglamentaciones, excusas, atajos, etc., hasta que la carga llegó a serles muy pesada.

Jesús tuvo que interpretarles la ley a los judíos nuevamente, y explicarles el espíritu con que ésta había sido dada. Les mostró que la ley lo señalaba a Él y a la salvación sólo por la gracia de Dios al creer en su muerte expiatoria. Así, la ley, que debió ser un medio preparatorio para conducir a la fe en el sacrificio expiatorio de Cristo, fue considerada por los judíos como un medio para salvarse, y erraron el camino.

En cuanto el cristianismo comenzó a establecerse, los maestros judaizantes empezaron a inquietar a los nuevos cristianos, demandándoles el cumplimiento de la ley de Moisés. Esto originó el Concilio de Jerusalén, el cual dictaminó que los cristianos ya no tenían que cumplir la ley religiosa, ceremonial y civil, excepto unos cuatro preceptos prácticos, (Hechos 15:5-20).

Después de la conversión por fe en Cristo, el cristiano ya puede vivir de acuerdo con la ley moral, por la obra del Espíritu Santo en su corazón. Él produce amor y el amor cumple la ley, Romanos 13:9,10. El cristiano no es infalible, ni perfecto, pero al ser genuinamente nacido de nuevo, tiene un profundo deseo de agradar a Dios y es un deleite el cumplir sus preceptos morales.

3. En la ley de Moisés se incluye lo siguiente:

a.  La ley moral, cuyo resumen es el Decálogo o Diez Mandamientos, (Exodo 20:1-17; Deuteronomio 5:6-21).
Los primeros cuatro mandamientos del Decálogo contienen nuestros deberes hacia Dios. Los seis restantes, contienen nuestros deberes hacia nuestro prójimo. Hay muchos otros preceptos morales que son una ampliación del Decálogo, o sus aplicaciones a casos particulares minuciosos. Su propósito era formar un pueblo santo, ejemplo del mundo.
b.  La ley religiosa: ritos, sacrificios, ceremonias, lavamientos, purificaciones, preceptos higiénicos y dietéticos, ofrendas, etc., que se detallan desde Exodo a Deuteronomio. Su propósito era proveer salvación al pueblo, al anunciarle proféticamente a Cristo a través de sus diferentes tipos y alegorías.
c.  La ley civil: leyes sociales, prácticas humanitarias, consejos prácticos sobre la agricultura, economía, salubridad, etc. Su propósito era reglamentar todos los aspectos de la vida del pueblo escogido para hacerlo ordenado y próspero.
Por medio de la Ley, Israel y el mundo debían aprender sobre:

1.  La santidad de Jehová
2.  La pecaminosidad del hombre.
3.  La misericordia de Dios al proveer el sacerdocio y los sacrificios expiatorios por el pecado, profetizando a Cristo
4.  Reglas para una vida ordenada y próspera.

El papel de la ley:

1.  No anuló el pacto con Abraham de la salvación por gracia (Romanos 4:1-25: Gálatas 3:6-18).

2.  Se introdujo para producir la convicción de pecado (Romanos 35:19,20; 5:13-21; Gálatas 3:19-22).

3.  Fue como un ayo (niñero) protector hasta que llegó Jesucristo (Gálatas 3:24-26; 4:4-7).

4.  Fue una disciplina en preparación para recibir a Jesucristo (Gálatas 3:23; Colosenses 2:13-17; Hebreos 10:1).

RESUMEN

La Ley no puede ser cumplida totalmente por el hombre en sus propias fuerzas. Nunca fue dada como un medio de salvación, pues nadie es capaz de cumplirla con acabalidad, (Romanos 3:23). Sólo debía servir como una vara de medir para que el hombre viera cuán deficiente es en cuanto a comportarse de acuerdo con las altas demandas divinas, (Romanos 2:19). La intención de la Ley es mostrar que el hombre sólo puede ser salvo por gracia, por favor de Dios, por su misericordia, (Salmo 51:1).

La Ley sirvió también como un freno para gobernar la nación de Israel hasta la venida de Jesucristo; hasta el derramamiento de su Santo Espíritu a morar en el creyente y capacitarlo para vivir una vida santa espontáneamente, por amor a Dios y no por la amenaza de muerte que la ley repetía. La ley está llena de tipos, de símbolos y de lecciones espirituales sobre Cristo, anunciándolo y profetizando su obra de redención, (Hebreos 9:6-15).

Jesucristo sí cumplió toda la ley, (Gálatas 4:4,5; Mateo 3:15). Al morir en la cruz por los pecados del mundo, la justicia de la vida que él vivió se le adjudica a todo aquél que acepte su sacrificio expiatorio. La presencia de Jesucristo en el corazón, por su Espíritu Santo, produce amor, y el amor a Dios y al prójimo cumple la ley, (Romanos 13:9-10). Pero no es nuestro cumplimiento de la ley lo que nos salva, sino la justicia que Jesucristo vivió como hombre representando a toda la humanidad. Al aceptarlo a él, su justicia, su total cumplimiento de la Ley, nos es adjudicada, Dios nos mira como justos a través de Cristo; somos justificados y luego adoptados como hijos de Dios, (Romanos 5:1).
 

SALVACION COMPLETA POR LA SOLA Y SUFICIENTE EXPIACION POR LA SANGRE DE CRISTO

Jesús, nuestro Sumo Sacerdote y Cordero de la Pascua, presentó su misma sangre como expiación suficiente por nuestros pecados.

Juan 1:29, "... vio Juan a Jesús que venía a él, y dijo: He aquí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo".

Hebreos 2:17, "Por lo cual debía ser en todo semejante a sus hermanos, para venir a ser misericordioso y fiel sumo sacerdote en lo que a Dios se refiere, para expiar los pecados del pueblo".

Hebreos 9:12, "... y no por sangre de machos cabríos ni de becerros, sino por su propia sangre, entró una vez para siempre en el Lugar Santísimo, habiendo obtenido eterna redención".

Isaías 53:10, "Cuando haya puesto su vida en expiación por el pecado, verá linaje, vivirá por largos días, y la voluntad de Jehová será en su mano prosperada".

Romanos 3:24-25, "... mediante la redención que es en Cristo Jesús, a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe".

I Juan 4:10, "En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios sino, en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados".

Hechos 20:28, "... para apacentar la iglesia del Señor, la cual él ganó por su propia sangre".

Romanos 5:9, "Pues mucho más, estando ya justificados en su sangre, por él seremos salvos de la ira".

Efesios 1:7, "... en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su gracia".

Hebreos 9:22, "Y casi todo es purificado, según la ley, con sangre; y sin derramamiento de sangre no se hace remisión

I Pedro 1:2, ".... elegidos según la presciencia de Dios Padre en santificación del Espíritu, para obedecer y ser rociados con la sangre de Jesucristo".

I Pedro 1:18-19, "... sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata, sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación".

I Juan 1:7, "... la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado".

Apocalipsis 1:5, "... y de Jesucristo el testigo fiel, el primogénito de los muertos, y el soberano de los reyes de la tierra. Al que nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con su sangre".

Apocalipsis 5:9, "Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos; porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación".

El Cordero se menciona 29 veces en el libro de Apocalipsis.

Apocalipsis 7:14, "... y han lavado sus ropas, y las han emblanquecido en la sangre del Cordero".

Los arminiano-wesleyanos creemos que a través del sacrificio de Jesucristo, Dios proveyó gracia suficiente para dar salvación a toda la humanidad que ha existido y existirá, para los que oyen el evangelio y para los que no. Sin embargo, esta salvación se hace efectiva sólo en aquellos que creen.

I Juan 2:2, "Y Él es la propiciación por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo".

Todos los que fueron salvos antes del sacrificio expiatorio de Cristo, fueron salvos por gracia, por creer en la misericordia perdonadora divina, y que un día vendría el Salvador al cual apuntaban todos los sacrificios de animales, tipos proféticos del Cordero que un día Dios proveería.
 

LA FE Y LAS OBRAS

Lo que hace diferente al verdadero evangelio de las sectas y de otras religiones, es su énfasis en que la salvación es sólo por la fe en el sacrificio de Jesucristo. Las buenas obras de una vida moral no cuentan para obtener la salvación. Sin embargo, después de ser salvos, se espera que el fruto natural del cristiano sean buenas obras espontáneas, por medio del Espíritu Santo quien ha efectuado en él la regeneración.

1.  La salvación sólo por fe en Cristo:

Juan 1:12, "Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hijos de Dios".

Juan 3:16, "Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna".

Juan 5:24, "El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida".

2.  La vida de la persona salva es toda nueva:

II Corintios 5:17, "De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas".

3.  Por gracia, no por obras, sino para buenas obras:

Efesios 2:8-9, "Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras para que nadie se gloríe. Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas".

Las buenas obras que hagamos antes o después de creer en Cristo, no cuentan nada en absoluto para nuestra salvación. Esta la obtenemos sólo por aceptar el sacrificio expiatorio de Cristo en la cruz. Sin embargo, al nacer de nuevo genuinamente, comenzamos a ocuparnos de los asuntos de Jesucristo; comenzamos a servir en Su obra, y en servir al prójimo. Es el resultado natural de una legítima conversión. Al involucrarnos en uno o varios ministerios, crecemos y aprendemos más de Dios, y nuestra fe inicial se fortalece y enriquece. Así, pues, no somos salvos por obras, sino para buenas obras.

Tito 3:4-5, "Pero cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador, y su amor para con los hombres, nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo".

Romanos 3: 28, "Concluimos, pues, que el hombre es justificado por fe sin las obras de la ley".

Romanos 4:5, "... mas al que no obra, sino cree en aquel que justifica al impío, su fe le es contada por justicia. Como David habla de la bienaventuranza del hombre a quien Dios atribuye justicia sin obras".

Romanos 11:6, "Y si por gracia, ya no es por obras; de otra manera la gracia ya no es gracia. Y si por obras, ya no es gracia".

4.  Las obras muestran cuan profunda y genuina es nuestra fe:

Santiago 2:14-20, "Hermanos míos, ¿de qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras? ¿Podrá la fe salvarle?.. Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma. Pero alguno dirá: Tú tienes fe, y yo tengo obras. Muéstrame tu fe sin tus obras, y yo te mostraré mi fe por mis obras... ¿Mas quieres saber, hombre vano, que la fe sin obras es muerta?".
 

LA SALVACION PUEDE PERDERSE POR CAUSA DE LA INFIDELIDAD HUMANA

Hay una enseñanza que sostiene que una vez somos salvos, permanecemos siempre salvos. Algunos de los que creen así, abusan de esta enseñanza y se descuidan en su vida de santidad, por lo cual caen en tentaciones y vuelven a la vida de pecado. Los Amigos y muchas otras denominaciones sostenemos que el hombre conserva siempre su libre albedrío, y si, después de ser salvo, descuida su vida de santidad y comunión con Dios, puede caer y perderse. La base para asegurarlo se halla en pasajes como éstos.

I Corintios 9:27, "... sino que golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre, no sea que habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado".

Gálatas 5:4, "De Cristo os desligasteis, los que por la ley os justificáis; de la gracia habéis caído".

I Timoteo 1:19,20, "... manteniendo la fe y buena conciencia, desechando la cual naufragaron en cuanto a la fe algunos, de los cuales son Himeneo y Alejandro".

II Timoteo 4:17, "He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe".

Hebreos 3:14, "Porque somos hechos participantes de Cristo, con tal que retengamos firme hasta el fin nuestra confianza del principio".

Hebreos 6:4-6, "Porque es imposible que los que una vez fueron iluminados y gustaron del don celestial, y fueron partícipes del Espíritu Santo, y asimismo gustaron la buena palabra de Dios y los poderes del siglo venidero, y recayeron, sean otra vez renovados para arrepentimiento, crucificando de nuevo para sí mismo al Hijo de Dios y exponiéndole a vituperio".

Hebreos 11:6, "... deseamos que cada uno de vosotros muestre la misma solicitud hasta el fin, para la plena certeza de la esperanza".

II Pedro 1:16, "Por lo cual, hermanos, tanto más procurad hacer firme vuestra vocación y elección; porque haciendo estas cosas, no caeréis jamás".

II Pedro 2:20-22, "Ciertamente, si habiéndose ellos escapado de las contaminaciones del mundo, por el conocimiento del Señor y Salvador Jesucristo, enredándose otra vez en ellas son vencidos, su postrer estado viene a ser peor que el primero. Porque mejor les hubiera sido no haber conocido el camino de la justicia, que después de haberlo conocido, volverse atrás del santo mandamiento que les fue dado. Pero les ha acontecido lo del verdadero proverbio: El perro vuelve a su vómito, y la puerca lavada a revolcarse en el cieno".

II Pedro 3:17, "... guardaos, no sea que arrastrados por el error de los inicuos, caigáis de vuestra firmeza".

Apocalipsis 2:5, "Recuerda, por tanto, de dónde has caído, y arrepiéntete, y haz las primeras obras; pues si no, vendré pronto a ti, y quitaré tu candelero de su lugar, si no te hubieres arrepentido".