LECCIÓN No. 7  (regresar al índice)

EL HOMBRE

LECTURA DEVOCIONAL: Salmo 8
TEXTO PARA MEMORIZAR: I Corintios 2:11

LECTURAS DIARIAS

LUNES: Génesis 1:26-31.
MARTES: I Corintios 15:47-50
MIÉRCOLES: Apocalipsis 20:11-13
JUEVES: Romanos 7:23,24".
VIERNES: I Corintios 15:51-54
SÁBADO: Salmo 42:1-11
DOMINGO: II Corintios 5:6-9
 

PROPÓSITO

Definir, de acuerdo con las Sagradas Escrituras, qué es el hombre.

QUÉ ES EL SER HUMANO

1.  El hombre es una creación especial de Dios, para un propósito especial, y no es un producto de la evolución. Dios creó al hombre a su propia imagen, con conocimiento, justicia y santidad, y con señorío sobre toda la creación. También le dio libre albedrío, o libertad para escoger entre obedecer a Dios o no.

Génesis 1:26- 27, "Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza". Esta "imagen" se descubre principalmente en la naturaleza tripartita del ser humano y en su carácter moral. "Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó".

2.  En la Biblia anotada de Scofield, él comenta Génesis 1:26 así:

"El espíritu es la parte del hombre que conoce, I Corintios 2:11, que lo relaciona con la creación espiritual y le hace consciente de Dios. El término alma implica en sí mismo la posesión de una vida consciente, a diferencia de la vida vegetal, que es inconsciente". "El alma es el asiento de las emociones, de los deseos y afectos, (Salmo 42:1-6). En las Escrituras, el "corazón" es casi un sinónimo de "alma". Debido a que el hombre en su estado natural se caracteriza principalmente por lo que pertenece al alma o al ser físico, la palabra "alma" se usa con frecuencia como sinónimo de individuo; por ejemplo, Génesis 12:5.

El cuerpo, que puede separarse del espíritu y del alma, y se halla expuesto a la muerte, es, no obstante, una parte integral del hombre, como se demuestra en la enseñanza tocante a la resurrección (Juan 5:28-29; I Corintios 15:47-50; Apocalipsis 20:11-13). El cuerpo es el asiento de los sentidos (o sea los medios por los que el espíritu y el alma son conscientes del mundo que los rodea), y de la naturaleza caída proveniente de Adán, Romanos 7:23,24".

3.  El hombre "espíritu, alma y cuerpo", es una unidad indivisible:

I Tesalonicenses 5:23, "Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo".

Scofield dice: "El hombre es un ser tripartito. Que el alma y el espíritu humanos no son idénticos se comprueba por el hecho de que ellos pueden dividirse, (Hebreos 4:12)". "Dicho en breve, la distinción consiste en que el espíritu en el hombre es la parte por medio de la cual él conoce su mente, I Corintios 2:11; mientras que el alma es el asiento de los afectos, deseos y emociones, así como de la voluntad activa, el yo. La palabra neotestamentaria para espíritu (pneuma), al igual que ruach en el Antiguo Testamento, puede traducirse "aire", "aliento"; pero su significado predominante es espíritu", ya sea el de Dios (por ejemplo: Génesis 1:2; Mateo. 3:16) o el del hombre (Génesis 41:18; I Corintios 5:5).

Debido a que el hombre es espíritu, él es capaz de ser consciente de Dios y de comunicarse con Él, (Job 32:8; Salmo 18:28; Proverbios 20:27); debido a que es alma, él es consciente de sí mismo (Salmo 13:2; 42:5, 6, 11); debido a que es cuerpo, él tiene, por medio de sus sentidos, conciencia del mundo que lo rodea".

Job. 32:8, "Ciertamente espíritu hay en el hombre, y el soplo del Omnipotente le hace que entienda".

Eclesiastés 12:7

"Lámpara de Jehová es el espíritu del hombre, la cual escudriña lo más profundo del corazón".

4.  Los gnósticos y demás panteístas sostienen que el espíritu es una parte de Dios atrapada en el cuerpo físico del hombre, que ansía escapar y volver a Él, y, por lo tanto, el espíritu es salvo. Para sostener esta idea, algunos tuercen el versículo de Eclesiastés 12:7, "y el polvo vuelva a la tierra, como era, y el espíritu vuelva a Dios que lo dio".

La Biblia no enseña que el espíritu sea parte de Dios mismo. Sí enseña que es creado y que puede salvarse o perderse. Sólo van con Dios los espíritus de los salvos. Y ninguna doctrina debe basarse en un versículo aislado. Eclesiastés es un libro muy delicado para estudiar, y debe examinarse cuidadosamente.

5.  Al pecar el hombre, le vino la muerte; en el cuerpo físico: deterioro, envejecimiento y cesación de la vida; en el ser interior (espíritu y alma), la muerte espiritual: separación de Dios.
 

Romanos 5:12, "Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron".

6.  Al recibir a Jesucristo como Salvador, nuestro ser interior renace (es regenerado) por obra del Espíritu Santo:
 

Juan 3:5-6, "... el que no naciere del agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es".

7.  En el hombre santificado, el cuerpo físico es templo de Dios:

I Corintios 6:19, "O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros".

II Corintios 6:19, "Porque vosotros sois el templo del Dios viviente".

A pesar de la diferencia entre alma y espíritu, estos no se separan, sino constituyen el hombre interior, el cual sin Cristo está muerto, pero al recibir a Cristo renace a la vida. El cuerpo físico tiene que sufrir las consecuencias de la caída del hombre, o sea el pecado; se deteriora, envejece y muere. Pero al volver Jesús por su iglesia (el arrebatamiento), resucitará con una naturaleza incorruptible, y el ser humano se reintegrará como espíritu, alma y cuerpo, para vivir eternamente con Dios.
 

LA RESURRECCION DEL CUERPO FÍSICO DEL HOMBRE

1.  Habrá resurrección de los salvos y de los no salvos:

Hechos 24:15, "... teniendo esperanza en Dios, la cual ellos también abrigan, de que ha de haber resurrección de los muertos, así de justos como de injustos".

Juan 5:29, "... vendrá hora cuando todos los que están en los sepulcros oirán su voz; y los que hicieron lo bueno, saldrán a resurrección de vida; mas los que hicieron lo malo, a resurrección de condenación".

2.  El cuerpo físico actual de los cristianos, se destruirá por causa del pecado, pero resucitará glorioso e incorruptible. Pero aun en esta vida, el Espíritu capacita a los fieles a hacer morir las obras de la carne y vivir en santidad.

Romanos 8:10-13, "Pero si Cristo está en vosotros, el cuerpo en verdad está muerto a causa del pecado, mas el espíritu vive a causa de la justicia. Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros". "... mas si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis".

I Corintios 15:51-54, "... se tocará la trompeta y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados".

II Corintios 4:14, "... el que resucitó al Señor Jesús, a nosotros también nos resucitará con Jesús".

I Tesalonicenses 4:16, "... y los muertos en Cristo resucitarán primero".

3.  Los que estén vivos serán transformados:

I Corintios 15:51-53, "He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos transformados, en un momento, en un abrir de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados. Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad".

4.  La resurrección de los que rechacen a Cristo y su salvación, ocurrirá después del reino milenial de Cristo en la tierra.

Apocalipsis 20:5- 6, "Pero los otros muertos no volvieron a vivir hasta que se cumplieron mil años... Bienaventurado y santo el que tiene parte en la primera resurrección; la segunda muerte no tiene potestad sobre éstos, sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con él mil años".

5.  Tres clases de muerte:

Hay tres muertes: la muerte física, la muerte espiritual y la muerte segunda. La muerte física es la menos importante de todas; es la separación del cuerpo del espíritu y del alma. La muerte espiritual es la separación de Dios quien es la fuente de toda vida. La segunda muerte es la muerte espiritual que se prolonga por la eternidad y en el lago de fuego.

Nuestro Señor Jesucristo ha abolido la muerte espiritual y la segunda muerte para todos aquellos que han buscado protección bajo su sangre derramada. Y para éstos Él ha despojado aun a la muerte física de su terror; asegurándoles que si ellos mueren, estarán inmediatamente ausentes del cuerpo y presentes con el Señor, (II Corintios 5:6-9). Y, finalmente, aun la muerte física será abolida para los creyentes, porque se nos asegura que "no todos dormiremos", (I Corintios 15:51); es decir, que no todos moriremos. Los salvos que estén vivos cuando ocurra la venida del Señor, (I Tesalonicenses 4:13-18), serán transformados e irán al cielo sin haber muerto.

6.  La Biblia ataca la enseñanza de la reencarnación:

El hinduismo ha difundido entre millones de personas en el mundo occidental la creencia en la reencarnación, la cual enseña que al morir el cuerpo físico, el alma entra en un nuevo cuerpo que nace; no una vez, sino sucesivas veces, cientos de veces, hasta purgar sus pecados y alcanzar la paz o nirvana. La Biblia dice: "... está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio" (Hebreos 9:27).
 

LA SANIDAD DIVINA

Somos enfáticos en afirmar que Los Amigos sí creemos en la sanidad divina, es decir, en milagros de sanidad efectuados por Dios en el cuerpo humano, cuando es la voluntad de Él hacerlo. Pero no creemos que una persona será sanada en todos los casos. Algunas veces Dios ha decidido llamar a un hijo suyo a estar con Él y disfrutar de la vida eterna, y ninguna oración le restaurará la salud. En otros casos, Dios permitirá que el enfermo sea sanado y quede aún un tiempo más en esta vida con algún propósito.

La sanidad divina está incluida en la expiación, así como la salvación de nuestras almas para poder ir al cielo, Isaías 53:4,5 Pero no estamos aún en el cielo, por lo tanto, la sanidad divina es una bendición que gozamos sólo en parte, hasta que ocurra la total redención en el cuerpo, en la segunda venida de Cristo, cuando los muertos resuciten también incorruptibles para ya no sufrir nunca más deterioro, ni la muerte.

Mientras estemos en la tierra, y en este presente cuerpo físico, el envejecimiento, el deterioro y la enfermedad seguirán afectándonos. Todos los grandes santos de la historia del cristianismo gozaron de salud y de sanidades milagrosas temporales, pero finalmente murieron en la esperanza de la futura restauración del cuerpo físico al venir Jesús.

1.  La sanidad del cuerpo para el creyente está incluida en la expiación como una promesa que se ha cumplido parcialmente, pero que aún espera su final y total cumplimiento:

Romanos 8:19-23, "Porque el anhelo ardiente de la creación es el aguardar la manifestación de los hijos de Dios. Porque la creación fue sujetada a vanidad, no por su propia voluntad, sino por causa del que la sujetó en esperanza; porque también la creación misma será libertada de la esclavitud de corrupción, a la libertad gloriosa de los hijos de Dios. Porque sabemos que toda la creación gime a una, y a una está con dolores de parto hasta ahora; y no sólo ella, sino que también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, nosotros también gemimos dentro de nosotros mismos, esperando la adopción, la redención de nuestro cuerpo.

Hay muchos pasajes que apoyan nuestro derecho de orar para obtener sanidad sobre nuestros dolores y enfermedades mientras estemos en este cuerpo. Pero debemos recordar que la magnitud de la respuesta estará siempre en las manos del Señor, Él es sabio, absoluto, justo, amoroso y sobre todo, soberano.

2.  Jesús sanó a muchos de sus enfermedades.

Marcos 1:34, "Y sanó a muchos que estaban enfermos de diversas enfermedades".

3.  Los ancianos de la iglesia son llamados a ungir al enfermo y orar por él.

Santiago 5:14, 15, "¿Está alguno enfermo entre vosotros? Llame a los ancianos de la iglesia, y oren por él, ungiéndole con aceite en el nombre del Señor. Y la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará".

Hay enfermedades que vienen como castigo por pecados. En tal caso la persona debe reconocer primero su pecado, arrepentirse y pedir perdón por él, antes de orar por su salud.

4.  Otras veces las enfermedades vienen sólo para que se manifieste la gloria de Dios, que ocurra un milagro, y Dios sea enaltecido:

Juan 9:1-3, "Al pasar Jesús, vio a un hombre ciego de nacimiento. Y le preguntaron sus discípulos, diciendo: Rabí, ¿quién pecó, éste o sus padres, para que haya nacido ciego? Respondió Jesús: No es que pecó éste, ni sus padres, sino para que las obras de Dios se manifiesten en él".

5.  A veces una dolencia sirve para mantenernos humildes, y dependientes de Dios y, en esa forma, fuertes a la vez. Pablo no fue sanado de su principal dolencia:

II Corintios 12:7-9, "Y para que la grandeza de las revelaciones no me exaltase desmedidamente, me fue dado un aguijón en mi carne, un mensajero de Satanás que me abofetee, para que no me enaltezca sobremanera; respecto a lo cual tres veces he rogado al Señor, que lo quite de mí. Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo... porque cuando soy débil, entonces soy fuerte".

Los cristianos, por lo tanto, no deben ser avergonzados por quienes enseñan que si no son sanados es por su falta de fe.

"Y la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará; y si hubiere cometido pecados, le serán perdonados."