LECCIÓN No. 1  (regresar al índice)

LA SUPERIORIDAD DE LA PERSONA DE CRISTO

PARA ESTUDIO: Hebreos 1 – 2.
LECTURA DEVOCIONAL: Hebreos 1.
TEXTO PARA MEMORIZAR: Hebreos 2:14.

PROPÓSITO

 Analizar los elementos que comprueban la superioridad de la persona de nuestro Señor Jesucristo.

A.  CRISTO SUPERIOR A LOS ÁNGELES (Hebreos 1:1 – 2:1-18)

1.  DIOS HA HABLADO (Hebreos 1:1-4)
Los primeros cuatro versículos constituyen el prólogo de la carta.  Es aquí donde Dios afirma su autorrevelación en su Hijo visible e histórico.  La función del Hijo en la creación es la revelación, la providencia y la redención.
a.  Dios nos ha hablado a través de los profetas.  El versículo 1 dice: “Dios habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas”.  Desde el principio de esta carta, el escritor está dispuesto a ayudar a sus compatriotas vacilantes a escuchar y a seguir el mensaje de Dios expresado en su Hijo Jesucristo.  El mensaje es el mayor de todos los que ellos habían escuchado.  Es un mensaje perfecto y con finalidad de ultimátum.  “Aunque los tiempos y los métodos variaron mucho, el medio fue uniforme: fue dado por los profetas”, (Beacon, p. 32 y 84).

b.  La perfecta revelación de Dios (v. 2).  El versículo en mención dice: “En los postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo”.  El contraste que encontramos entre el versículo 1 y 2 son: El primero habla de “otro tiempo”; el segundo, de “estos postreros días”.

Los teólogos le han dado mucha importancia al tema del tiempo de Dios.  Le llaman tiempo de Dios a la aparición de nuestro Señor Jesucristo por segunda vez.  Debe aclararse aquí que los teólogos conservadores y centrados, nunca establecen fechas para la aparición de nuestro Señor Jesucristo.  Cristo dijo que ni Él mismo sabía cuando sería su venida.  En cambio, los que han insistido en establecer un tiempo cronológico han caído en errores de datos, ya que ningún ser humano conoce el calendario de Dios.  Lo que sí es importante es que nosotros los creyentes vivamos la vida santa mientras tengamos la oportunidad de arrepentirnos y consagrarnos al Señor.

El hombre como pecador, lleva una vida en tiempo existencial perdido; y el propósito de Dios es salvar al hombre del tiempo de existencia perdido a un tiempo de existencia redimido.  Cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley, (Gálatas 4:4).  El punto principal aquí es que la “reciente revelación en el Hijo, es también un acontecimiento histórico.  Tenemos aquí la revelación completa y culminante de Dios: Jesucristo es la Palabra total y definitiva de Dios para el hombre.

En estos postreros días, Dios nos habla por la Palabra de nuestro Señor Jesucristo, pero también nos habla por los acontecimientos de su ministerio redentor: su concepción, su nacimiento, su vida, su muerte, su resurrección y su ascensión a los cielos.  Todo esto es determinante y fundamental para nuestra fe evangélica.

2.  JESUCRISTO ENCARNADO (Hebreos 1:3)
     La redención se identificó con la persona de Cristo.  Esto era lo que necesitaban comprender los hermanos hebreos.  La cruz fue un interludio entre la gloria preexistente de Cristo y su gloria después de su muerte.  La cruz era una ofensa para los judíos.  Por eso los que habían creído en las buenas nuevas del evangelio, les estaba costando entender ese interludio de la cruz.  Estaban a punto de avergonzarse de ella, porque hasta cierto punto era una aparente señal de derrota y debilidad, en lugar de triunfo y poder.  Por eso el evangelio de la cruz es el concepto maestro del apóstol Pablo.

     Cuando Pablo les escribió a los hermanos de Corinto, insistió que no pueden separarse del elemento medular: la cruz.  El mensaje de la cruz era el fundamento de su fe, y, además, dicta su estilo de vida.

     La redención en la muerte de Jesús, no estaba sólo en el hecho, sino en la identidad de su persona.  Por eso en estos versículos introductorios identifica cuidadosamente la persona de Cristo.

a.  ¿Quién es este Hijo? Es el agente del poder de Dios (vss. 1-2).  En este hecho vemos su posición preencarnado como Agente del poder creador de Dios.  “Por quien asimismo hizo el universo”.  Como heredero de todo, Jesús es poseedor legal.  El vino no a negociar con el diablo, sino a derrotarlo con su propia muerte y a reclamar lo que le pertenece (2:8-15).

b.  Cristo es la expresión de la persona esencial de Dios (1:3 a,b).  Está claro que este Hijo no es sólo un agente, sino que es parte de la Deidad misma:  El Hijo es Dios.  (a) Es el resplandor de su gloria.  (b) Es la imagen misma de su sustancia.  El Hijo es la exacta revelación y expresión visible y concreta de Dios.

c.  Él es el brazo de la providencia sustentadora de Dios (1:3c)  El Hijo no sólo es agente de la creación, sino también el Agente de la providencia.  Él sustenta todas las cosas con la Palabra de su poder.  Aquí vemos el poder de su Palabra para la manifestación de su providencia.  “Quiero, sé limpio, dijo Él.  Y al instante su lepra desapareció” (Mateo 8:3).  “¡Lázaro, ven fuera!” y el que había muerto salió” (Juan 11:43,44).  “Entonces levantándose reprendió a los vientos y al mar; y se hizo grande bonanza” (Mateo 8:26).

     Aquel que es el Señor de los planetas y las estrellas, es también el Señor de las diferentes circunstancias de nuestra vida.

3.  CRISTO, EL SEÑOR VICTORIOSO (Hebreos 1:3e – 2:1-4)
a.  Reasunción del trono (1:3e).  “Se sentó a la diestra de la majestad en las alturas”.  Todo lo demás modifica, identifica y específica su obra aquí en la tierra.  Estar sentado en la diestra del Padre simboliza su lugar como Rey para ejercer su pleno poder de abogado (Mateo 28:18).

b.  Su superioridad sobre los ángeles (1:4-14).  En el versículo 4 se demuestra su superioridad, y en el versículo 5 al 14 se afirma esa superioridad a los ángeles.  1) La Superioridad demostrada.  El Dios hombre como tal ganó el derecho de ocupar el honroso lugar y rango.  Fue declarado superior a los ángeles a raíz de su victoria pública.  En este sentido es superior a los ángeles.  2) Su superioridad es probada por las escrituras (vss. 5-14).
El autor de la carta, para demostrar a sus lectores toma en cuenta seis citas:  Salmo 2:7, “Mi Hijo eres tú, yo te he engendrado hoy”.  Esto indica que debe ser reconocido como Hijo de Dios.  II Samuel 7:14, “Yo le seré a él padre, y él me será a mí hijo...”.  Léase también: Deuteronomio 32:43; Salmo 45:6-7; 104:4; I Crónicas 17:13.

En Hebreos 1:7 dice que hace a sus ángeles espíritus y a sus ministros llamas de fuego.  De hecho los ángeles son espíritus y tienen cierto poder que Dios les ha dado.  Pero el Hijo reina sobre un trono por los siglos de los siglos (v. 8).

Hebreos 1:10-12 hace referencia al Salmo 102:25-27.  Se refiere a nuestro Señor Jesucristo.  Hebreos 1:13 hace referencia al Salmo 110:1.  Esto demuestra que Jesús era mucho más que el Hijo de David.

V. 14.  Los ángeles están constantemente ocupados ministrando a aquellos que serán herederos de la salvación, es decir, a los creyentes cristianos.  Es un gran consuelo saber que el verdadero cristiano no sólo tiene al Hijo y al Espíritu Santo como su abogado, sino también la ayuda personal de los ángeles.  El cuidado que debemos tener es no clamar a los ángeles como los de la nueva era.  La Biblia prohíbe clamar y adorar a los ángeles.  Debemos orar a Dios a través de Jesucristo para que el vea si nos envía su ángel o no.


B.  POR TANTO, UNA SALVACIÓN SUPERIOR (Hebreos 2:1-4)

Aquí encontramos todo el interés de la carta.  Si el Hijo es superior a los ángeles, es necesario que con más diligencia atendamos a las cosas que hemos oído.  La palabra “Atendamos” está en tiempo presente.  Esto indica la necesidad de una continua y vigilante atención.  El cuadro que tenemos en las palabras “no sea que nos deslicemos” es el de un navegante descuidado y negligente que está en peligro de deslizarse más allá del puerto seguro y ser arrastrado hacia el mar.

Muchas son las maneras en que los cristianos pueden apartarse del puerto seguro que es Cristo.  Veamos algunos:  En los Vss. 3-4, encontramos el peligro del descuido.  Los cristianos están en el peligro de menospreciar esta gran salvación por las siguientes razones:  1) por que todavía en gran parte es invisible y espiritual.  2) Debido a las diversas influencias del mundo que nos rodea.  3) Debido a la tendencia incrédula de la mente, (Beacon).


C.  EL DESTINO DEL HOMBRE (2:5-8)

1.   El hombre en el mundo venidero (v. 5).  El hombre por la gracia de Dios, tiene la oportunidad de vivir feliz en el mundo venidero.  Esto sucederá cuando Cristo establezca su reino eterno, el cual no tendrá fin.

En cuanto a la creación del hombre, vemos que fue hecho poco menor que los ángeles.  Fue puesto por Dios para gobernar y administrar la creación (Hebreos 2:6-8; Salmo 8:4-6).  Todo esto revela el lugar del hombre en el plan de Dios.  Tenía el encargo de subyugar y gobernar esta tierra en representación de Dios.  Esto lo convierte en un mayordomo y responsable de toda la creación (Génesis 1:26-29).

2.   La gloria del hombre cumplida en Jesús (v. 9).  El honor que el hombre perdió en el huerto del Edén, se cumplió en Jesús.  Él ahora es coronado de gloria y de honra a la diestra de Dios Padre, delante de los ángeles y en el corazón de sus discípulos.

3.   El costo de la libertad del hombre (vss. 10–18).  El versículo 9, declara el propósito del padecimiento del Hijo de Dios.  “Para que por causa del padecimiento de su muerte” destruir a Satanás y libertarnos del pecado.

a.  Vss. 10-14. Se necesitaba un Salvador como Jesús porque la tarea era llevar muchos hijos a la gloria (v. 10).  Pero estos “muchos” debían parecerse a Cristo, tanto en sus aflicciones como también en su santidad.  Él es Salvador y a la vez, ejemplo (Beacon).  Él se pone al frente para limpiar y hacer el camino, pero en realidad, Él mismo es el camino.

El versículo 11, nos da dos razones fundamentales para nuestra santificación: Cristo es el que santifica; los creyentes deben ser santificados.  Ambos deben ser santos para tener compañerismo.  Richard S. Taylor, escribe: “Jesús, el Dios-hombre, por la encarnación, comparte con el hombre la paternidad de Dios como creador; al santificar a sus propios discípulos, comparte con ellos la santidad del Padre, se establece por ello mismo un parecido de familia.  Por lo cual no se avergüenza de llamarlos sus hermanos”.

b.  El propósito de la muerte de Cristo (vss. 14-15).  “Y el verbo se hizo carne” (Juan 1:14).  Se hizo hombre para poder salvar a la humanidad perdida.  En su muerte destruyó al que tenía el imperio de la muerte, esto es el diablo (v. 14).  La muerte de Jesús no fue incidental, sino indispensable.

c.  Jesús, el perfecto sumo sacerdote (vss. 16-18).  La muerte de Jesús tiene dos significados:  Uno para que como Salvador, nos librara del poder de Satanás, y el otro, como sumo sacerdote nos librara de la justa condenación de Dios.


CONCLUSIÓN

1.   Si Jesús hubiera sido un ángel no hubiera podido tener un ministerio sacerdotal con todas sus implicaciones.

2.   El ministerio sacerdotal de Cristo tiene dos aspectos:  Hacia Dios en el sentido propiciatorio.  Hacia el hombre en el sentido pastoral (vs. 18).  Nosotros como ministros de Cristo, debemos correr en ayuda de aquellos que claman por ayuda.