LECCIÓN No. 6  (regresar al índice)

EL SACERDOCIO DE LA PERFECCIÓN

PARA ESTUDIO: Hebreos 7.
LECTURA DEVOCIONAL: Hebreos 7.
TEXTO PARA MEMORIZAR: Hebreos 7:22.

PROPÓSITO

 Analizar las bases que hacen de Jesús un Sumo Sacerdote Perfecto.

INTRODUCCIÓN

     El autor de Hebreos procura convencer a los cristianos acerca de tres cosas básicas.  Primero, el sacerdocio de Cristo destruye y desplaza completamente la estructura del sacerdocio judío y el culto del templo.  Ya no es posible contemporizar el sistema antiguo con el sistema del sacerdocio de Cristo.  Segundo, Cristo en su sacerdocio inauguró un Nuevo Pacto entre Dios y su pueblo, haciendo del antiguo pacto algo obsoleto así como sus formas rituales y sacerdotales.  Tercero, la persona y obra de Cristo son definitivas, y cancelan toda otra opción.  Por eso, habiendo conocido a Cristo no pueden volver atrás.

     En esta parte, el escritor hace una proposición lógica y exegética destinada a romper totalmente cualquier dependencia con el judaísmo, o cualquier otro sistema.  Esta propuesta nos ayuda contra las tendencias judaizantes y también contra el catolicismo o cualquier sistema que intente sustituir o agregar a la salvación ganada por nuestro bendito y salvador Jesucristo.

     El escritor hace su razonamiento completamente judío.  Muchos de sus elementos tienen afinidad con el helenismo judío alejandrino, tal como está representado en Filón, pero otros son compatibles con la hermenéutica rabínica de Jerusalén.

A.  EL ORDEN DE MELQUISEDEC (Hebreos 7:1-7)
     En los dos primeros versículos, hace una relación con Génesis 14:18-20 para luego hacer su interpretación de este misterioso personaje llamado Melquisedec.

EL FUNDAMENTO DE SU SACERDOCIO (7:2-3)

     Se ve el significado de su nombre: 1) Rey de Justicia.  2) Rey de Salem.  Esto es Rey de paz.  Aquí encontramos una relación tipológica con Cristo.  Es un recordatorio en que la paz sigue a la justicia.  En el versículo 3 encontramos que Melquisedec, no seguía el orden levítico como correspondía a todo sumo sacerdote; dice que sin padre ni madre, sin genealogía, que ni tiene principio de días, ni fin de vida.  3) En la mente de un judío educado era inconcebible que sirviera como sacerdote alguien que no fuera hijo de sacerdotes y de familia levita.  Sin embargo, fue Moisés el escritor inspirado quien calificó a Melquisedec como Sacerdote del Dios Altísimo (Génesis 14:18).  Fue así reconocido aunque le faltaran las credenciales legales.  No tenía una ascendencia oficial.  No había registro de la fecha de su nacimiento y de su muerte.  En este sentido era hecho semejante al Hijo de Dios que no tenía ascendencia sacerdotal para ser reconocido oficialmente.

     El punto principal es que Melquisedec “permanece sacerdote para siempre” (vs. 3).  “Esta es la proposición fundamental” (Beacon).  Las ideas principales que el escritor desea enfatizar son: (1) que se trata de un orden sacerdotal ciertamente no levítico.  (2) Es un orden superior.  (3) Es un sacerdocio que se caracteriza por la perpetuidad.

     Sowers entiende “que Hebreos atribuye al ‘para siempre’ del Salmo 110:4 literalmente a Melquisedec lo mismo que a Cristo. A diferencia de los sacerdotes mortales, Melquisedec vive (7:8).


B.  LA GRANDEZA DE SU SACERDOCIO (Hebreos 7:4-10)

     “Considerad, pues, cuan grande era este, a quien aun Abraham el patriarca dio diezmos del botín” (vs. 4).  El propósito aquí es mostrar la superioridad del orden sacerdotal de Melquisedec sobre el sacerdocio levítico.  El sacerdocio de los descendientes de Leví es igualmente grande; pero el hecho de que Abraham diera diezmos a Melquisedec, era un reconocimiento de su sacerdocio.

     “Pero aquel cuya genealogía no es contada de entre ellos, tomó de Abraham los diezmos y bendijo al que tenía las promesas” (vs. 6).  Este argumento es decisivo porque sin discusión alguna, el menor es bendecido por el mayor (vs. 7).  Esto es evidente, pues es el padre que bendice a su hijo.  Es el sacerdote el que bendice a su pueblo.  Al pagar Abraham sus diezmos, estaba rindiendo un homenaje.  Era un acto religioso.  Al recibir la bendición de Melquisedec, estaba aceptando la posición de beneficiario.  Entonces en ambos sentidos resultaba subordinado de Melquisedec.  “Sin embargo, a él era a quien Dios había dado promesas de grandeza racial y utilidad mundial a través de su simiente” (Beacon).  Entonces se entiende que esas promesas estaban sometidas a la bendición de Melquisedec.  Veremos la profunda implicación que la carta esta sacando de principio a fin.

     Él contraste entre Leví y Melquisedec es grande.  Los sacerdotes levitas son mortales; pero aquel antiguo Melquisedec parece ser que vive (vs. 8).  Según el Salmo 110:4.  Se entiende que el sacerdocio de Cristo por el orden de Melquisedec es eterno.

     El escritor le da gran importancia de que el orden sacerdotal de Melquisedec eclipsa (oculta) al sacerdocio levítico.


C.  EL VIEJO ORDEN DESPLAZADO (Hebreos 7:11-22)

1.  LA IMPORTANCIA DEL ORDEN LEVÍTICO (Hebreos 7:11)

     “Si, pues, la perfección fuera por el orden levítico” (vs. 11).  Recordamos que el punto principal es la perfección que en este contexto se define como comunión perfecta entre Dios y el adorador” (AMP. N. T.).  Esta es una delineación exacta, desde el punto de vista del Santísimo.  Pero incluye también (como se ve en el concepto del Nuevo Pacto) la santificación personal, única que puede proveer una base moral para esa comunión.  “Se da por sentado que tal perfección es necesariamente por su misma naturaleza, la meta y fin de la religión.  En la medida en que cualquier sistema (incluido el levítico) no alcanza a proveer tal perfección, es inadecuado y temporal” (Beacon).

     Los judíos creían que su acceso a Dios mediante el culto de su templo representaba el nivel más alto de sus posibilidades de perfección.  Si esto fuera así ¿qué necesidad habría aún de que se levantara otro sacerdote, según el orden de Melquisedec? (vs. 11).  La respuesta a esta pregunta es lógica.  Y es un certero golpe teológico al sistema judío levítico.  El sistema levítico tuvo su oportunidad para demostrar su eficiencia, pero no fue posible.
 

2.  La ley mosaica fue anulada (Hebreos 7:12-19)

     Al cambiar el sacerdocio, era necesario que hubiera cambio de ley también (vs. 12).  Detrás del orden del sacerdocio levítico del sacerdocio estaba todo el sistema legal mosaico.  Si Dios estaba haciendo obsoleto el orden sacerdotal aarónico por un nuevo orden, también hacía obsoleto el sistema legal del cual se deriva su autoridad.  Esto es muy radical para los hebreos cristianos a quienes se les esta escribiendo.  Pero esto es aún más evidente si a semejanza de Melquisedec, se levantara un sacerdote distinto, no constituido conforme a la ley meramente humana, sino según el poder de una vida indestructible.  Pues se da testimonio de él: “Tú eres sacerdote para siempre, según el orden de Melquisedec”.  Queda, pues, abrogado el mandamiento anterior a causa de su debilidad e ineficacia.  Por cuanto la ley nada perfeccionó, se introdujo una mejor esperanza por la cual nos acercamos a Dios (vss. 15-19).  El Salmo 110:4, resulta ser un yunque indestructible sobre el cual el sistema mosaico ha sido destruido.

     El énfasis de la interpretación de este capítulo no debiera ponerse en el hombre, Melquisedec, como un personaje histórico misterioso, sino en el orden o clase de sacerdocio que Él representa.  Si tratamos de escribir 7:3 y 8, literalmente al hombre, nos sumimos en dificultades que no se pueden solucionar;  pero si los escribimos al orden que el hombre representa, no tenemos problemas serios.  Debemos recordar que el único pasaje que saca a Melquisedec de la oscuridad a la significación doctrinal es el Salmo 110:4 que dice: “Juró Jehová y no se arrepentirá”.  “Tú eres sacerdote para siempre según el orden de Melquisedec.  Atribuye esa significación solamente a su papel como tipo del sacerdocio de Cristo.  La persona importante en el Salmo 110:4, no es Melquisedec, sino “Tú” (Cristo).  Y la única idea inevitablemente comunicada es que el Mesías había de servir como sacerdote y también como Rey, una nueva clase de sacerdote, destruyendo y desplazando el orden aarónico, así como una nueva clase de Rey (Beacon).

     Esta es una gran declaración para comprender por qué Jesucristo es el nuevo Sumo Sacerdote, autor de un Nuevo Pacto.


D.  LA INAUGURACIÓN DE UN MEJOR TESTAMENTO (Hebreos 7:20-22)

     El escritor de los Hebreos continúa sacando más implicaciones de su texto favorito (Salmo 110:4).  Le faltan dos puntos de su exposición.

1.  Jesús es hecho fiador de un mejor pacto (v. 22).  La importancia de este hecho es que los otros ciertamente sin juramento fueron hechos sacerdotes (v. 21).

2.  ¿Quién hace el juramento?  “Juró el Señor y no se arrepentirá: Tú eres sacerdote para siempre, según el orden de Melquisedec” (v. 21).  Es Dios el que toma el mismo juramento, prometiendo establecer el sacerdocio individual del Hijo para siempre.  Semejante obligación nunca fue asumida en el caso de Aarón.  Por ese tipo de juramento, Jesús se convierte en el fiador de Dios de este Nuevo Pacto, y mejor Pacto.

3.  Una salvación perfecta en un salvador perfecto (7:23-28).  La manera como el escritor une sus argumentos es decisivo.

a.  Un poder perfecto para salvar (7:23-25).  La diferencia entre el nuevo sacerdocio de Cristo y el antiguo no sólo reside en el hecho de su juramento, sino en el hecho confirmado por los hechos de la historia.  Los otros sacerdotes llegaron a ser muchos debido a que por la muerte no podían continuar (vs. 24).  Más éste (Cristo), por cuanto permanece para siempre, tiene un sacerdocio inmutable (vss. 24, 60).  Si Cristo vive para siempre, su sacerdocio no termina.  No habrá otro sacerdote que le suceda.  Él es el último.  Por lo cual puede salvar perpetuamente a los que por Él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos (vs. 25).  Porque vive siempre, puede salvar siempre a cada pecador en cada generación, y en toda situación de necesidad en cualquier lugar.  Sus recursos son inagotables.  El poder para salvar está en Él mismo; porque vive, el poder siempre está allí.

Es significativa la conexión entre su poder para salvar y su intercesión. Él vive con ese propósito.  “Para defender su causa” (Muller).

“Cristo nos asegura no sólo la liberación de la sentencia de muerte que merecemos por nuestros pecados, sino de la depravación de nuestra naturaleza” (Beacon).  Las palabras “salvar perpetuamente” muestran el grado de esta liberación.  Veámoslo con mucha dedicación porque muestran claramente que “la salvación perfecta de la condenación implica perfecta salvación de todo pecado”.  “Todo pecado en el corazón del creyente es prueba de una salvación imperfecta, y el defecto debe estar en el salvador o en el creyente” (Beacon).

b.  Una persona perfeccionada que salva (7:26-28).  El escritor considera que ha dicho suficiente sobre el sacerdocio de Melquisedec, y que tiene que decir mucho más acerca de Aquél a quien el Padre se dirigió en ese notable pronunciamiento.  “Jesús es nuestro Sumo Sacerdote, y Él sólo es suficiente para nosotros, porque Él sólo llena todos los requisitos establecidos” (Beacon).  “Porque de tal sumo sacerdote nos convenía (vs. 26), “es decir, era exactamente adecuado para todas nuestras necesidades”.  ¿En qué sentido?  Por que Él es Santo, inocente, sin mancha, apartado de los pecadores y hecho más sublime que los cielos (vs. 26).  Son señales que atestiguan sobre sus condiciones de su carácter y su persona.  “Santo” en el corazón; “inocente” en su conducta y “sin mancha” en su conciencia.  Estas cualidades de perfección en su persona, deben animarnos a seguir su ejemplo.  Las dos últimas señales hablan elocuentemente del perfecto cumplimiento de su función, y llegan a ser más sublimes que los cielos (vs. 26).  Esta separación posiblemente sea una referencia al aislamiento de ocho días que debía guardar el sumo sacerdote antes de hacer expiación una vez al año en el lugar santísimo. La separación de Cristo de los pecadores fue moral, no social; fue de toda la vida, no transitoria.  Él estaba capacitado para entrar al lugar santísimo por nosotros.

Debido a la naturaleza de su carácter personal, “no tiene necesidad cada día, como aquellos sumos sacerdotes, de ofrecer primero sacrificios por sus propios pecados, y luego por los del pueblo” (vs. 27).

Precisamente por tener que realizar este ritual diario de sacrificio como suplemento del gran día de expiación, el sistema levítico era ineficaz.  La razón era que el hombre peca constantemente.  Pero en Jesús no es necesario el ceremonial antiguo.  Jesús hizo este sacrificio de una vez para siempre, ofreciéndose Él mismo (vs. 27).  En el sistema antiguo, el sacerdote primero ofrecía un sacrificio por él mismo, o sea, por su propio pecado; y luego ofrecía el sacrificio por el pueblo.

La ley constituía como sacerdotes a simples hombres débiles (vs. 28).  La palabra “débil” se refiere a la condición de los sacerdotes humanos que tenían que ofrecer un sacrificio por sus pecados.

La palabra del juramento posterior a la ley reemplazó y abrogó a la ley.  Cristo es el Hijo perfecto de Dios para siempre (vs. 28).  La perfección de Cristo debe verse como el contraste con la imperfección y enfermedad pecaminosa humana.  La superioridad de Cristo como Sumo Sacerdote radica en el hecho de estar libre de pecado.

El autor de Hebreos nos ha llevado paso a paso, hasta avanzar al corazón mismo de la obra y ministerio de Cristo por nosotros.  Sus unidades de pensamiento parecen cadenas que se entrelazan.

Hasta aquí nos hemos dado cuenta que Cristo es superior a los ángeles.  Como Hijo, es superior a Moisés, como Sumo Sacerdote es superior a Aarón y a Abraham.  Ahora se ve que esa superioridad dio inicio la inauguración de un Nuevo Pacto, y superior al antiguo.