LECCION No. 3  (regresar al índice)

EL EVANGELIO ES PARA TODOS

PARA ESTUDIO: Gálatas 3.
LECTURA DEVOCIONAL: Salmos 67.
PARA MEMORIZAR: Gálatas 3:28.

LECTURAS DIARIAS

LUNES: El Evangelio es de Dios. Gálatas 1:6-12.
MARTES: Hombres de Fe.  Gálatas 3:6-14.
MIERCOLES: Hijos de Dios.  Gálatas 3:21-29.
JUEVES: Dios es Imparcial.  Hechos 10:34-43.
VIERNES: La Salvación es Universal.  Romanos 1:8-17.
SABADO: El Evangelio une a los Hombres.  Hechos 10:24-29.
DOMINGO: La Bendición Divina es para Todos. Salmos 67.
 

PROPOSITO

 Mostrar que no sólo un hombre, sino todos los hombres pueden ser justificados delante de Dios.
 

PARA DISCUSION Y ESTUDIO

1.  ¿Qué quiere decir: "todos vosotros sois uno en Cristo?

2.  ¿Cumplió Dios la promesa de que en Abraham serían benditas todas las naciones?  Comente.

3.  La categórica afirmación bíblica de que "el justo por la fe vivirá", ¿Indica que no debemos hacer buenas obras, sino conformarnos?  Discuta.

4.  Delante de Dios todos los humanos son iguales.  ¿Es esto justo?  Discuta.
 

EXPOSICION DE LA LECCION

INTRODUCCION

 Con la lección de hoy interrumpiremos la narración de los hechos acerca del extendimiento del cristianismo, con el propósito de considerar un principio fundamental del evangelio.  Este principio es triple.  1) Todos los hombres son declarados pecadores delante de los ojos de Dios, "la Escritura lo encerró todo bajo pecado" (Gálatas 3:22; Romanos 3:23).  2) Todos los hombres pueden ser justificados por medio de la fe en Cristo para la remisión de pecados, "El Justo por la fe vivirá" (Gálatas 3:11).  3) La justificación por medio de Cristo tiene su fundamento en el sacrificio que El realizó para nuestro beneficio.  "Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición (porque está escrito: Maldito todo el que es colgado en un madero)" (Gálatas 3:13).

 La afirmación de este principio triple, presenta claramente que la justificación está al alcance y es aplicable a toda la humanidad, sin importar color, sexo o casta (Gálatas 3:28).  Ningún hombre en su estado caído posee las facultades necesarias para guardar la ley moral de Dios.  Pero a cada hombre se le ha dado la facultad de creer, ejercitar la fe para obtener la justicia (Efesios 2:8).

 Esta nueva religión se separaba diametralmente de su pasado inmediato.  Era revolucionaria en carácter en lo que tocaba al judaísmo, ya que el judaísmo sostenía que la salvación era sólo para los judíos.  Así que ahora los seguidores de Cristo proclamaban que la salvación era para los judíos y gentiles por igual, pues Jesús había roto "la pared intermedia de separación" entre ambos, haciéndolos uno (Efesios 2:14).

 Los apóstoles se mantuvieron firmes en su lealtad al Maestro, y dentro del marco del orden social existente, proclamaron valientemente su mensaje de poder guiados por el Espíritu Santo (Hechos 4:33).  El mensaje, espíritu y métodos de la iglesia cristiana primitiva son frecuentemente hechos a un lado por las actividades revolucionarias de algunos llamados líderes religiosos de nuestro tiempo.  Tengamos cuidado de moldear nuestra proclamación del evangelio como patrón del programa del primer grupo de creyentes.

I.  PRUEBAS DE PABLO PARA LA FE
    (Gálatas 3:1-14)

1.  OIR CON FE (v. 2).

 Los gálatas habían llegado a ser cristianos por medio de oír y aceptar el mensaje del evangelio.  El Espíritu Santo principió inmediatamente su obra de justicia en ellos. Sin embargo, fueron "fascinados" por falsos maestros al hacerlos creer que serían salvos por la fe en Cristo, pero que ésta tenía que suplantarse con buenas obras (incluyendo la circuncisión).  Pablo desafía a los gálatas cristianos con la siguiente pregunta: "¿Habiendo comenzado por el Espíritu, ahora vais a acabar en la carne?" (V. 3).  La respuesta es obvia.  Martín Lutero sugiere que con ese desvío ellos estaban crucificando a Cristo otra vez.  Su fracaso de querer confiar en su propia justicia es demostrado con toda claridad.

2.  ABRAHAM CREYO (v. 6).

 Dios había hecho un pacto con Abraham que de su simiente, la cual es Cristo (v. 16), todas las naciones de la tierra serían benditas -serían redimidas de la maldición por el pecado (v. 10).  Abraham creyó la Palabra del Señor.  Eso era todo lo que podía hacer; pues ni él había tratado de conseguir el pacto ni tampoco se lo merecía.  Dios se agradó y su fe fue contada por justicia (v. 6).

 Sin embargo, los judaizantes contendían que la justicia se lograba solamente por medio de guardar la ley de Moisés.  Pablo muestra su punto de vista al probarles que aquello era absurdo, ya que la ley había sido dada 430 años después que Abraham había sido declarado justo solamente por el mero hecho de haber creído la promesa (v. 17).  Luego el apóstol añade que la ley no anuló el pacto, porque la promesa fue hecha y confirmada por la máxima autoridad posible, el juramento de Dios.  La promesa estuvo firme hasta que llegó el cumplimiento de los tiempos (Gálatas 4:4).

 Cual fue el propósito de la ley, pregunta Pablo.  La ley fue dada para fortalecer la necesidad de la realización de un camino de redención de la ley rota (vrs. 10, 13).  La ley fue dada para probar que todos los hombres son pecadores (v. 22), y termina con las palabras siguientes: "De modo que los de la fe son bendecidos con el creyente Abraham" (v. 9).

3.  "POR LA FE" (v. 11).

 Pablo regresa otra vez al Antiguo Testamento para respaldar su posición; esta vez al profeta Habacuc.  El apóstol recalca que el que se justifica a sí mismo no está en lo correcto, pues está lleno de orgullo (2:4).  Pero el justo por la fe vivirá, ya que éste sabe que la promesa será cumplida (2:4).  Pero "La ley no es de fe, sino que dice: El que hiciere estas cosas vivirá por ellas" (v. 2).  Con la ley, el énfasis está en el hacer.  Con la fe, el énfasis está en las promesas de Dios.  El asunto está bien claro para Pablo; la justificación es por la fe o no es de la promesa (v. 18).

 Este versículo es mencionado en otros dos lugares del Nuevo Testamento.  Pablo lo usa en Romanos 1:17, donde él declara que el plan de Dios para impartir su justicia es un proceso principiado y continuado por fe.  En Hebreos 10:35-39 se usa con un énfasis diferente, se recalca la fidelidad a la fe.
 

4.  TODO BAJO PECADO (vrs. 10, 22).

 En estos versos, el apóstol presenta la verdad de la inhabilidad del hombre de guardar la ley como evidencia de que las buenas obras no nos pueden justificar.  Las Escrituras declaran que cualquiera que quiere vivir bajo la ley se compromete a guardar toda la ley (v. 12).  Pero todos los hombres están bajo la maldición por que no viven de acuerdo a lo que está escrito en la ley (v. 10).  Por consecuencia, "la Escritura lo encerró todo bajo pecado" (v. 22).  ¿Cómo es entonces posible que el hombre se justifique por medio de la ley cuando ya la ha traspasado?  Pablo concluye con que la justificación puede venir solamente por medio de creer en la promesa hecha en la simiente de Abraham, la cual es Cristo Jesús, quien quitó la maldición de la conciencia de los hombres por haber roto la ley.  Pero debemos considerar que la fe debe ser depositada en la persona indicada para que sea efectiva.  La fe en uno mismo, en otras personas o en instituciones no es suficiente.  La fe debe ser depositada en Cristo Jesús.  El es el único que puede perdonar los pecados cometidos contra Dios.

5.  LA PROMESA DEL ESPIRITU (v. 14)

 La prueba final que Pablo usa en este pasaje es la experiencia de los 120 en el día de Pentecostés cuando recibieron el Espíritu Santo por medio de la fe.  Aquellos 120 no hicieron ningún sacrificio, ni realizaron ninguna tarea.  Solamente creyeron las palabras de su Señor y esperaron hasta que fueron cumplidas.  Y esta promesa del Padre es para todos los creyentes de todos los tiempos.

II.  LO QUE LA FE TRAE
     (Gálatas 3:26-29)

 ¿Cómo describe Pablo los beneficios de la fe en Cristo?

1.  TODOS SOIS HIJOS DE DIOS (v. 26).

 Antes que la fe fuera accesible, la ley fue dada para que fuera nuestro ayo y guía (vrs. 24-25).  Pero como tal, tenía el propósito de conducirnos a nuestro libertador, Jesucristo, quien nos guiará al hogar verdadero.  Al poner nuestras manos en las de El, no necesitamos más ayo de la ley (v. 24), pues estamos al cuidado de nuestro hermano mayor.  "Todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús".

 ¡Hijos de Dios! Qué relación tan bendita.  La palabra de Dios no nos dice que seamos siervos, esclavos o ángeles, sino hijos, y herederos con nuestro Señor Jesucristo (4:5-7).  Es por eso que nosotros podemos dirigirnos a Dios "¡Abba, Padre!" (4:6).  "Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le amen.  Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu" (I Corintios 2:2:9-10).

2.  ESTAIS REVESTIDOS (v. 27).

 Pablo trata de ilustrar los beneficios de la fe en Cristo por medio de nuestra relación con Dios bajo la figura del bautismo (vea Colosenses 2:12).  Aquí, Cristo es visto como el elemento en que los creyentes deben ser sumergidos y revestidos.  El estar completamente en Cristo es como estar vestidos en Cristo.  Todos los hijos de Dios están vestidos apropiadamente (Apocalipsis 19:7-9).

 Sin Cristo, todos los humanos están vestidos con las ropas inmundas del pecado.  ¡Qué trágico es el cuadro del hombre sin Cristo!  Pero ¿Los que están vestidos con su justicia?  Procuran seguir su ejemplo, tratan de andar como El anduvo, vivir como El vivió, amar como El amó y perdonar como El perdonó.

3.  VOSOTROS SOIS UNO (v. 28).

 La fe en Cristo también es expresada bajo el concepto de la unión.  El tener fe en Cristo para salvación requiere primero una humillación personal a nivel de pecador, enemigos de Dios.  Habacuc nos recuerda que el orgullo es la primera barrera que impide tener la fe que salva (2:4).  Pablo declara con claridad que todos aquellos que han puesto su fe en Cristo para salvación todos son de una misma clase.  Nadie es mejor que el otro.  Para Dios no hay acepción de personas.  Todos son pecadores; todos necesitan un Salvador.  Todos son salvos cuando se unen por la fe a Cristo.  Esta es la verdadera hermandad. El pentecostés es un ejemplo clásico de la realidad de este mensaje y experiencia.  Hombres de diferentes nacionalidades fueron uno cuando creyeron (Hechos 2:5, 44, 46; 4:31-37).  Todos llegaron a ser miembros del cuerpo de Cristo.

 Todos los que están en Cristo son miembros de un solo cuerpo. Aunque cada uno tenga diferente función u oficio, todos tienen a Cristo como cabeza.  Todos los miembros se unen y ayudan, se tratan con amor, compañerismo y consideración.  Su propósito es glorificar al Padre por medio de sus vidas en Cristo.

4.  VOSOTROS SOIS HEREDEROS (v. 29).

 En este pasaje el apóstol toma la figura de la relación filial a un paso más adelante.  "Y vosotros sois de Cristo", literalmente significa "si vosotros pertenecéis a Cristo", si nos hemos rendido completamente a El".  Así como el cordero es entregado al sacerdote para el sacrificio, así debemos entregarnos nosotros a Cristo.

 Cuando nosotros pertenecemos a Cristo, todas las promesas hechas a Cristo, vienen a ser nuestras.  Por virtud de la pertenencia que tenemos con Cristo, también venimos a ser linaje de Abraham y por consecuencia sus herederos, de acuerdo a la promesa hecha a él para todas las naciones.  Fijémonos bien que la promesa o el pacto fue hecho a ambos, a Abraham y a Cristo (v. 16).  Al pertenecer a Cristo, venimos a ser participantes de esas promesas y del pacto.  Todo lo que pertenece a Cristo pertenece también al creyente.  Por supuesto que la herencia, dice Pablo, no se recibe por méritos logrados.  Dios ha jurado cumplir todas estas promesas.  La desobediencia había hecho que la herencia fuera cancelada por algún tiempo; pero ahora Cristo la ha restaurado.

 Nosotros no necesitamos leer por mucho tiempo acerca de las enseñanzas de Cristo para darnos cuenta que la unión de los judíos y gentiles en Cristo era la perspectiva del Hijo de Dios (Juan 4:1).  Aquellos que limitan la salvación a un puñado de elegidos, o al mero número de 144,000, es como predicar un destino predeterminado, están pervirtiendo las Escrituras.  El informe de Pablo es que el evangelio es para todos.  Todos los que ponen su fe en el Cristo viviente, recibirán los beneficios prometidos en El.  Y estas buenas nuevas, nos incluyen a usted y a mí.  ¡Gloria a Dios!
 

CONCLUSION

 El evangelio es para todo el mundo.  La ley, ataba a un pueblo, el judío, a una vida distinta de la que llevaban los paganos.  Pero, en lugar de darles el ejemplo se habían transformado en un montón de tradiciones y legalidades sin el Espíritu de la ley.  Dice Barclay que en el ritual de la oración matutina, que aún Pablo debió usar en su vida de fariseo, el judío agradecía a Dios, así:  "Porque no me has hecho gentil, esclavo, o mujer".

 La salvación de Cristo elimina todas las diferencias sociales, nacionales, raciales y de sexo.  En la promesa de Joel para el derramamiento del Espíritu Santo, dice: "Derramaré de mi Espíritu sobre toda carne ... y también sobre mis siervos y sobre mis siervas ... y mis siervos y mis siervas profetizarán ...".  El alma humana, es una, el soplo de Dios y esto de por sí, elimina las diferencias.

 Donde el verdadero espíritu del cristianismo ha existido, se han eliminado toda clase de diferencias.  La carta de Pablo a Filemón, rogando por su esclavo Onésimo, nos da la pauta para una nueva existencia social: "Trátale como a hermano".  La esclavitud, la explotación, la explotación del hombre por el hombre, ha hecho mas daño al cristianismo, que la mayor parte de las diferencias sociales .  Las consecuencias siempre son negativas y quién sabe a dónde pueden llegar.  Es el espíritu de amor e igualdad lo único que convencen.

 Me alegro que Pablo haya escrito que no hay varón ni mujer; muchos quieren negar el ministerio de la mujer, pero no están de acuerdo con el espíritu de estas palabras.  Somos uno en Cristo.  Donde haya una mujer consagrada y llena del Espíritu Santo, Dios seguirá empleándola según su palabra.


Todos los que están en Cristo son miembros de un solo cuerpo.  Aunque cada uno tenga diferente función u oficio; todos tienen a Cristo como cabeza.  Todos los miembros se unen y ayudan, se tratan con amor, compañerismo y consideración.  Su propósito es glorificar al Padre por medio de sus vidas en Cristo.