LECCIÓN No. 3  (regresar al índice)

EL SACERDOCIO

PARA ESTUDIO: Los pasajes que se encuentran en el comentario.
LECTURA DEVOCIONAL:  Hebreos 5:1-10; 7:11-8:2.
TEXTO PARA MEMORIZAR: Hebreos 7:26.

PROPÓSITO

     Explicar cómo funcionaba el sacerdocio en el tiempo del Antiguo Testamento, su propósito, y cómo Cristo cumple perfectamente bien el papel de sumo sacerdote.

A.  SIGNIFICADO DEL SACERDOCIO

     Los adoradores de Dios necesitaban sacrificios y ofrendas al acercarse a Él.  Necesitaban también la mediación de un sacerdote.  En aquel entonces esa mediación era realizada por Aarón y sus hijos como ayudantes.  Aarón era el primer sumo sacerdote nombrado por Dios, y sus hijos eran sacerdotes ordinarios.  Los hijos de  ellos serían los sacerdotes después de ellos.  El hijo mayor sería el sumo sacerdote después de su padre.

     Un sacerdote es un mediador entre Dios y los hombres.  Debe representar a los hombres ante Dios; también debe representar a Dios ante los hombres.  Debe presentar las ofrendas y sacrificios de los hombres a Dios.  En Israel los sacerdotes debían servir en el tabernáculo cumpliendo todos los ritos establecidos por Dios.  El Libro de Levítico sirve como un manual para los sacerdotes, delineando en forma más completa los deberes de cada uno de ellos.

     El sumo sacerdote era tipo de Cristo, el verdadero y el único mediador entre Dios y los hombres (I Timoteo 2:5).  Por Él se otorga entrada libre al lugar santísimo y sin restricciones a todos los creyentes, en todos lugares y en todos tiempos (Romanos 5:1, 2).  Poner cualquier otro mediador, sacramento o iglesia entre Él y un alma humana, es negar sus atributos y quitarle su gloria.

     Los hijos de Aarón eran tipo de los creyentes que son sacerdotes según la doctrina del sacerdocio universal de todos los creyentes (I Pedro 2:9, 10).  Los creyentes deben ofrecer sacrificios de alabanza y servicio (Hebreos 13:15, 16), y pueden interceder por los otros hombres (I Timoteo 2:1-3).  Ellos pueden anunciar que hay perdón para todos los que aceptan y creen en Cristo, y pueden dirigir el culto y traer a otros al compañerismo con Dios.  De entre ellos se escogen a algunos para ministros o siervos.  No forman una casta aparte, y no tienen privilegios espirituales más que los otros.  Todos los creyentes tienen igualdad delante de Dios, y son de igual rango como miembros del “sacerdocio real”.  Todos tienen acceso a Dios por la fe en Cristo.


B.  LAS VESTIDURAS DE LOS SACERDOTES (Éxodo 28 y 39)

     Las vestiduras de los sacerdotes tipificaban varios aspectos de su sacerdocio.  Los vestidos de los sacerdotes, hijos de Aarón, eran calzoncillos de lino fino, una túnica de lino que llegaba hasta los pies, un cinto y una tiara (especie de gorra) para cubrir la cabeza.  El sumo sacerdote llevaba, además de estos vestidos, un manto del efod, el efod, el pectoral sobre el efod y la lámina de oro con las palabras “SANTIDAD A JEHOVÁ” sobre su cabeza.

     Sobre los calzoncillos de lino se ponía la túnica de lino fino blanco.  Esta tela era símbolo de la pureza que debía tener el sumo sacerdote y los sacerdotes.  También simbolizaba la pureza de Cristo y la pureza, que por medio de Él, nosotros como "sacerdotes" debemos tener.  Sobre la túnica ceñida, el sumo sacerdote llevaba el manto del efod que era todo de azul, tejido de una sola pieza.  Abajo en las orillas como fleco, había campanillas de oro y granadas de azul, púrpura y carmesí.  Las Campanillas hacían sonido de testimonio para que no muriera el sumo sacerdote al entrar en el lugar santísimo.  El color azul es celestial; es simbólico del carácter celestial que mostraba Jesús cuando vivía en la tierra.  También se encuentra en Cristo lo que tipificaban las campanillas y granadas.  Todo dicho que salía de su boca, le proclamaba como el verdadero sacerdote; fruto abundante tenía en toda su vida.

     Sobre el manto azul llevaba el efod hecho de lino torcido con los colores azul, púrpura y carmesí, e hilos de oro.  El efod era el vestido oficial del sumo sacerdote.  Para las hombreras había dos piedras de ónice en las cuales estaban grabados los nombres de las doce tribus de Israel, seis en cada piedra.  Serían “piedras memoriales para los hijos de Israel; y Aarón llevará los nombres de ellos delante de Jehová sobre sus dos hombros por memorial” (Éxodo 28:12).  Así Aarón llevaba a Israel delante de Jehová.  En figura él llevaba a todo Israel en sus hombros, pero en realidad esto no era posible.  Sólo hay un Sacerdote que puede hacerlo; Cristo tiene poder para llevarnos, y podemos confiar plenamente en Él.

     Sobre el efod estaba el pectoral del juicio.  En el lado enfrente tenía doce piedras engastadas con oro.  Cada piedra representaba a una tribu de Israel.  (No se incluía el nombre de Leví, ni tampoco el de José, pero José era representado por sus hijos: Efraín y Manasés).  “Y llevará Aarón los nombres de los hijos de Israel en el pectoral del juicio sobre su corazón, cuando entre en el santuario, por memorial delante de Jehová continuamente” (Éxodo 28:29).  Así que Aarón llevaba figurativamente a las doce tribus sobre su corazón delante de Dios.  Nuestro Sumo Sacerdote, Cristo,  lo hace en verdad; y nosotros como sus seguidores y sacerdotes podemos llevar en nuestros corazones a muchas personas delante de su trono.

     El sumo sacerdote llevaba sobre su cabeza una mitra de lino blanco.  La pureza debía coronar la cabeza del sumo sacerdote de Dios.  Amarrada a la mitra, estaba la lámina de oro puro en que estaban grabadas las palabras “SANTIDAD A JEHOVÁ”.  En Levítico 8:9 se llama “la diadema santa”.  Indicaba la separación y la santidad del carácter requerido de los que se acercan a Dios en favor de otros.  Cristo cumplió y cumple lo que Aarón tipificaba (Hebreos 7:26).  Nosotros también debemos ser santos.  La santidad debe ser nuestro lema.


C.  LA CONSAGRACIÓN DE AARÓN Y SUS HIJOS (Éxodo 29 y Levítico 8:1-36)

     Este rito siguió exactamente lo ordenado en capítulo 29 de Éxodo.  Así se forma un eslabón entre los dos libros inspirados: Éxodo y Levítico.  Moisés dirigió la ceremonia como el representante de Dios.  Aarón y sus hijos fueron lavados primeramente y después vestidos con las vestiduras del sacerdocio.  Eso indica la necesidad de limpieza y pureza.  Entonces se pusieron la ropa que representaba hermosura y gloria.  El tipo de Cristo está claro.  Él era y es limpio y puro; tenía y tiene hermosura y gloria.  Después, Aarón fue ungido con el aceite de la unción.  El aceite siempre es tipo del Espíritu Santo.  Aarón fue ungido para el servicio de Dios.  Cristo fue ungido con el Espíritu Santo en su bautismo cuando emprendió su gran ministerio público.  Aarón tenía que ofrecer el sacrificio de expiación de pecado por él mismo y por sus hijos.  Aarón, siendo hombre, tenía pecado y era necesario que éste fuera expiado (Hebreos 5:2, 3).  En cambio, Cristo es sin pecado, y nunca ha tenido que ofrecer nada por su propio pecado (Hebreos 7:26, 27).  Pero nosotros necesitamos siempre un sacrificio por nuestros pecados.  Cristo nunca tuvo pecado.  Los hombres necesitan que sus pecados sean expiados, es decir, perdonados y limpiados.

     Seguidamente se ofreció el holocausto.  Después de la expiación vino la consagración de Aarón y sus hijos a sus tareas; fueron dedicados completamente a Dios y a su servicio.  Cristo se consagró a sí mismo al servicio de su Padre.  De la misma manera, nosotros tenemos que estar siempre consagrados (Juan 17:17-19).

     Seguidamente fue ofrecido otro carnero.  El rito era muy semejante al rito de la ofrenda de paz, pero aquí se llama de las consagraciones.  De la sangre de éste una gota fue puesta en el lóbulo de la oreja derecha y el dedo pulgar de la mano derecha y del pie derecho (Levítico 8:22-23).  Eso indicaba que todo lo que hacía debía estar de acuerdo con lo que Dios quería.  Todas sus acciones debían ser limpias como purificadas con sangre.  Moisés roció sobre Aarón y sus hijos, de la sangre y el aceite para indicar que eran santificados, separados para el servicio de Dios.  Nosotros también debemos ser cubiertos con la sangre de Cristo y ungidos por el Espíritu Santo.

     Estos ritos se repetían por siete días.  Durante este tiempo, Aarón y los hijos no se apartaron del tabernáculo.  Eso fue para evitar que se contaminaran en una manera u otra, haciéndose inmundos de modo que no pudieran servir.  Esto enseña que debemos mantenernos siempre alejados de todo lo que puede contaminarnos y anular nuestro servicio para el Señor.  Cristo siempre se mantuvo limpio y puro.


D.  EL PECADO DE NADAB Y ABIÚ (Levítico 10)

     ¡Qué tragedia que tan pronto los dos hijos mayores de Aarón pecaron en las cosas de Dios, y fueron muertos inmediatamente por la ira de Dios!  No se sabe exactamente cuál fue el pecado de ellos, pero la probabilidad es que tomaron fuego en sus incensarios de otra parte y no del altar del holocausto.  En Levítico 10:9, se les prohíbe a los sacerdotes que tomaran vino cuando estaban para servir en el tabernáculo; y esto ha hecho creer a muchos que Nadab y Abiú estaban algo borrachos cuando ofrecieron el fuego extraño, y no pudieron distinguir bien lo que hacían.  Claramente a nosotros los cristianos se nos prohíbe tomar bebidas embriagantes.

     Otra posibilidad es que entraron detrás del velo en el lugar santísimo, algo que era reservado para el sumo sacerdote solamente un día en el año (véase Lev. 16:1-2).  Dios tenía que mostrar que se debe hacer su voluntad cuidadosamente en las cosas sagradas.  Moisés explicó a Aarón que Nadab y Abiú perecieron porque no tuvieron el cuidado de honrar a Dios en la manera de acercarse a Él.  Ellos se habían acercado incorrectamente.  Hoy podemos decir que el fuego extraño es aquello que se hace para Dios, aunque con buena intención, pero incorrecto y en contra de su voluntad.  Puede ser algo en el culto o en el servicio.  Hay que recordar que primero debemos ser obedientes.  La obediencia es mejor que los sacrificios (I Samuel 15:22).


E.  REQUISITOS ESPECIALES PARA LOS SACERDOTES (Levítico 21 y 22)

     Había ciertos requisitos especiales que exigían a los sacerdotes a apartarse de las cosas contaminantes.  La vida moral exigida era la misma para todos, pero para poder servir en las cosas sagradas, tenían que apartarse de otras cosas más.  Cristo, el verdadero Sumo Sacerdote, nunca se contaminó.  Por eso siempre podía servir en santidad.

     No podían casarse con mujer infame, divorciada o que había sido ramera.  Solamente podían casarse con una virgen o viuda verdadera.  El sumo sacerdote solamente podía casarse con una virgen.  Cristo quiere como esposa una iglesia pura la cual es representada por una mujer virgen.

     Cualquier defecto en el cuerpo les prohibía ministrar en las cosas de Dios.  Sin embargo, podían participar de la comida de las cosas de Dios; es decir, siempre podían recibir su sostén del tabernáculo de las ofrendas para los sacerdotes.  De ninguna manera podían servir estando inmundos por cualquiera causa.  Tenían que tener mucho respeto para con las cosas sagradas de Dios.

     Todas las ofrendas y sacrificios tenían que ser sin mancha y sin defecto.  Dios requiere lo mejor.  Nosotros, que hoy formamos el sacerdocio verdadero, hijos de nuestro gran Sumo Sacerdote, tenemos que vivir limpiamente en todo.  También tenemos que tener cuidado con las cosas de Dios; nuestra responsabilidad es grande; nunca tengamos en poco la tarea que Dios nos ha asignada, ni las cosas que le pertenecen a Él.

     SUGERENCIA:  Si hay tiempo hagan una lista de comparaciones y contrastes entre Cristo y los sacerdotes del antiguo pacto.