PASAJES PARA EL ESTUDIO: Vean las citas en esta lección.
LECTURA DEVOCIONAL: Prov. 8:1, 11,22-36.
TEXTO PARA MEMORIZAR: Prov. 2:21.
PROPÓSITO
Ver que la sabiduría de Dios se manifestó en la creación.
Para establecer nuestra paz con el medio ambiente, es necesario estudiar
esta sabiduría de Dios y copiarla para hacer las cosas mejor que
como lo hemos hecho hasta hoy.
I. VER LA SABIDURÍA DE DIOS EN LA CREACIÓN
Como se enfatiza Prov. 8:22-26, que leímos en la lectura devocional, Dios tiene sabiduría desde antes de la creación. Los siguientes versículos de este proverbio mencionan claramente la presencia de Su sabiduría en todas las etapas de la creación. En la misma forma nuestro pasaje para estudio aquí en Prov. 3:19 declara que Jehová con sabiduría fundó la tierra. Dios mostró sabiduría e inteligencia infinita en todo lo que hizo cuando trabajó en la creación. En todo hay orden y sistema. La faz de la tierra que nosotros llamamos la biósfera es muy especial en esta parte del universo que conocemos. Está llena de toda clase de animales, plantas y árboles. La dinámica de esta vida es muy compleja con todas las relaciones variables que hay entre el tiempo y las diferentes clases de animales, árboles y otras plantas. Pero toda la creación se hizo con sabiduría.
Ahora como hay tanta sabiduría e inteligencia manifiestas en toda la creación, debemos hacer todo lo que podamos para estar en paz con esta creación, en lugar de estar destruyéndola tanto, como está haciendo actualmente mucha de la raza humana. Nosotros debemos poner mucha atención a la forma como Dios ha manifestado su sabiduría en la creación, a fin de copiar sus métodos en lugar de ponernos en conflicto con Él. Esto indica que debemos estudiar las ciencias y utilizar nuestra sabiduría científica para aprender todo lo que podamos; de esa manera utilizaremos correctamente este planeta, de acuerdo a las exigencias de Dios. Por eso es necesario que estudiemos cuidadosamente la forma cómo ocurren las cosas en la naturaleza, donde no hemos intervenido nosotros. Enseguida procuremos incorporar esta sabiduría en las cosas que hacemos. Esto de ninguna manera quiere decir que vamos a poder copiar exactamente en todo a la naturaleza, pero Dios nos ha dado inteligencia para aplicar los conocimientos que adquirimos y para mejorar muchas cosas. Por ejemplo, mirando la siembra de maíz, Dios ha determinado que este grano debe ser sembrado en lugares donde crece bien y que haya espacio eficiente entre una mata y otra para que produzca mazorca grande. Así que el hombre debe copiar este modelo. Por eso debe sembrar el maíz donde la milpa crezca bien. Además, lo debe sembrar a una distancia adecuada para que dé buena cosecha.
Muchas veces el hombre hace mal cuando siembra maíz en lugares estériles, donde hubiera sido mejor haber sembrado árboles de pino u otros árboles cuyo crecimiento sería muy seguro en esos lugares tan secos.
Nosotros somos administradores de todo el mundo. Dios nos ha dado esta responsabilidad. Dios nos llama a ser buenos administradores de la creación para estar en paz con el medio ambiente en que vivimos. Por eso es bueno que nos preocuparnos por estudiar la ecología, que es “parte de la biología que estudia la relación de los seres vivos con la naturaleza y la defensa de la naturaleza y la protección del medio ambiente". Procurar incorporar esta sabiduría en la administración de nuestra biósfera nos ayudará a ser mejores administradores o mayordomos del mundo terrestre.
Nosotros procuraremos conformarnos con esta sabiduría,
en lugar de ponernos en conflicto con la sabiduría de Dios.
Apoyaremos todo buen uso de la tierra, instruidos por el ejemplo de Dios.
Nos opondremos a todo lo que daña el medio ambiente: Ya sea desperdiciar
la capa de tierra fértil que cubre el suelo, el uso incorrecto de
sustancias venenosas que contaminan el medio ambiente y que dañan
la biósfera para las futuras generaciones sujetas a vivir con lo
que les dejemos. Con esta preocupación por la ecología
podemos establecer la paz con el medio ambiente.
B. LA INVITACIÓN A INCORPORAR ESTA SABIDURÍA EN NUESTRA
PERSPECTIVA (Prov. 8:32-36)
El tema general de este pasaje es que debemos hacer un esfuerzo continuo para incorporar la sabiduría en nuestras vidas en toda forma. Es una bendición guardar los caminos de la sabiduría, escucharla y tenerla en nuestras puertas todos los días. No debemos despreciar la sabiduría porque quienes la encuentran, hallarán la vida y alcanzarán el favor de Jehová. La conclusión inquietante de este pasaje es que si no buscamos la sabiduría, defraudamos nuestras almas y aun podemos llegar hasta el punto de amar la muerte. Esto último nos hace pensar en las personas que se arriesgan demasiado, a ellas y posiblemente a sus descendientes, al sembrar semillas mojadas en aldrín u otros insecticidas peligrosos, sin usar guantes de hule u otra protección. Pasan todo el día con las manos en esos venenos. Esta ilustración tomada de la práctica común, demuestra la necesidad de aplicar este versículo 36 al tema de la ecología. De hecho, si no buscamos entender la sabiduría de Dios manifestada en todas las partes de la creación, vamos a dañarnos a nosotros mismos hasta el punto de morir.
Un concepto del mundo muy destructor es eso de ser
conquistadores. Debemos dejar este concepto de conquistar la naturaleza,
y buscar la paz y la unidad con la naturaleza. Nosotros anhelamos
entender la sabiduría de Dios manifestada en la creación
y en este planeta tierra donde vivimos hoy en día, para hallar la
vida y el favor de Jehová (v.35). Esto es un encargo para
todos los cristianos de hoy.
C. LA EXHORTACIÓN A BUSCAR LA DIRECCIÓN DE JEHOVÁ
(Prov. 9:10-12)
Para obtener la mejor sabiduría disponible, tenemos que buscar al Señor. Este versículo 10 es el punto de partida de la vida espiritual que nos lleva a la salvación por medio de Jesucristo. El temor de Jehová y el conocimiento del Santísimo son también el principio de la sabiduría y la inteligencia, para una investigación genuina de cómo debemos usar mejor nuestro medio ambiente, y cómo establecer la paz con Dios. Nuestro mandamiento de guardar la tierra en lugar de explotarla o conquistarla se encuentra en Génesis 2:15. Este mandamiento no fue anulado en la caída, aunque sí llegó a ser una tarea más difícil guardar la tierra. Continuando con Prov. 9:10-12, nosotros no queremos escarnecer las obras de Dios. Mejor queremos hacer todo lo posible para que se nos aumenten nuestros días y se nos añadan años de vida. Queremos entender la sabiduría de Dios manifiesta en la creación para estar en paz con el medio ambiente.
En el área de la ecología algunos de los enemigos mayores son esas personas que no tienen ninguna preocupación acerca de los efectos dañinos a largo alcance de sus actividades. No les preocupa envenenar los ríos o los pozos con insecticidas que están usando. No se les ocurre sembrar nuevos arbolitos para reponer los que han derribado (aun siendo exigido por la ley). Hacen rezumaderos para aguas negras con diseños muy deficientes que contaminan el agua subterránea aun donde hay pozos cercanos. Ellos buscan la mayor ganancia al costo más bajo, en una forma demasiado egoísta, sin meditar en los daños que le están haciendo a otros a ésta y a las futuras generaciones.
Nosotros tenemos el llamado de hacer todo lo posible por oponernos a estas prácticas que destruyen nuestra paz ecológica. Dios pone a nuestra disposición toda la sabiduría, ciencia, discreción e inteligencia necesaria para poder oponernos a ello. Primeramente necesitamos esta sabiduría y ciencia para entender realmente qué es constructivo y qué no es destructivo para sobrevivir ecológicamente. La discreción y la inteligencia son necesarias para llevar estas verdades a la práctica normal, por medio de la enseñanza, y donde es necesario, por medio de leyes adecuadas para controlar las actividades dañinas.
Estos versículos hablan de dos características que acarrean dificultad a la persona: la ignorancia y la necedad. Aquí nosotros nos dirigimos a los que ni siquiera saben del daño ecológico que están causando con sus prácticas que no reflejan conocimiento de la sabiduría de Dios en la creación, lo cual ellos podrían aplicar a sus trabajos.
Aplicando el v. 33, tenemos que ayudarles a tener la paz con el medio ambiente, para que ellos puedan vivir tranquilamente, sin temor del mal ecológico. Podemos pensar, por ejemplo, en los agricultores de las zonas semiáridas, que siempre queman toda la basura antes que caigan las lluvias torrenciales. Esto les causa pérdidas años tras años, más y más de la capa de tierra buena. Además, por no tener una capa de basura cubriendo el suelo, luego se seca la tierra y no logran sus cosechas.
También hay muchos que trabajan con gran despreocupación, utilizando insecticidas peligrosos. Por ejemplo hay personas que han matado a familias completas por ignorancia, al haber echado folidol a las camas, sólo para matar chinches u otra plaga.
La deforestación, la proliferación
de sustancias venenosas en el medio ambiente y la pérdida de la
capa orgánica fértil de muchos lugares, son solamente unos
pocos ejemplos del daño que se le hace al medio ambiente por la
ignorancia. Solamente mencionaremos otros pocos problemas.
El gas llamado freón usado en muchos botes de spray (aerosoles)
(pero no en todo spray porque ahora hay más conciencia de la necesidad
de utlizar otros gases no dañinos), destruye una capa de ozono en
la atmósfera, con el resultado de que en años venideros vamos
a sufrir en la piel más quemaduras del sol y más cáncer.
Los gases saliendo de los escapes de los vehículos contaminan mucho
la atmósfera. También las aguas negras de nuestras ciudades
se echan a los ríos, a los lagos y al mar sin purificarlas.
Todos estos problemas tienen remedio en parte o completamente si estamos
dispuestos a trabajar para poner en práctica las medidas necesarias.
Como una sociedad, podemos estudiar todos estos problemas para entender
como enfrentarlos.
B. LA DESTRUCCIÓN POR LA FALTA DE ENTENDIMIENTO (Prov. 5:22-23)
Nuestra falta general de paz con el medio ambiente proviene en gran parte de la falta de entendimiento. Este versículo 23 considera esta actuación como falta de corrección y cordura. Al ver el daño que se le ha hecho al medio ambiente, tenemos que concluir que estas palabras son adecuadas para hablar de las faltas que hay. Regresando al ejemplo de la tierra, Dios hace la tierra fértil porque está cubierta con plantas todo el tiempo. Para sembrar esta tierra hay que botar el monte, por supuesto. Pero si el terreno es falda, debe preocuparse con no perder esa capa delgada orgánica fértil. El ejemplo de Dios es que se debe dejar allí la basura para no perder la tierra que es la vida del mismo agricultor.
C. NO HAY PROVECHO EN LOS TESOROS DE MALDAD (Prov. 10:2)
El proverbista nos enseña que no hay valor en los tesoros de maldad. Al estudiar la ecología tenemos que concluir que estos tesoros de maldad son las ganancias y los productos de la destrucción del medio ambiente. Estos tesoros de maldad incluyen árboles y su madera sacados sin sembrar nuevos arbolitos en su lugar. Incluyen también productos cuyos procesos de fabricación contaminan al medio ambiente. Las otras cosas mencionadas, que contaminan al medio ambiente son también tesoros de maldad. Todos dañan nuestra paz con el medio ambiente.
Estimado hermano, es posible que al ver esta lección usted piense ¿Cómo puedo yo adquirir la sabiduría si ni siquiera he ido a la escuela primaria? No se aflija. Recuerde que "El temor de Jehová es el principio de la sabiduría" (Prov. 9:10). Lo importante es que tengamos un verdadero amor a la tierra y a toda la naturaleza que Dios nos ha dado; y que cuando haya programas del gobierno u otras organizaciones, a través de los cuales se enseña el uso adecuado de los recursos naturales, nosotros los evangélicos, demos el ejemplo, poniendo atención a estas enseñanzas y practicándolas. Por ejemplo, podemos principiar sembrando arbolitos. Así estaremos enriqueciendo a nuestro medio ambiente, lo cual nos será de ayuda a nosotros mismos y a las generaciones venideras.