LECCIÓN 5  (regresar al índice)

CARACTERÍSTICAS DE UN VERDADERO CRISTIANO

PASAJE PARA ESTUDIO: I Juan 3:1-10.
LECTURA DEVOCIONAL: San Juan 3:16-21.
TEXTO PARA MEMORIZAR: I Juan 3:6.


PROPÓSITO

    Que aprendamos a ser diferentes en nuestro comportamiento como cristianos, para que nuestra vida muestre las características de unos verdaderos discípulos de Cristo en un mundo que desconoce la vida en Dios.

BOSQUEJO

I.       NUESTRO MODO DE VALORAR EL AMOR DE DIOS
II.     NUESTRO MODO DE VER EL PECADO (I Juan 3:4-8)
III.    NUESTRO ESTILO DE VIDA (I Juan 3:9-10)


INTRODUCCIÓN

    Es obvio que existe pecado en el mundo, pero no debemos olvidar que Cristo vino a deshacer las obras del diablo (I Juan 3:8).  Jesús oró para que sus discípulos fueran guardados del mal de este mundo (Juan 17:15).  No podemos vivir santamente sin la ayuda del Señor, pero, por medio de Cristo y de su sacrificio en la cruz del calvario, sí podemos vivir en victoria sobre el pecado.  Por eso, nosotros como cristianos, debemos tener características especiales que nos distingan del mundo pecaminoso.  ¿Cuáles son esas características?

I.    NUESTRO MODO DE VALORAR EL AMOR DE DIOS

En las lecciones anteriores vimos que Juan nos presenta a Dios como luz (I Juan 1:5), ahora nos lo presenta como el Dios de amor.

¿QUÉ SIGNIFICADO TIENE EL AMOR DE DIOS PARA NOSOTROS?

1.    El poder ser hechos hijos de Dios (I Juan 3:1).  Juan especifica que quien da Su amor es el Padre.  Juan dice recuérdenlo, considérenlo, es un privilegio.  Si los hombres consideran un gran honor llevar el nombre de un gran personaje de la historia o tener el apellido de un gran hombre, cuánto más honor debe ser para nosotros los cristianos llevar el nombre de Dios.

Somos llamados hijos de Dios, y en verdad lo somos, nos asegura el apóstol.  Consideremos ese amor manifestado en Cristo.  Por eso quien recibe al Hijo tiene el derecho de ser llamado hijo de Dios (Juan 1:12).

2.    Los cristianos tenemos un modelo divino que viene de Dios (I Juan 3:1).  Si los cristianos tenemos ese gran honor, ¿por qué el mundo nos ignora?  El apóstol advierte que el mundo quizá no nos entiende, pero eso no es lo que importa, pues Jesús aun siendo el modelo de amor, fue rechazado por Su propio pueblo (Juan 1:11).

3.    Los cristianos podemos vivir en la seguridad de una gloria futura.  Nosotros podemos saber ahora mismo que somos hijos de Dios y disfrutar de ese privilegio ahora mismo.

4.    Podemos vivir santamente (I Juan 3:3).  La vida santa sólo es posible cuando nos compenetramos del amor de Dios y cuando ese amor llena nuestros corazones.

Todo hombre que ponga a Dios como el modelo de su vida, tendrá como resultado una vida pura así como Él es puro.

PREGUNTAS PARA DISCUTIR

1.    ¿En qué manera Dios demostró que nos ama?

2.    ¿Cómo valoramos el amor de Dios?


II.    NUESTRO MODO DE VER EL PECADO (I Juan 3:4-8)

La palabra de Dios aquí recalca la verdad de que el vivir en pecado e impureza es lo mismo que rechazar el amor de Dios.  Veamos las razones por qué la práctica del pecado es incompatible con la vida cristiana.

El pecado es infracción de la ley de Dios (I Juan 3:4).  Pecar es quebrantar la ley de Dios.  El pecado, en realidad, es desobediencia.  Desobediencia a qué ley, a la ley del amor.  La desobediencia surge del odio, como la obediencia se origina en el amor (Romanos 13:10).

Jesús vino para quitar nuestros pecados (I Juan 3:5). El murió en la cruz del calvario para darnos una vida libre del pecado.  Así como Jesucristo no tiene pecado, nosotros tenemos que ser semejantes a Él.

El que practica el pecado, todavía no ha conocido a Cristo (I Juan 3:6).  El cristiano es aquél que lo ha conocido en una experiencia transformadora.  Por lo tanto, el cristiano no puede continuar pecando como lo hacía antes de conocer al Señor.

Al creyente se le demanda una vida recta como la de su Señor (I Juan 3:7).  La fe se demuestra a través de las obras (Santiago 2:20-26).

El que practica el pecado es del diablo (I Juan 3: 8).  Con esto Juan no condena a aquellos que pecan por la fragilidad humana, lo que ya se admitió que es posible (I Juan 2:1).  Está hablando más bien de aquellos que rechazan a Jesús y pecan habitualmente.  De esto Jesús mismo dijo: “Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer” (Juan 8:44).

Si algún miembro de su clase de Escuela Dominical ha pecado, recuérdele que hay perdón y limpieza en la sangre de Jesús (I Juan 1:9).  “Cristo vino para deshacer las obras del diablo”.  Sí, estimado hermano, si Satanás ha estropeado la obra de Dios en su vida, Cristo la puede restaurar.  Esto puede ocurrir ahora mismo si usted le invita a su corazón.


PREGUNTAS PARA DISCUTIR

1.    ¿Qué es pecado?

2.    ¿Cómo podemos mantenernos alejados del pecado?


III.    NUESTRO ESTILO DE VIDA (I Juan 3:9-10)

Otra de las características que distingue a un cristiano la encontramos en los contrastes que hace Juan en el versículo 10: “Los hijos de Dios y los hijos del diablo”.  ¿Cómo podemos distinguir entre estos dos tipos de personas?  Pues, por su estilo de vida.  Jesús dijo: “Así que, por sus frutos los conoceréis” (Mateo 7:20).

El versículo 9, dice que la persona que ha sido transformada por el amor redentor de Dios no continúa en el pecado.  Esto es obvio, pues, no podemos ser hijos de Dios e hijos del diablo al mismo tiempo.

También encontramos otra declaración muy importante en el versículo 9, que el cristiano posee algo que los no cristianos no tienen: “La simiente de Dios.  La naturaleza divina de la que se nos hizo participantes en el nuevo nacimiento (I Juan 5:11; I Pedro 1:23).

En la última parte de este versículo parece darse la idea de que los hijos de Dios ya no pueden pecar, o que están incapacitados para no pecar.  Pero en el capítulo 1:9, vimos que es posible cometer pecado, pero se dijo también cómo es posible la limpieza. Lo que en realidad está enseñando el apóstol es que los cristianos tienen en su corazón la simiente de Dios, la naturaleza de Dios, la Palabra de Dios (Santiago 1:18; I Pedro 1:23), que los capacita para que no hagan del pecado su estilo o la práctica de su vida.

Hemos visto cómo Juan ha hecho una distinción entre el cristiano y el mundo.  El apóstol  declara  francamente  que  los  que  han  recibido la experiencia del nuevo nacimiento (I Juan 3:10) son los hijos de Dios, y los que no la han recibido son los hijos del diablo.  Los hijos de Dios somos extranjeros para “el mundo”.  Los hijos del diablo son extraños para Dios.  Los hijos de Dios se aman unos a otros, viven vidas justas y no pecan.

PREGUNTAS PARA DISCUTIR

1.    ¿Qué significado tiene para usted el amor de Dios?

2.    ¿Cómo el conocimiento de ese amor de Dios ha cambiado su vida y la de su familia?

3.    ¿Por qué no se puede ser un hijo de Dios y continuar en la práctica del pecado?

4.    ¿Cómo podemos distinguir entre los hijos de Dios y los hijos del diablo?

APLICACIÓN

          El tema del pecado no está muy de moda en algunos círculos cristianos modernos. Se dice que condenar el pecado es dañar la autoestima de los que andan lejos de Dios.  Mucha de la música de hoy sigue la misma corriente, evita hablar del pecado y llamar al arrepentimiento.  Es interesante notar que tanto Juan el Bautista como Jesús mismo comenzaron sus ministerios anunciando: “Arrepentíos, porque el Reino de los Cielos se ha acercado”, Mat. 3:2;  y  “¡Arrepentíos y creed en el evangelio!”, Mr. 1:15.

           Los seguidores de la Nueva Era, y aun muchos falsos cristianos, afirman clara o veladamente, que el hombre es un pequeño dios, que es esencialmente un espíritu de naturaleza divina y, por consiguiente, no tiene pecado.  Sólo hay que despertarlo a la conciencia de que es un dios y luego reeducar su mente para pensar positivamente.  Al pensar positivamente evitará enfermarse y ser pobre.

           La Biblia afirma que todos los humanos hemos pecado y estamos destituidos de la gloria de Dios y que la única forma de ser salvos es arrepentirnos y aceptar a Jesucristo como único y suficiente Salvador.

PREGUNTA PARA CONSIDERAR

¿Cuáles son los temas predominantes en la predicación de muchos cristianos modernos muy populares?


CONCLUSIÓN

    Que el amor de Dios nos inspire a consagrar nuestras vidas a Cristo, a vivir una vida santificada y ver el pecado como Dios lo ve.  Que en nuestro modo de vivir se pueda ver una clara distinción entre los hijos de Dios y los hijos del diablo.  Que el amor de Dios hacia nosotros sea el móvil de nuestro amor hacia Él y nuestros hermanos.

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