LECCIÓN 10  (regresar al índice)

LA SEGURIDAD QUE TODO CRISTIANO DEBE TENER

PASAJE PARA ESTUDIO: I Juan 5:13-21.
LECTURA DEVOCIONAL: Efesios 2:1-9.
TEXTO PARA MEMORIZAR: I Juan 5:14.

PROPÓSITO

    Ayudar a los hermanos a comprender que pueden disfrutar de la seguridad de la vida eterna por medio de la fe en Jesucristo.

BOSQUEJO

I.    EL CRISTIANO DEBE TENER SEGURIDAD DE LA VIDA ETERNA
II.    EL CRISTIANO DEBE TENER CONFIANZA EN LA ORACIÓN
A.    CONFIANZA EN QUE DIOS ESCUCHA
B.    LA ORACIÓN DEBE SER DE ACUERDO CON LA VOLUNTAD DE DIOS
C.    OCASIONES CUANDO ES POSIBLE QUE LA ORACIÓN NO SEA EFECTIVA  (I Juan 5:16-17)
III.    EL CRISTIANO TIENE LA SEGURIDAD DE LA PROTECCIÓN DIVINA (5:18-21)
A.    SOMOS PROTEGIDOS DEL MALIGNO
B.    PODEMOS SER PROTEGIDOS CONTRA LOS ENGAÑOS DE SATANÁS (I Juan 5:19-20)


INTRODUCCIÓN

    En nuestro diario vivir nos damos cuenta de que la seguridad es algo muy importante.  Si hacemos un viaje, queremos estar seguros de la dirección exacta de nuestro destino; si vamos a comprar algo, queremos asegurarnos que el producto sea de buena calidad.  En asuntos de mayor importancia, como lo es la salvación de nuestras almas, no es de extrañar que todos queramos estar seguros.  Gracias a Dios, los cristianos no tenemos que vivir con incertidumbre acerca del futuro.  El cristianismo es una fe de certidumbres, de convicciones garantizadas y de creencias concretas.  El apóstol Juan, al concluir su carta, menciona algunas realidades sobre las cuales los creyentes deben tener seguridad.


I.    EL CRISTIANO DEBE TENER SEGURIDAD DE LA VIDA ETERNA

En I Juan 5:13 dice: “Para que sepáis que tenéis vida eterna”.  Este es sin duda el propósito supremo de esta carta, asegurarnos que poseemos, ahora mismo, la vida eterna.  La forma del verbo indica que la vida eterna es ya una posesión nuestra.

El apóstol ha venido presentando las pruebas, a través de toda la carta, por las que podemos estar seguros de la vida eterna.  Los que creen en el Hijo de Dios pueden estar seguros de que para los creyentes la vida eterna es algo que ya poseen.

Vida eterna da la idea de bienaventuranza futura, pero esa vida podemos gozarla desde ahora, porque es la vida de Dios mismo que se nos ha manifestado en Jesucristo como nuestro Salvador.  El apóstol Juan, quien nos indica las numerosas maneras por las cuales podemos saber que tenemos vida eterna como una bendición presente, en esta vida y ahora mismo, nos advierte también sobre la necesidad de continuar en la fe, si queremos continuar compartiendo la vida eterna de Dios mediante Cristo.

PREGUNTAS

1.    ¿En qué momento obtenemos la vida eterna?

2.    ¿Por qué es importante tener seguridad de la vida eterna?


II.    EL CRISTIANO DEBE TENER CONFIANZA EN LA ORACIÓN

A.    CONFIANZA EN QUE DIOS ESCUCHA

Uno de los fundamentos de la oración es el hecho de que Dios nos escucha.  La palabra traducida como confianza es “parecía”. Este término originalmente significaba libertad de palabra.  Otros la traducen como “libertad de acceso y de palabra”.  Esto quiere decir que con Dios, siempre tenemos libertad para hablar.  Dios siempre está atento a nuestra oración.

B.    LA ORACIÓN DEBE SER DE ACUERDO CON LA VOLUNTAD DE DIOS (I Juan 5:14)

I Juan 5:14 dice: “Y esta es la confianza que tenemos en Él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, El nos oye”.  Vemos pues que otro de los fundamentos de la oración es que debe estar de acuerdo con la voluntad de Dios.  Juan ha venido señalando cuatro condiciones que podemos usar con respecto a la oración.

1.    Obediencia a sus mandamientos (I Juan 3:23).
2.    Permanecer en Cristo (Juan 15:7).
3.    La oración debe ser en el nombre de Jesús (Juan 14:14).
4.    La oración verdadera es la que dice: “Hágase tu voluntad” (Mateo 6:10; 26:39,42).  La oración verdadera debe someterse a la voluntad de Dios.

C.    OCASIONES CUANDO ES POSIBLE QUE LA ORACIÓN NO SEA EFECTIVA  (I Juan 5:16-17)

Como vemos, Juan está hablando de la oración, pero añade un elemento más: la oración de intercesión.  Es interesante notar que la oración no debe centrarse en nosotros mismos, nuestros problemas y necesidades.  La oración debe ser también a favor de los demás.

Hay ocasiones cuando no se puede hacer nada.  ¿Por qué?  Cuando hay “pecado de muerte”.  ¿A qué se refiere esto?  Se han dado diversas interpretaciones a esto, pero Juan no especifica qué es.  El pecado de muerte no es un determinado pecado, sino el pecar habitualmente.  Pecado de muerte es el que se comete voluntariamente, y cuando se persiste en él puede conducir a la separación de la vida divina, y por ende de la vida eterna.

El pecado a que Juan se refiere puede ser el que ha venido tratando en su epístola, el negar que Jesús realmente vino en carne, porque ese pecado es nada menos que la marca del Anticristo (I Juan 4:3).  Si el pecado de muerte debe ser identificado con un pecado en particular, debe ser ciertamente con este pecado.

Debe quedar claro que aquí, “pecado de muerte” no sugiere la idea de un determinado pecado que puede ser identificado como pecado mortal o pecado imperdonable, sino el pecar como un hábito, o el rechazar a Jesucristo como el Hijo de Dios.

A los que tienen dudas acerca del pecado de muerte, sólo les recordamos las palabras de Jesús que dijo: “Todo pecado y blasfemia será perdonado a los hombres, más la blasfemia contra el Espíritu no les será perdonado” (Mateo 12:31).  El pecado imperdonable aquí es una actitud de rechazo consciente y persistente del testimonio del Espíritu Santo en cuanto a la divinidad y poder salvador de Jesús.  Pero en I Juan no hay evidencias de que se refiere a este pecado.

Es interesante lo que Juan dice acerca de la oración intercesora:

1.    Orar por los demás.
2.    Orar con fe.
3.    Orar con la seguridad de que Dios nos oye.
4.    Orar con el conocimiento de que Dios responderá de acuerdo con Su voluntad.  Nuestro deber como hijos de Dios es orar por todos los hombres; por su salvación o por su restauración, y dejar el resultado en las manos del Señor.

PREGUNTAS

1.    ¿Cuáles son las condiciones para que la oración sea eficaz?

2.    ¿Cómo le debemos pedir a Dios?

3.    ¿Por qué muchas veces Dios no contesta nuestras oraciones?


III.    EL CRISTIANO TIENE LA SEGURIDAD DE LA PROTECCIÓN DIVINA (5:18-21)

    Esta seguridad se fundamenta en nuestra nueva relación con Dios por medio de Jesucristo.

A.    SOMOS PROTEGIDOS DEL MALIGNO

No tiene fundamento el temor en que vive mucha gente cristiana, pues tenemos a Uno que nos guarda siempre (v. 18).

También podemos ser protegidos de las tentaciones del maligno a pecar o a seguir practicando el pecado.

B.    PODEMOS SER PROTEGIDOS CONTRA LOS ENGAÑOS DE SATANÁS (I Juan 5:19-20)

Nosotros somos de Dios.  El mundo entero está bajo el maligno.  No debe ser fácil para el cristiano dejarse engañar por Satanás porque, como no puede haber comunión entre la luz y las tinieblas, tampoco puede haber comunión entre el cristiano y el mundo, y continuar siendo cristiano.  Esta protección la podemos obtener por el entendimiento  que tenemos de Cristo para conocer lo verdadero de lo falso.  En Cristo tenemos el entendimiento para conocer entre el Dios vivo y los dioses muertos.

PARA DISCUTIR

Lea Santiago 4:7-10, y responda: ¿Cómo se debe vencer al diablo?

APLICACIÓN

          Debemos descansar en la Carta de Seguridad del Cristiano que se halla en Romanos 8:26-39. Cada vez que nuestra fe desmaye, o estemos siendo tentados por el diablo a dejar nuestra fe, debemos leer este hermoso pasaje y apropiárnoslo.


PREGUNTA PARA CONSIDERAR

¿Cuáles son los pasajes bíblicos favoritos que fortalecen su fe cuando hay pruebas y desmayo?

CONCLUSIÓN

    ¡Gracias a Dios!  La vida cristiana es una vida de certidumbres.  El que ha nacido de Dios no comete pecado.  Los cristianos le pertenecemos a Dios, aunque el mundo a nuestro derredor esté bajo el maligno.  Los cristianos sabemos que el reino de Dios es real como lo es nuestra propia experiencia.  Los creyentes en Cristo podemos gozarnos en la seguridad, no de nuestros sentimientos, sino en lo que la Palabra de Dios nos afirma.

    Vivamos la vida cristiana como la Palabra de Dios lo demanda, y gocemos de la seguridad de la vida eterna.

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