LECCIÓN 13  (regresar al índice)

LA BIBLIA HABLA A NUESTROS TIEMPOS


PARA ESTUDIO: Deuteronomio 5:1-6; 30:15-20.
LECTURA DEVOCIONAL: Salmo 19:7-14.
TEXTO PARA MEMORIZAR: Romanos 15:4.


PROPÓSITO

    Explicar que la vida de justicia y santidad requiere un estudio cuidadoso de las Escrituras, la obediencia a sus mandatos y su aplicación en la vida práctica diaria.


BOSQUEJO:
I.       BENDICIÓN PARA LOS NECESITADOS (Lucas 4:16-18,21)
II.     AYES SOBRE LA PRÁCTICA CRECIENTE DEL MAL (Isaías 5:16, 18)
III.    AYES CONTRA LA PERVERSIÓN DEL JUICIO (Isaías 5:20)


IDEA CENTRAL

       La Biblia sigue teniendo mensajes importantes para nuestro tiempo.  Todo puede cambiar; pero el mensaje de Dios siempre será el mismo y sigue teniendo las mismas exigencias y normas.  Es cierto que la maldad va en aumento y aparenta no tener fin, pero por la lectura de la Biblia sabemos que Dios actuará y exterminará la maldad.  Por eso, como cristianos debemos estar familiarizados con la lectura de la Santa Palabra de Dios.  Así viviremos confiadamente y llenos de esperanza.

OCASIÓN

    Isaías vivió en el tiempo de tres reyes buenos de Judá y de dos muy malos (787-164 a. C.).  Se le llama el “Profeta Mesiánico”, porque hace muchas referencias al nacimiento, la vida, la muerte y el Reino Milenial de Cristo.  Al mismo tiempo, él trató con los problemas sociales y políticos de su tiempo; pudo ver bien los juicios sobre Israel y Judá, así como sobre las demás naciones.  Pero ante todo, les suplicaba que se tornaran al Redentor que vendría para salvar al mundo.

    Lucas, al presentar la vida de Cristo, usó Isaías 61, declarando la misión del Señor para tratar con el pecado social e individual.  Probablemente Lucas escribió su Evangelio como en el año 60 d. C., cuando Pablo estaba preso en Cesarea.


EXPOSICIÓN DE LA LECCIÓN

    El canto pronunciado por el Señor en Isaías 5 se ha llamado, muchas veces, “El Canto de Acusaciones”.  Mientras el canto se presenta, se escuchan los juicios y “ayes” sobre la condición social e individual por causa del pecado.  Todo esto es figura completa de nuestro mundo actual, o más bien dicho, de la condición pecaminosa de nuestros días.  Hasta en la Iglesia profesante se puede ver que hay mucha observancia externa, sin ser acompañada de la gracia interna.  También se pueden ver enojos, rencores, envidias, vanidades, materialismo, chismes y, en general, una conducta desenfrenada.  ¿Podremos aún aplicar la Biblia a nuestra propia condición?

I.    BENDICIÓN PARA LOS NECESITADOS (Lucas 4:16-18, 21)

    Cuando Jesús inició su ministerio público, pronto regresó a Nazaret, su pueblo natal, donde lo habían conocido como un muchacho, el hijo de José el carpintero y de María, su esposa.  En esa ocasión, Jesús llegó a la sinagoga.  Seguramente la porción de la Ley ya había sido leída; por eso le dieron a que leyera la porción de los profetas.  Así que le dieron el libro, Jesús lo abrió directamente a una porción profética acerca de Sí mismo.  Hablaba del Siervo de Jehová, el Mesías que habría de venir.

    “El Espíritu del Señor está sobre mí”.  En efecto, Jesús no estaba leyendo esas palabras por primera vez; porque Él mismo las había dicho antes por boca del profeta Isaías.  Cuando Isaías lo dijo no se refirió a sí mismo, sino que Cristo estaba hablando por su boca.  La misión de Jesús en la tierra era múltiple y completa.  Sería un mensaje de buenas nuevas para los pobres, porque ellos podrían hallar consuelo y felicidad en Él.  Los que no poseían bienes materiales, recibirían riquezas espirituales de parte Dios. 

También era Su misión sanar a los quebrantados de corazón por causa del pecado, libertar a aquellos cautivos de los vicios, demonios y demás ansiedades de la vida, dar vista a los ciegos físicamente y espiritualmente; y a ofrecer buenas nuevas a todos los que tienen alguna clase de necesidad.

    Toda esa Escritura se cumplió en esa fecha, porque se refería a la primera venida de Cristo y a Su obra redentora; su cumplimiento ya estaba siendo visto por ellos.  Es interesante notar que Jesús no leyó todo el pasaje de Isaías 61:1-11, sino que cortó después de la primera línea del versículo 2.  Lo cierto es que Él leyó solamente la parte que se estaba cumpliendo en esos días; pero dejó lo que todavía quedaba por cumplir, como lo es “el día de venganza de nuestro Dios” (Isaías 61:2).

PARA DISCUTIR

1.    Lea Isaías 61:1-3, y enumere los eventos no citados por Jesús en el pasaje que El leyó.

2.    ¿Quiénes son los cautivos y oprimidos a quienes debemos llevar el mensaje de salvación?


II.    AYES SOBRE LA PRÁCTICA CRECIENTE DEL MAL (Isaías 5:16, 18)

    La creciente ola de maldad que observamos en nuestros días no siempre permanecerá.  El juicio de Dios está siendo preparado para retribuir a cada uno conforme a sus obras.  Todos nos alarmamos al ver que cada día aumenta más y más el crimen, y que se desarrolla con más liberalidad la escuela del vicio bajo el nombre de “cine” o “televisión”. Y más doloroso es aún el hecho de que también la Iglesia Cristiana lleva un rumbo de descenso espiritual.  Pero, detrás de todo, está reservado el juicio de Dios para los malos.  En ese juicio Jehová será exaltado y santificado Su gran nombre.

    Pero el verdadero ¡Ay! es contra aquellos que traen la iniquidad con cuerda de vanidad.  Es decir, que utilizan medios vanos para introducir la inmoralidad en el mundo.  Eso es precisamente lo que más vemos en nuestros días, que los hombres del mundo se han aprovechado de la vanidad para sembrar la inmoralidad y la corrupción en todos los círculos sociales y religiosos.  También traen el pecado “como con coyundas de carreta”, o sea, a la fuerza, “jalado” con riendas.


PREGUNTAS PARA DISCUTIR

1.    ¿Cómo serán los juicios de Dios?  ¿Qué clase de normas habrá para eso?

2.    ¿Qué cuidado debe tener la Iglesia en relación con la vanidad y la inmoralidad?


III.    AYES CONTRA LA PERVERSIÓN DEL JUICIO (Isaías 5:20)

    Llamar bueno a lo malo, y malo a lo bueno significa confusión.  Los falsos maestros tornan la luz en tinieblas, y la dulzura en amargura.  Esa es una figura exacta de los muchos falsos predicadores que andan de casa en casa presentado sus puntos de vista que contradicen a las Escrituras.  Cuando una persona llama bueno a lo malo, y malo a lo bueno, es porque todavía no ha conocido a Cristo, y más bien es su enemigo.  Eso sucede con muchas personas quienes, en su deseo de corrupción, justifican sus obras malas, y acusan a los que andan rectamente como un pretexto para seguir haciendo lo malo.  Cuando se trata de inmoralidad, descontrol propio, falta de amor, deseo de acusar a nuestros semejantes, egoísmo, orgullo, falta de pudor, u otras cosas semejantes, no debe importarnos quién los practica y quién no; ya sabemos que no tenemos por qué dudar que es pecado.  Y si nosotros seguimos los malos ejemplos de otros, sabemos que también iremos por el mismo camino y al mismo destino.  Estas son las personas que sirven lo amargo bajo el nombre de dulce; y cuando tienen que mostrar las amarguras del pecado, las hacen parecer dulces para engañar a los demás.


PREGUNTAS PARA DISCUTIR

1.    ¿Cuál es el único ejemplo perfecto que todos debemos seguir?

2.    ¿Cuál debe ser nuestra actitud si nuestro líder o guía comienza a deshonrar al Señor, aunque sea en lo más mínimo?

3.    ¿Cuál debe ser nuestra actitud ante los falsos maestros?

4.    ¿Será posible encontrar falsos maestros mezclados con los verdaderos?


PARA REFLEXIÓN

1.    Otros libros nos han sido dados para nuestra información, pero la Biblia nos ha sido dada para nuestra transformación.

2.    Los hombres no rechazan la Biblia porque se contradiga a sí misma, sino porque les contradice a ellos.

3.    No deje que su fe se convierta solamente en una religión; porque Cristo vino al mundo para salvarnos de nuestros pecados, y para que no permanezcamos en ellos.


ILUSTRACIÓN

EL MUNDO AL REVÉS

    Hace algunos años, en una película presentada por el Instituto Evangélico Científico “Moody”, un hombre hizo un experimento con unos lentes raros; se los colocó frente a sus ojos, y comenzó al mirar todo al revés.  A un principio, todo le parecía al revés, y le costaba mucho actuar.  Pero después de unas horas de estar con ellos puestos, su organismo se había acomodado tan bien a aquel cambio, que ya no le afectaba mirar al revés, pues le parecía tan derecho, que aun le fue posible manejar un avión de esa manera.  Pero, un fenómeno interesante es que cuando se quitó esos lentes, la vida real le parecía ser toda “al revés”. Sin embargo, todos sabemos que ahora era él quien estaba equivocado, pues todas las cosas andaban perfectamente bien.

    Así pasa exactamente con los hombres cuando se acostumbran a hacer lo malo.  Ven tan natural el pecado en sus vidas, que las cosas que están en el camino derecho les parecen “al revés”.  Pero todos sabemos que el mal está dentro de ellos.  Es por eso que cuando Pablo andaba predicando el Evangelio de Cristo, algunos tesalonicenses lo llevaron ante los tribunales bajo la acusación de estar trastornando el mundo (Hechos 17:6).  Pero la Biblia pronuncia un “ay” sobre todas aquellas personas que llaman a lo bueno malo, y a lo malo llaman bueno, como un pretexto para continuar abiertamente en su camino de maldad.

Édgar Madrid      


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