CONTENIDO:
1. EL SIGNIFICADO DE LA PALABRA CONSENSO
2. LA UNIDAD COMO BASE DEL CONSENSO
3. REQUISITOS PARA QUE FLOREZCA EL CONSENSO
4. LOS LÍDERES DEBEN CUMPLIR CON ALGUNOS REQUISITOS
ESPECIALES (I Timoteo 3:1-7)
5. EJEMPLOS BÍBLICOS DEL CONSENSO
6. LA PRÁCTICA DEL CONSENSO
1. EL SIGNIFICADO DE LA PALABRA CONSENSO
La palabra consenso está estrechamente relacionada con lo que es en sí la iglesia. ¿Qué es la iglesia? El término Iglesia viene del griego �ekklesia�, que significa "asamblea" o �congregación�. De acuerdo con la terminología griega, la palabra iglesia se puede definir de la siguiente manera: La iglesia es un cuerpo viviente que está compuesta por todas las personas que han sido regeneradas por el Espíritu santo, y que gozan de una nueva vida. Sus pecados han sido perdonados y limpiados por la sangre de Cristo.
El apóstol Pablo afirma que la iglesia es el cuerpo de Cristo, y Él es la cabeza: �... Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo, y él es su Salvador� (Efesios 5:23). La iglesia como cuerpo de Cristo, tiene que funcionar en unidad. La comparación que se hace de la iglesia con un cuerpo tiene implicaciones profundas que afectan a todos sus miembros. Por ejemplo, en un cuerpo, todos los nervios y músculos reciben instrucciones directamente de la cabeza. Hay enfermos cuyos miembros no obedecen las órdenes de la cabeza. Estas personas sufren mucho porque sus miembros no obedecen lo que la cabeza indica. Por eso, para que en la iglesia haya consenso, sus miembros deben actuar en perfecta armonía.
Juan 13:34-35, �Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros. En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros�.
I Pedro 3:8, �Finalmente, sed todos de un mismo sentir, compasivos, amándoos fraternalmente, misericordiosos, amigables�.
3.2. ESTAR UNIDOS EN UNA MISMA MENTE Y EN UN MISMO PARECER
I Corintios 1:10, �Os ruego, pues, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que habléis todos una misma cosa, y que no haya entre vosotros divisiones, sino que estéis perfectamente unidos en una misma mente y en un mismo parecer�.
3.3. SER DE UN MISMO SENTIR Y ESTAR EN PAZ
II Corintios 13:11, �Por lo demás, hermanos, tened gozo, perfeccionaos, consolaos, sed de un mismo sentir, y vivid en paz; y el Dios de paz y de amor estará con vosotros�.
Efesios 4:3, �Solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz�.
El Señor pide que estas actitudes rijan la vida de todos los miembros. Por eso, la iglesia como cuerpo de Cristo, debe estar en perfecta sumisión. Sus miembros deben trabajar en armonía para levantar una casa espiritual para el Señor. Deben ser conocidos por la muestra de amor y compasión hacia los demás.
3.4. AMAR AL PASTOR DE LA IGLESIA
La iglesia debe amar y tener a su pastor o pastores en alta estima. De esto la Biblia dice: �Os rogamos, hermanos, que reconozcáis a los que trabajan entre vosotros, y os presiden en el Señor, y os amonestan; y que los tengáis en mucha estima y amor por causa de su obra. Tened paz entre vosotros� (I Tesalonicenses 5:12-13). Cuando hay amor entre el concilio y el pastor, existe edificación mutua y, además, el trabajo de la iglesia es efectivo. La buena marcha de la iglesia depende mucho de la armonía de sus miembros con sus dirigentes.
3.5. LOS MIEMBROS DE LA IGLESIA DEBEN SER HUMILDES EN SU MANERA DE ACTUAR (Filipenses 2:2-5)
Si obedecemos a Cristo con humildad, no tendremos dificultad para ponernos de acuerdo en nuestras decisiones, porque Él mismo nos guía a toda verdad. Por eso en las sesiones de nuestras iglesias �Amigos�, no deben haber vencedores ni vencidos. Tampoco deben haber contiendas, vanaglorias ni discriminación alguna. Todos debemos estar dispuestos a seguir la dirección del Espíritu Santo en nuestras decisiones. El apóstol Pablo dice: �Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo; no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros� (Filipenses 2:3-4).
Los versículos citados anteriormente nos dan los lineamientos y requisitos para que florezca el consenso: líderes espirituales y un concilio que ame a la iglesia y al pastor. También se requiere que todos trabajen al lado del pastor con un espíritu de humildad, reconociendo que todos forman parte del mismo equipo de trabajo.
Efesios 4:4 dice que hay un solo Espíritu. Si esto es así, y todos tenemos al Espíritu, entonces Él debe guiarnos a un consenso, o sea, a un acuerdo común. Si no existe consenso entre nosotros, indica que no hemos oído bien al Espíritu, y debemos esperar hasta que escuchemos claramente su voz.
Como vemos, los líderes tienen que ser personas con características particulares. Tienen que cumplir con los requisitos establecidos por Dios en su santa Palabra. La pregunta para nosotros es: ¿Hasta dónde los estamos cumpliendo?
Hechos 13:1-3.
La iglesia de Antioquía hacía la voluntad de Dios. Estaba dispuesta a escuchar la voz de Dios y a obedecer sus mandamientos. Hechos 13:2 dice: �Ministrando éstos al Señor, y ayunando, dijo el Espíritu Santo: Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a que los he llamado. La respuesta de la iglesia fue unánime y positiva, es decir, hubo consenso entre ellos. La escritura dice: �Entonces, habiendo ayunado y orado, les impusieron las manos y los despidieron. El Espíritu Santo los guió a un consenso, a tal grado que todos tuvieron el mismo sentir de enviar a Bernabé y a Saulo, posiblemente sus mejores líderes, a un trabajo misionero.
Aquí vemos la importancia de la oración y la adoración en nuestra búsqueda del consenso. No fue por gusto que los �Amigos� antiguos le llamaban a la junta mensual �la adoración del Señor a través de los negocios�. Es un error comenzar una sesión sin tener un tiempo de adoración y oración. Por supuesto, debe ser una adoración sincera y no simplemente un culto mecánico. Esta preparación es clave, si queremos oír la voz de Dios y prepararnos adecuadamente para tratar los asuntos espirituales.
Hechos 15
Este capítulo relata la discusión que hubo en la Iglesia de Jerusalén con respecto a que si los gentiles debían guardar la ley de Moisés o no. Por lo que se ve al final del capítulo, el Espíritu Santo trató con cada miembro. Por eso, en consenso se acordó que los gentiles no estaban obligados cumplir con los ritos de la ley mosaica. Los pasos que se dieron en dicha reunión son notorios:
6.1. EL PRESIDENTE
Como el presidente es el que dirige las sesiones, es de suma importancia que sea un hombre o una mujer espiritual, una persona que pueda discernir la voz del Espíritu Santo.
El presidente tiene que controlar el curso de la discusión, y volverla al tema cuando ésta se desvía. Debe dar un resumen de lo que se ha dicho y de lo que el Espíritu Santo está diciendo y cuando hay que terminar la discusión.
Debe ser una persona con mucha paciencia. El consenso no funciona cuando hay demasiada prisa. El presidente no debe apurar las decisiones, sino animar a los hermanos a que tomen el tiempo necesario para descubrir la voluntad de Dios. Si el presidente (u otro hermano) observa que la sesión no está progresando con respecto a algún asunto, pueden pedir que se dedique un tiempo para orar; que tomen un pequeño receso o que dejen el tema para una sesión futura.
El presidente tampoco debe manipular a la asamblea con el fin de que se apruebe algún punto de su preferencia. Además, debe responder con mucho respeto cuando algún miembro de la asamblea hace preguntas.
Cuando postergan una decisión para la próxima sesión, hay oportunidad para discutir el asunto informalmente y analizar las alternativas tranquilamente. La meta es hacer la voluntad de Dios. Cuando no se sabe la voluntad de Dios, es un error seguir discutiendo acerca de un asunto.
6.2. LA SELECCIÓN DEL CONCILIO, EL PASTOR, Y OTROS
El comité de nóminas juega un papel de suma importancia en la selección de los candidatos. Los �Amigos� hemos tenido la práctica de nombrar sólo un candidato para cada puesto, confiando que el comité de nóminas ha orado y consultado mucho antes de seleccionar a los candidatos. A veces es recomendable que haya un segundo candidato ya consultado. Esto es por si resulta alguna incertidumbre en cuanto a la persona propuesta.
El comité debe empezar su trabajo con mucha anticipación para que pueda consultar con los hermanos y escoger con calma a los candidatos. Siempre deben escoger a personas que cumplan con los requisitos bíblicos del liderazgo. Se debe consultar con el pastor durante el proceso de la selección de estas personas. Las personas que se nombran tienen que ser muy espirituales y que contribuyan al crecimiento de la iglesia.
Cuando se presente el nombre de algún candidato en la sesión, éste debe salir con todos sus familiares. Esto es para que los miembros tengan completa libertad y puedan exponer cualquier duda. Además, el consenso no se logra a base de votos, sino a través de la plática o discusión.
Cuando el candidato y sus familiares hayan salido de la sesión, el presidente debe leer los requisitos del puesto y repasar los requisitos espirituales. Después pedirá comentarios, preguntas, etc. Siempre escuchará y analizará el sentir de los hermanos. Si no hay comentarios, debe estimular a la plática. Si hay comentarios negativos o positivos, debe estimular a estas personas para que expliquen bien sus puntos de vista.
Cuando el presidente cree que los hermanos ya han expresado su sentir, puede hacer alguna recomendación, siempre dejando la última palabra a los hermanos.
Es de suma importancia considerar bien la posición de la minoría. La mayoría no siempre tiene la razón. (Recuerde el ejemplo de los 12 espías que investigaron la Tierra Prometida; eran 10 contra 2; pero los 2 tenían la razón). Hasta donde sea posible, deben seguir discutiendo hasta que todos estén convencidos. Si se nota que la persona o las personas en oposición no son espirituales, entonces sus argumentos pierden valor.
Al llegar a un acuerdo, deben invitar a los hermanos que entren nuevamente a la sesión. Si surgió alguna duda durante la discusión, este debe ser el momento para aclararla con el candidato. Si se aclara todo, entonces queda en el puesto.
6.3. TOMANDO DECISIONES
Aparte de las elecciones, en la sesión también se toman otras clases de decisiones; éstas pueden ser con respecto a construcciones, actividades, servicios especiales y disciplina. Un problema que surge con frecuencia en nuestras iglesias es la falta de orden en la sesión. La sesión debe servir para aprobar o rechazar propuestas ya analizadas y aceptadas por el concilio y el pastor.
Una propuesta que ya ha sido analizada por el concilio y el pastor y que se está discutiendo informalmente entre los demás miembros, puede ser confirmada o rechazada con menos tiempo. Si una propuesta se origina en la sesión, lo recomendable es entregarla al concilio para que lo analicen bien y consulten con el pastor y los demás hermanos. Por supuesto, de vez en cuando, hay emergencias que requieren una decisión inmediata, pero la mayoría de propuestas no son urgentes.
Cuando evitamos la costumbre de tratar de inmediato las propuestas que se hacen en una sesión, evitamos decisiones precipitadas y sesiones prolongadas. Por el contrario, si las dudas persisten, entonces se debe buscar otro candidato.
6.4. CÓMO TRATAR CON HERMANOS CONTRARIOS O CACIQUES
El consenso no consiste en rendirse ante el cacique de la iglesia. El consenso es buscar la voluntad del Espíritu Santo. En cada iglesia existen 2 ó 3 personas que han logrado tener membresía aunque no lo merezcan. Un par de miembros carnales pueden arruinar el proceso del consenso, si los hermanos lo permiten.
Las personas que se oponen a todo, difícilmente pueden ser usados por el Espíritu Santo. Por eso hay que analizar el motivo de los que no están de acuerdo. ¿Se preocupan por la obra, o están motivados por el egoísmo, manipulación, o un espíritu de pelea? Lo recomendable es quitarles la membresía a los hermanos carnales, y reintegrarlos hasta que den frutos de arrepentimiento. Si la iglesia no está dispuesta a hacer esto, la única alternativa es no hacerles caso.
Las personas que sólo asisten a las sesiones, pero no asisten a los servicios ni colaboran en la obra, no deben participar en las sesiones. Estas personas no tienen ningún derecho de participar en las sesiones, ya que la sesión es para miembros activos.
No permitamos que una persona domine la conversación. El consenso consiste en buscar la voluntad de Dios, no en convencer a los demás. Uno de los propósitos del presidente es estimular la participación de todos. Dios no siempre escoge al hermano más inteligente, ni al hermano más capaz para guiarnos. Así que el presidente tiene que estar seguro que existe un ambiente espiritual en el cual todos sientan libertad y aceptación.
Si ponemos en práctica estas recomendaciones, veremos un cambio en el ambiente de nuestras sesiones y daremos un ejemplo de la unidad cristiana al mundo. Nuestras sesiones deben ser un testimonio vivo de nuestra vida nueva en Cristo.