PRESENTACIÓN DEL CURSO
El curso Vida de Cristo consiste en tres trimestres de estudio de doce semanas cada uno. Hay cinco lecciones para cada semana, durante diez semanas. De esa manera se estudiará cincuenta lecciones en cada trimestre. La semana undécima servirá para repasar, y en la semana duodécima se aplicará la evaluación del trimestre. Así hay ciento cincuenta lecciones en el curso completo.
Hay dos niveles de estudio. El primero, designado Nivel A, es para todos los alumnos; todos deben cumplir con lo indicada en este nivel. El segundo, designado Nivel B, es para los alumnos que han estudiado por lo menos la primaria, y quienes tienen interés en recibir crédito en la clase de la Vida de Cristo en el programa de estudios en residencia, en el Seminario Teológico amigos “BEREA”. Cabe mencionar que no habrá crédito si no se cumple satisfactoriamente con estos dos niveles.
El alumno debe conseguir los libros “Así Vivió Jesucristo y Así Enseñó Jesucristo, por Willard H. Taylor y la Geografía Bíblica, usada en el Seminario Teológico Amigos “BEREA”. Se recomienda conseguir Una Armonía de los Cuatro Evangelios por A. T. Robertson. Esta Armonía es requisito para los que siguen el Nivel B. Se requiere esta Armonía a fin de que el alumno pueda ver el arreglo del texto por el Dr. Robertson. Sin embargo, hay un problema en cuanto al uso de la Armonía. Usa el texto de la Biblia de la Revisión de 1909 porque fue preparada e impresa antes de la publicación de la Revisión de 1960. El texto usado en estas lecciones es el de 1960, y el alumno debe usarlo. Hay pocos casos en los cuales hay diferencias en los dos textos, pero que son de poca importancia. Por lo general es sólo asunto de usar ortografía más al día, especialmente de los nombres, o cosas muy superficiales. Los libros, Así vivió Jesucristo y Así Enseñó Jesucristo deben ser leídos como lectura colateral. En las primeras lecciones hay páginas asignadas, pero el libro no sigue el mismo orden, y lo demás debe ser leído al paso conveniente para el alumno. El alumno debe buscar en los mapas de la Geografía Bíblica los lugares indicados en texto de la Biblia estudiada para cada lección.
El alumno debe estudiar las porciones indicadas de la Biblia, en este caso los Evangelios. Se seguirá el orden indicado en la Armonía. Después hay que contestar las preguntas en los espacios provistos. Las preguntas en la sección designada “Para Meditar” tienen el propósito de estimular al alumno a pensar, reflexionar y ver qué aplicación hay para su propia vida o la vida de su iglesia o pueblo. Puede ser también que presente una pregunta de interpretación o significado.
INTRODUCCIÓN
Los sucesores de Judas y Simón no eran muy capaces, y el reino se debilitó. Hubo mucha intriga, guerra y anarquía durante aquel período llamado el reino de los Asmoneos, de Asmón, el antecesor de los Macabeos. (Macabeo quiere decir “martillo”). Uno de éstos, Juan Hircano, destruyó el templo samaritano y obligó a los idumeos a hacerse judíos. Más tarde un militar idumeo de mucha riqueza, capacidad e influencia, Antipáter, dominó completamente a Juan Hircano II, quien era muy débil. Este y su hermano disputaron el derecho de reinar y apelaron a Pompeyo, un militar romano que acaba de vencer a Siria y Ponto, que resolviera su disputa. Éste llegó a Jerusalén en el año 63 A. C., y decidió a favor de Hircano. Entre otras cosas, entró el lugar santísimo del templo, y lo halló vacío. Esto fue un gran escándalo para los judíos. Prácticamente, esto comenzó el dominio de Roma sobre Palestina, aunque Antipáter siguió con mucha influencia.
Al morir Pompeyo, Antipáter apoyó a Julio César en su campaña por allí. César, agradeciendo eso, confirmó a Hircano (el dominado por Antipáter) y confirió la ciudadanía romana a Antipáter. Este luego nombró a su hijo, Herodes, gobernador de Galilea. Antipáter fue envenenado en el año 43 A. C. Herodes quiso aliarse con los asmoneos, y se casó con Miriamne, nieta hermosa de Hircano. En el año 40 A. C. el Senado de Roma nombró a Herodes como rey sobre toda Palestina. Los judíos resistieron enérgicamente, y Herodes tuvo que luchar tres años para capturar Jerusalén. Así es que Palestina formaba parte del Imperio Romano, pero gobernado directamente por el capaz, astuto y cruel Herodes. Jesús nació cerca del fin de su reinado.
Después de la muerte de Herodes, en su agonía, su reino fue divido en tres partes según su testamento. A Arquéalo le dio a Judea y Samaria; a Herodes Antipas, le dio Galilea y Perea (“Perea” quiere decir “más allá”); y a Felipe le dio Iturea al Norte. Los judíos rogaron a Augusto, y el César de Roma, que no confirmara el testamento de Herodes, sino que les incorporara como parte de la provincia de Siria. Pero Augusto no los oyó, y confirmó a los hijos de Herodes en sus puestos. De los tres, Felipe era el mejor. Arquelao era tan malo y cruel que en el año 6 D. C. (Después de Cristo), Augusto oyó las quejas de los judíos y le quitó su reino y lo desterró. Al quitar a Arquelao, César nombró gobernadores enviados de Roma a gobernar Judea y Samaria. Poncio Pilato era el quinto de éstos. Herodes Antipas quedó reinando por muchos años; era muy astuto. Jesús le llamó “aquella zorra”. Pero Herodías, su esposa, la que pidió la cabeza de Juan Bautista, quiso ser reina de más territorio. Le instó a pedir más –ser rey sobre toda Palestina. Pero resulto lo contrario, fue depuesto y desterrado.
Así es que en el tiempo de su ministerio, Jesús tuvo que ver con Herodes Antipas, (pero llamado solamente Herodes) y Pilato. Tiberio era el César del imperio romano.
Los judíos tenían que pagar impuestos onerosos a los romanos. El sistema usado por los romanos daba mucho lugar para la corrupción y el abuso. Se establecía la cantidad de dinero como impuesto que debía entregarse de cada distrito al gobierno romano. Se permitía que el cobrador cobrara algo más para su gasto y sueldo. En la práctica estos cobradores exigían todo lo que podían, quedando con ellos todo lo que sobraba de la cuota que tenían que entregar a los oficiales de Roma. Así los cobradores podían enriquecerse a expensas del pueblo. El impuesto se llamaba en latín el “publicum”; por eso los cobradores eran llamados “publicanos”. Eran odiados y considerados como una clase especial de pecadores porque servían al Imperio que dominaba a los judíos, y porque para hacerse ricos exigían más que el impuesto establecido.
Los gentiles aceptaban las diferentes filosofías de los griegos con muchas deficiencias. El epicureismo con su idea que el placer es el fin de la vida, y varias formas de escepticismo eran las más populares. Éstas daban lugar a la inmoralidad, y el resultado era que la maldad moral reinaba. Uno ha dicho que los ejércitos de Roma vencieron a los griegos, y las inmoralidades de los griegos vencieron a los romanos. Las filosofías griegas eran lo mejor que la mente humana podía alcanzar aparte de la revelación divina, y el resultado fue el desastre moral. La situación descrita por Pablo en Romanos 1:18-32 no fue imaginación; era la condición moral de aquella época. Había mucha lujuria por un lado, y mucha pobreza y esclavitud por el otro.
Los judíos vivían regados por muchas partes del Imperio Romano. Los que vivían en Palestina hablaban corrientemente el arameo. Este idioma era muy semejante al hebreo; era el idioma de los asirios (2 Reyes 17:26). Después del regreso del cautiverio llegó a ser el idioma común de los judíos. El hebreo antiguo de las Escrituras era entendido y usado por los sacerdotes y escribas y otras personas preparadas. Sin duda Jesús usaba principalmente el arameo, y es probable que entendía y podía usar el hebreo y el griego.
Los judíos que vivían en otras partes hablaban el griego, el idioma más usado en todo el Imperio Romano. En el Nuevo Testamento éstos se llaman “los griegos” o “los helenistas”. Probablemente los que vivían en Galilea entendían algo el griego a causa del comercio que pasaba por allí y a causa de las ciudades de Decápolis (Diez Ciudades) que existían algo regadas al este del Lago de Galilea donde hablaban el griego.
Es importante observar que el Nuevo Testamento fue escrito en el griego corriente del primer siglo, el “coiné”. Así el Nuevo Testamento podía ser entendido en todo el Imperio Romano.
Los habitantes de Galilea eran más propensos a considerar y aceptar nuevas ideas que los de Judea, que eran muy conservadores, algo cerrados. Por eso Jesús tenía más libertad de actuar y enseñar en Galilea que en Judea; allí pudo llevar a cabo su gran ministerio. Había menos oposición hacia Él en Galilea.
Este contraste era tan grande que muchos paganos observaban la religión y vida superior de los judíos y se hacían prosélitos al judaísmo. Había dos clases de prosélitos. Los que sólo aceptaban la verdad de un solo Dios, le adoraban y vivían según las normas morales de la ley fueron designados “temerosos de Dios” o “prosélitos de la puerta”. Los que se sometían a la circuncisión y cumplían también toda la ley ceremonial gozaban de todos los privilegios de los judíos naturales o nacionales por nacimiento.
El punto dominante era la esperanza de la venida del Mesías. (La palabra “Mesías” quiere decir “ungido” en el hebreo. “Cristo” viene del griego y quiere decir “ungido...”. Así las dos palabras son iguales en significado. Sin duda viene de la práctica ordenada por Dios en el Antiguo Testamento de instalar a un hombre en su puesto –sacerdote y o rey– por ungirle con aceite). Hay mucha profecía del Mesías en el Antiguo Testamento. Sería una persona que con el poder de Dios establecería un reino de justicia y paz para su pueblo y que sería su buen pastor. Lamentablemente, durante muchos los siglos entre el profeta Malaquías y el tiempo de Cristo habían pervertido el concepto de Mesías, de tal manera que esperaban a un gran libertador militar que dirigiría un gran movimiento militar que expulsaría a los romanos odiados por fuerza y daría el dominio total a Israel como el pueblo escogido estableciendo un reino permanente. Esperaban volver a gozar las glorias del reino de Salomón. Es indispensable tener presente este concepto del Mesías que tenían los judíos para poder comprender muchas cosas que Jesús hacía y sus respuestas a varias preguntas que le hicieron durante su ministerio. Claramente Jesús no cumplía tal esperanza o tal concepto.
Es muy lamentable que la vida de los judíos dejaba mucho que desear. Habían añadido tantas interpretaciones e incisos a su ley que en gran medida la habían pervertido y por lo tanto no cumplían el espíritu de la ley. Su concepto del sábado es el ejemplo claro de esto. Lo habían hecho una carga y no un día de gozo y beneficio espiritual. Había opresión hacia los pobres y otros abusos. Pos medio de sus interpretaciones de la ley del divorcio habían hecho el divorcio muy fácil para el hombre e imposible para la mujer. Tenían un concepto bajo de las mujeres. Así la vida moral de los judíos faltaba mucho a lo que Dios quería aunque mucho mejor que la vida entre los paganos.
Había tres sectas religiosas entre los judíos. Los fariseos eran los ortodoxos y conservadores de su día. Su nombre viene de una palabra hebrea que quiere decir “separado”. Eran el partido popular porque eran ortodoxos y contrario a los extranjeros. Tenían la mayoría en el sanedrín, el concilio mayor de los judíos. Creían en la resurrección de los muertos, la vida futura y la ayuda de la providencia actuando lado a lado con la voluntad libre del hombre. Aceptaban todo el Antiguo Testamento, y creían en los ángeles. En cuanto a la vida moral, eran los mejores aunque dejaban mucho que desear; muchos eran ascetas. Pero daban mayor importancia a la “ley moral” que era un compendio de las tradiciones de los judíos. Como ya ha notado, esto tuvo el efecto muchas veces de pervertir la ley de Dios. Prácticamente enseñaban que uno podía ganar su salvación por cumplir cuidadosa y escrupulosamente toda la ley ceremonial con todas las tradiciones que ellos habían hecho. Había unas divisiones o grupos entre ellos; los más importantes eran los seguidores de Hillel, o sea, los liberales; y los seguidores de Shamai eran los conservadores. Esta división se nota más claramente en cuanto a la interpretación de la ley del divorcio. Los fariseos se opusieron a Cristo, y él tuvo que condenarles muy severamente por su legalismo, su dureza de corazón y principalmente por su hipocresía.
Los saduceos eran los “libres pensadores” de su día. Negaban las creencias de los fariseos, especialmente la autoridad de la ley oral, la resurrección de los muertos y el galardón o el castigo futuro. Aceptaban solamente los cinco libros de Moisés como Palabra de Dios. Aunque eran la minoría en el sanedrín, los puestos principales, incluyendo el sumosacerdocio, estaban en manos de ellos. Estaban propensos a colaborar con los romanos y los reyes nombrados por Roma. Jesús no tuvo mucho que ver con ellos, con excepción de los hechos de su arresto, proceso y condenación a la muerte.
Los esenios eran una secta ascética muy estricta que aspiraba a una pureza ideal y una comunión divina. Vivían en comunidades aisladas practicando muchos lavamientos ceremoniales y la comunidad de bienes. Es probable que el Señor nunca tuvo contacto con ellos. Hay algunas indicaciones de influencia pérsica en sus prácticas, especialmente su reverencia al sol.
El sanedrín era el concilio mayor de los judíos. Consistía en 70 miembros más el presidente quien siempre era un sacerdote. Era la corte suprema, y tenía autoridad en asuntos de la ley de Moisés, en casos civiles y aun en casos de la ley criminal. Tenía que decidir lo genuino o falso de las pretensiones de profetas; también tenía que resolver casos de acusación de blasfemia contra Dios. Podía declarar que una persona merecía la pena de muerte, pero los romanos le habían quitado la autoridad de ajusticiar a tal persona. La pena capital debía ser confirmada y cumplida por el procurador, o sea, el gobernador romano.
La sinagoga era el lugar de la reunión cada sábado de los judíos. Había por lo menos una sinagoga en cada pueblo judío y más en las ciudades más grandes. También había una sinagoga en cada ciudad del Imperio Romano donde había suficiente judíos residentes para mantenerla. Su propósito mayor era la instrucción en la ley de Dios, pero también servía como lugar de adoración. Siempre se leía una porción del Pentateuco y otra de los profetas. Después de la lectura, se daba lugar a la predicación. Muchas veces se permitía que una persona capaz que visitaba leyera la Escritura y diera el sermón. Siempre había dos oficiales. El primero tenía la responsabilidad del culto, saber mantener el orden, nombrar a las personas para leer las Escrituras y orar e invitar a alguien a dar el sermón. El segundo debía cuidar los edificios y especialmente cuidar la copia de las Escrituras que guardaban en un cofre especial para ese propósito. Muchas veces había escuelas en conexión con la sinagoga para los niños. Es imposible exagerar la importancia de la sinagoga en la vida judía.
Hay que notar, además, otros grupos. Los escribas eran los que copiaban las Escrituras. Probablemente comenzaron con Esdras. (Véase Esdras 6 – 10). Poco a poco tomaron sobre sí la tarea y la autoridad de interpretar la ley del Antiguo Testamento. Eran formalistas, adoraban la letra de la ley. Eran fariseos. También se llamaban doctores de la ley. Recibieron unas de las reprensiones más severas de Jesús.
Los zelotes compartían los sentimientos de los fariseos en cuanto a los extranjeros y especialmente los romanos. Pero querían hacer más y poner sus ideas en acción; es saber levantarse contra Roma. Al fin sus actividades resultaron en un gran levantamiento de los judíos en el año 66 D. C. y la derrota terrible de ellos por las huestes de Roma culminando con la destrucción de Jerusalén en el año 70.
Los samaritanos eran una raza mezclada que resultó de los casamientos mixtos después de la caída de Israel, el reino del norte, en el año 721 A. C. (Véase 2 Reyes 17). Los israelitas dejados en Israel por los asirios se emparentaron con los diferentes pueblos llevados a Palestina por los asirios de las regiones de Mesopotamia. Había mucho desprecio y odio mutuo entre los judíos y los samaritanos. Este odio comenzó cuando los judíos volvieron de Babilonia para reconstruir el templo y la ciudad de Jerusalén. Los samaritanos procuraron estorbar dicho proyecto. (Léase la historia de aquellos conflictos en los libros de Esdras y Nehemías).
Al terminar esta breve presentación del trasfondo
de la vida de Cristo, se observan cinco puntos de preparación para
su venida al mundo. Se ve que el tiempo propenso para su venida había
llegado.
Casi todo lo que sabemos de la Vida de Cristo se halla en los primeros cuatro libros del Nuevo Testamento, los evangelios. Solamente lo que Pablo indica en I Corintios 11:23-26 y Hechos 20:35 y el relato de la ascensión en Hechos 1:1-11 nos cuenta algo de su vida y palabras aparte de los evangelios. Así es clara la importancia de estos libros históricos.
Como discípulo, Mateo presenció mucho de lo que Jesús hizo y dijo. Para lo demás, fácilmente pudo averiguarlo con los otros, que sí lo vieron y oyeron.
Mateo escribió para los judíos a fin de demostrar que Jesús en realidad era su Mesías prometido. Más que los otros tres, él cita el Antiguo Testamento mostrando que Jesús cumplió las profecías. Esto servía para confirmar la fe de los judíos cristianos y para convencer a los otros judíos que su Mesías ya había venido. La genealogía de Jesús en mateo traza la línea desde Abraham, así demostrando que era descendiente del progenitor de Israel, y traza la línea real de David a José. Con esto demuestra que Jesús hubiera sido literalmente el rey de Israel si hubiera habido un reino en Israel en aquel tiempo.
No se sabe exactamente cuando escribió su libro. Sin duda fue antes de la destrucción de Jerusalén en el año 70 D. C. porque no hay ninguna mención de aquel evento tan terrible. Probablemente fue escrito durante la década de los 50 – 60 cuando la necesidad de la historia escrita de la vida de Cristo se hizo necesaria a causa de la expansión geográfica y numérica de la iglesia. También durante esa década los testigos oculares del ministerio de Jesús comenzaron a morir; por eso se hacía más imperante la necesidad de la historia escrita.
MARCOS
Aunque este autor no era uno de los doce discípulos, sirvió en la iglesia después de Pentecostés. Juan era su nombre judío y Marcos su nombre romano. Es posible, y aun probable, que él era el joven mencionado en Marcos 14:51-52. Así él bien sabía aquel incidente que los otros tres omitieron. La iglesia se reunía en la casa de su madre, María (Hechos 12:12). Juan Marcos acompañó a Saulo (Pablo) y Bernabé de Jerusalén a Antioquía. Hechos 12:25. También fue con ellos en el primer viaje misionero a Chipre y hasta Perge de Panfilia; pero les abandonó allí y volvió a su casa en Jerusalén (Hechos 13:5,13). A causa de eso, Pablo rehusó llevarlo en su segundo viaje misionero (Hechos 15:36-41). Fue con su primo, Bernabé, a Chipre. (“Primo” es la traducción correcta de la palabra griega en Colosenses 4:10 que indica la relación de Marcos con Bernabé). A pesar de su falta, más tarde Marcos sirvió bien, y Pablo declaró su aprecio hacia él (Colosenses 4:10, Filemón 24; 2 Timoteo 4:11). Pedro lo llama “mi hijo” en 1 Pedro 5:13.
Este dato último y varias indicaciones claras en los escritos de los padres de la iglesia (los líderes de la iglesia después de la muerte de los apóstoles) hace casi seguro que Marcos escribió lo que Pedro le contó de la vida de Cristo. Por eso, muchos consideran que este es el evangelio según Pedro.
Este es el evangelio más breve concentrando más en lo que Jesús hizo que en lo que dijo. Se caracteriza por el énfasis en acción y rapidez; también da más detalles de algunos eventos y con descripción más vivida. (Por ejemplo, “la hierba verde” en Marcos 6:39). Presenta a Jesús como el poderoso Hijo de Dios, el vencedor y el Siervo de Dios que también tiene que sufrir.
Probablemente Marcos escribió su libro en Roma. Usa diez términos latinos que no aparecen en otra parte del Nuevo Testamento, y explica unas costumbres judías porque escribe a los gentiles. No se sabe la fecha exacta cuando fue escrito, pero seguramente fue escrito antes de la destrucción de Jerusalén en el año 70 D. C. Puede ser que Marcos lo escribió cuando Pedro estaba en Roma poco antes de su muerte, que ocurrió en el año 68, según las tradiciones que quedan de aquel tiempo. Sin embargo, hay eruditos que creen que fue el primer evangelio escrito en la primera parte de la década de los años 50 – 60.
LUCAS
En Colosenses 4:14, Pablo llama a Lucas “el médico amado”. Así sabemos que era un hombre bien preparado y de carácter muy simpático. En la lista de compañeros de Pablo en Colosenses 4:7-15, Lucas aparece después de las palabras “que son los únicos de la circuncisión” (vs.11); y por eso se acepta universalmente que era gentil. Era el único autor gentil de la Biblia. Una comparación de Lucas 1:1-4 con Hechos 1:1-2 hace claro que Lucas también escribió el Libro de Los Hechos. Así escribió la historia de la Vida de Cristo y de su iglesia desde el anuncio del nacimiento del precursor, Juan el Bautista hasta la llegada de Pablo a Roma.
Lucas acompañó a Pablo en su segundo viaje misionero desde Troas hasta Filipos. Hechos 16:10-17. Se juntó con Pablo otra vez en su tercer viaje y le acompañó probablemente hasta Jerusalén. Hechos 20:5-15; 21:1-18. Lo más probable es que se quedó en Filipos entre la primera visita de Pablo allí y el paso de él por allí rumbo a Jerusalén en el tercer viaje cuando Lucas vuelve a hablar en primera persona del viaje. (El uso de Lucas de “nosotros” y los verbos y pronombres correspondientes es la base de afirmar que él estaba con Pablo en esos viajes en el tiempo indicado). Aunque no vuelve a hablar en primera persona hasta Hechos 27, lo más probable es que estaba con Pablo o relativamente cerca de él todo el tiempo desde que se juntó con él en Filipos yendo a Jerusalén. Las referencias a Lucas en Colosenses 4:14, Filemón 24 y 2 Timoteo 4:11 hacen claro que estaba con Pablo en sus prisiones en Roma probablemente hasta la muerte del gran apóstol. Hay especulaciones que Lucas estaba con Pablo para atenderle como médico debido a los problemas físicos de Pablo.
Lucas era un historiador superior. Como hombre preparado, sabía averiguar y apuntar los datos necesarios para sus libros con gran exactitud. Las investigaciones arqueológicas e históricas hechas en los últimos aproximadamente 90 años confirman la exactitud con que Lucas escribió. Lo más probable es que durante los dos años que Pablo estuvo preso en Cesarea (Hechos 24:24-27), Lucas averiguó los datos de las historias de los anuncios y nacimientos de Juan el Bautista y Jesús. Pudo haber hablado directamente con María, madre de Jesús y otros testigos de los eventos que describió en su libro. También pudo haber usado otros escritos ya hechos de eventos en la vida de Cristo. Seguramente investigó con mucho cuidado y escribió con una exactitud maravillosa (Lucas 1:1-4). No se sabe quién era Teófilo. Hay especulación que era su maestro de medicina o un amigo íntimo de alto rango, probablemente gentil.
El libro que Lucas escribió se distingue por su hermosura literaria, cosa que indica su buena preparación. Da la genealogía de Jesús desde Adán, así mostrando que es Salvador de todos los hombres. También más que los otros, habla bien de las mujeres notando el papel de ellas en la vida de Cristo. Por ejemplo, sólo él menciona la profetiza Ana (Lucas 2:36-38) y la hospitalidad de Marta y Maria (Lucas 10:38-42.) Sólo él habla de la niñez de Jesús. Hay varios eventos, parábolas enseñanzas que sólo se encuentran en Lucas. Estos se notarán en el curso del estudio. Este es el más extenso de los cuatro evangelios. Los dos libros de Lucas componen un 28% del Nuevo Testamento, más que lo escrito por cualquier otro autor del Nuevo Testamento.
JUAN
Juan y Jacobo eran hijos de Zebedeo y trabajaban con su padre como pescadores. Estos hermanos, juntos con Pedro, eran los tres discípulos más íntimos de Jesús de entre los doce, puesto que eran los que Jesús permitió presenciar la resurrección de la hija de Jairo y la transfiguración, y estaban más cerca de Él en su agonía en el huerto de Getsemaní. Fue Juan que estaba reclinado más cerca de Jesús en la última cena en la víspera de la crucifixión. Primero fue discípulo, con Andrés, de Juan el Bautista; y siguiendo la declaración de Juan en cuanto a Jesús, llegó a ser uno de los primeros discípulos del Señor (Juan 1:35-39). (Se cree que Juan fue el otro discípulo con Andrés aquel día. Juan nunca usa su propio nombre en su evangelio, sino que se refiere a sí mismo como “el otro discípulo” o “el discípulo a quien amaba Jesús"). Muchos eruditos creen que su madre era Salomé, hermana de María, la madre de Jesús; y así Juan era primo de Jesús. Jesús apellidó a estos dos hermanos “hijos del trueno” (Marcos 3:17), indicando su carácter tempestuoso; pero después Juan se conocía como “el discípulo amado”. (Jacobo fue el primero de los discípulos que murió como mártir (Hechos 12:1).
Después del Pentecostés Juan era uno de los líderes de la iglesia. Pablo se refiere a él como uno de las columnas en la iglesia de Jerusalén (Gálatas 2:9). Las tradiciones acerca de él indican que mucho más tarde dirigió la iglesia en Éfeso, donde murió a una edad muy avanzada. Claramente estaba por allí cuando fue a la Isla de Patmos donde recibió los mensajes y visiones que componen el Libro de Apocalipsis.
Juan presenció muchos de los eventos de los cuales escribió, y pudo haber hablado con otros para averiguar lo que pasó que él no vio. (Por ejemplo, el que esto escribe considera bien posible que Juan habló con Nicodemo después de Pentecostés en cuanto a la gran revelación que Jesús le hizo, relatado en Cap. 3 y con la mujer samaritana cuando él y Pedro fueron a Samaria para investigar el avivamiento allí (Hechos 8:4-8).
El evangelio de Juan describe menos y principalmente diferentes eventos que los tres relataron, pero da más detalles de estos eventos. Muchos creen que dispuso relatar otros eventos para llenar unos vacíos que los sinópticos habían omitido. (Los otros tres se llaman “los sinópticos” porque dan una sinopsis o resumen de la vida de Jesús). Esto parece muy lógico porque las indicaciones son que escribió alrededor del año 90 D. C. estando en Éfeso, por lo menos unos 20 a 25 años después de los otros. Juan escribió para toda la iglesia, y también tuvo el cuidado de explicar unas de las costumbres de los judíos puesto que la mayoría de sus lectores serían gentiles.
Juan es el evangelio más teológico. Esto se ve en el prólogo (Juan 1:1-18) y en el gran énfasis en la Deidad de Jesús. Juan usa metáforas en vez de símiles. (“Yo soy...” en contraste con “el reino es semejante a...”). Declara muy positivamente el propósito de su relato de la vida de Jesús en el capítulo 20:30-31 donde se dirige directamente a sus lectores.
Hay dos problemas en cuanto a la cronología de la vida de Cristo. Primero, no se sabe con exactitud la fecha del nacimiento de Jesús. Es necesario recordar que ninguno de los reyes, gobernadores u otra persona de importancia política o religiosa tomó nota del nacimiento de Jesús. Sólo José y María, Simeón, Ana, los pastores y los magos se dieron cuenta. Así nadie apuntó la fecha del nacimiento más importante de toda la historia del mundo. Aun más, más de cuatro siglos pasaron antes de que alguien pensara que sería mejor contar los años desde el nacimiento de Cristo que contarlos de cualquier otro evento. El abad de un monasterio en Roma, Dionysius Exiguus, o en español, Dionisio el Pequeño, quien murió en el año 556 tuvo la idea de establecer un calendario con base en el nacimiento de Cristo. Él tuvo que calcular para atrás usando los datos que tenía para fijar el punto de principio para contar los años, es a saber, el nacimiento de Cristo. Se equivocó unos 4 o 5 años. A base de mejores datos se hace ahora un cálculo mejor. Los romanos contaban los años desde la fundación de la Ciudad de Roma: AUC (ab urbe cóndita = desde ciudad construcción). Se sabe de otras fuentes que el rey Herodes murió en el año 750 AUC. Sabemos que Jesús nació cuando Herodes todavía vivía. Hay que dejar tiempo para la presentación de Jesús en el templo cuarenta días después de su nacimiento y la llegada de los magos. Por lo tanto, Jesús nació a más tardar en 749 AUC. Pero Dionisio fijó el primer año de su calendario como 754 AUC. De eso se sabe que Jesús nació en año 5 A. C. según el calendario que hoy se usa. Es una anomalía, pero no es posible hacer un cambio ahora.
Tampoco hay seguridad del mes y día de su nacimiento. Los paganos celebraban el 25 de diciembre como la victoria del dios de la luz sobre el dios de las tinieblas, porque el 23 de diciembre los días comienzan a ser más largos otra vez. (El 21 de diciembre se llama el solsticio de invierno porque en esa fecha el sol llega a su punto máximo al sur; la noche del 21 es la más larga del año y los días 21 y 22 son casi iguales. El día 23 ya es un poco más largo. El 21 de junio es el solsticio de verano; esa noche es la más corta. Los equinoccios, cuando el día y la noche son iguales, caen el 21 de marzo, el de verano, y el 23 de septiembre, el de otoño). Los líderes de la iglesia en el siglo cuarto decidieron celebrar el nacimiento de Cristo el 25 de diciembre para proveer una fiesta cristiana para los cristianos, para tomar el lugar de la fiesta pagana. Además, pareció bueno celebrar el nacimiento de la verdadera luz del mundo cuando antes se celebraba el principio anual del retorno del sol hacía el norte. Hay un problema práctico en cuanto al 25 de diciembre; es de dudar que los pastores hubieran estado velando sus ovejas en el tiempo más frío del año. Pero, como no se sabe la fecha correcta, es bueno celebrar su venida al mundo en la fecha tradicional porque ciertamente nació en alguna noche del año.
El otro problema tiene que ver con la duración del ministerio de Jesús. Tradicionalmente se enseña que fue de tres años y unos pocos meses, pero es muy posible que fue de sólo dos años y unos pocos meses. Juan es el único de los cuatro que da datos claros en cuanto al tiempo de los eventos en la vida de Cristo, antes de la entrada triunfal en Jerusalén pocos días antes de la crucifixión. En Juan 2:13 y 23 y 23, 6:4 y 12:1, Juan claramente habla de tres pascuas en el ministerio de Jesús. En la primera, limpió el templo, en la de 8:4 alimentó a los 5000 y en la última fue crucificado. Si solamente había estas tres, entonces su ministerio fue de sólo dos años entre la primera y la tercera pascua. Si la fiesta de 5:1 también es una pascua, entonces ésta sería la segunda de su ministerio y el tiempo total serían tres años. Esta interpretación es la base de la cronología de un ministerio de tres años. Pero, si Juan tuvo el cuidado de decir claramente que las otras tres fiestas fueron pascuas, ¿por qué no declaró así para la fiesta de 5:1? Interpretar ésta como alguna otra fiesta, posiblemente la de Purim, es la base de la cronología de sólo dos años. No hay manera de comprobar una o la otra positivamente. El que esto escribe se inclina a la cronología de sólo dos años del ministerio de Jesús, así eliminando el año de oscuridad que la otra cronología demanda. Los pocos meses más se refieren al tiempo entre su bautismo y la primera pascua donde debe caber los 40 días de la tentación y su primer viaje a Galilea relatado en Juan 1:43 –2:12.
Hay otro problema en cuanto a la edad de Jesús cuando fue crucificado y la fecha de la crucifixión. Tradicionalmente se dice que tenía 33 años y fue en el año 30. Sin embargo, hay un autor moderno que presenta mucha evidencia muy convincente que la crucifixión tuvo lugar en el año 33, el 3 de abril de nuestro calendario cuando Jesús tenía unos 37 ó 38 años.
Estos problemas no son de mayor importancia, y no afectan ninguna doctrina o verdad en cuanto a la persona u obra de Jesús. Sin embargo, el alumno serio y estudioso de la vida de Cristo debe, estar al tanto de ellos y saber cuáles son las posibles soluciones.