LECCIÓN No. 2 (regresar
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LA TRAGEDIA DE LA INCREDULIDAD
PARA ESTUDIO: Capítulo 1.
LECTURA DEVOCIONAL: Hebreos 4:1-11.
PARA MEMORIZAR: Hebreos 3:12.
PROPÓSITO
Demostrar confianza en Dios poniendo por obra su Palabra, considerando
que la incredulidad acarrea terribles consecuencias.
I. INTRODUCCIÓN
A. ESTAS SON TODAS LAS COSAS QUE HABLÓ MOISÉS A TODO
EL PUEBLO (Dt. 1:1, 3)
Los versículos en mención nos llevan a considerar
por lo menos tres cuestiones importantes:
1. Moisés es quien habla. De él se vale Dios para
transmitir su mensaje, de la misma manera en que se valió de él
en el pasado para obrar hechos portentosos: La liberación de Egipto,
la entrega de las tablas con los términos del pacto, la conducción
del pueblo por el desierto y otros milagros.
Dios se sigue valiendo hoy de sus siervos fieles y comprometidos con
su causa, especialmente de aquellos que creen y marchan hacia delante.
2. Habla a todo Israel. Esta es una recapitulación de la
ley, atendiendo al hecho que la mayoría del pueblo es joven y se
encuentran a punto de entrar a la Tierra Prometida; en este instante se
encuentran acampados sobre la llanura del Jordán situada al noroeste
del Mar Muerto, conocido como Transjordania o “más allá del
Jordán”. Es improbable que estuvieran todos escuchando, pero
sí, los representantes de cada tribu que luego trasladarían
fielmente el mensaje al todo el pueblo.
3. “Todas las cosas”. Esto quiere decir todos los consejos que
Dios les había dado. Se refiere a todos los temas principales de
su fe y sus deberes como pueblo escogido.
El momento era glorioso. El líder escogido por Dios estaba
trasladando a sus dirigidos todo el mensaje, sin ocultar ningún
detalle que pudiera perturbar la vida del pueblo en la nueva morada.
Este es un fiel reflejo de lo que debe ser la labor pastoral a la iglesia
joven de hoy.
B. “ONCE JORNADAS HAY” (Vs. 2): CERCA, PERO LEJOS
Sólo once jornadas, pero les llevó 40 años.
Este es un hecho muy criticable. Sin duda sobran comentarios negativos,
pero mejor estudiemos nuestras vidas y saquemos nuestras propias conclusiones,
porque tantas veces nos sucede lo mismo. La bendición está
muy cerca, pero decidimos dar un gran rodeo para llegar a ella. En
este rodear muchos han perecido en el desierto espiritual sin haber, ni
siquiera, llegado a la frontera.
Algunos factores muy variados como la negligencia, apostasía,
pereza, etc., pueden demorar nuestro caminar. “Once jornadas”.
Esta situación debe alertarnos. Si al fin de tanto estamos
por entrar es necesario que prestemos atención sin volver a ningún
lado ni subestimar a quien demora más de la cuenta, “no sea que
nos deslicemos” (Hebreos 2:1).
En la demora muchos han fracasado y muerto; pero otros seguimos luchando,
y aún, avanzando. Pues mientras es tan humillante para nosotros
el ser tardos en aprender, es una gracia especial de Dios el afanarse tanto
por nosotros a fin de asegurarnos en nuestra enseñanza.
II. REFLEXIÓN
1. El viaje de Israel desde Horeb a Cades-Barnea ilustra la historia
de muchas almas en cuanto a su deseo de encontrar la paz.
2. Muchos del pueblo del Señor andan durante años dudando
y temiendo, sin conocer la verdadera libertad con que Cristo nos hizo libres.
3. Muchos persiguen en su posición y estilo: con falsos manuales
de devoción, saboreando falsas enseñanzas o adormecidos en
su legalidad. Oremos por ellos y por nosotros mismos, considerando
que la prueba ya pasó, que los 40 años se han cumplido y
que ahora está más cerca de nosotros la salvación
que cuando creíamos (Romanos 13:11).
A. DIOS LLAMA A POSEER LA TIERRA (Dt. 1:6-8)
“Habéis estado bastante tiempo en este monte” (vs. 6).
“Sube y toma posesión de ella –la tierra (vs. 21).
El consejo de Dios cuando llegaron a Cades-Barnea tras su peregrinación
de once jornadas fue “POSEER” del hebreo “YARASH”, el cual aparece más
de 50 veces en Deuteronomio, y significa tomar posesión, subyugar,
o desposeer; y se aplica a la propiedad y a la tierra. La delimitación
de la tierra es clara:
-
La Comarca: Norte del Araba, valle del Jordán.
-
El Monte: La cadena central.
-
Los valles: pie de la montaña, llanura marítima.
-
Costa del Mar: llanura que se extiende al interior desde el Mediterráneo.
-
Neguev: El sur, llanuras áridas.
-
Líbano: por el norte.
-
Éufrates. Los límites naturales.
Ciertamente la tarea es grande. Nos preguntamos: ¿tenían,
los israelitas, una base suficiente razonable como para creer que podían
vencer a los cananeos y poseer la tierra? Por supuesto que sí.
Veamos cuáles son esas bases:
-
Tenían las promesas maravillosas de Dios, “Jehová peleará
por vosotros” (vs. 30).
-
Tenían experiencias pasadas y presentes (vss. 31, 33).
-
Tenían la aprobación del Señor, “Yo os he entregado
la tierra” (vs. 8).
B. LA NEGATIVA DE ENTRAR Y POSEER LA TIERRA (Dt. 1:26-33)
Esta actitud negligente se describe con los siguientes pasos
que tomaron:
PRIMERO: No quisieron subir (vs. 26).
SEGUNDO: Murmuraron en sus tiendas (vs. 27).
TERCERO: Se quedaron en sus casas, no se formaron para continuar la
marcha.
CUARTO: Culparon a Dios de aborrecerlos.
Se ve una gran disposición a desobedecer, basado en informes reales,
pero vistos sin los ojos de la fe. Por no tener fe vieron:
-
Ciudades grandes y amuralladas. Pero Dios podía derribarlas;
lo demostró en Jericó (Josué 6:20).
-
Enemigos más grandes, gigantes. Pero Dios ya los había
librado de Egipto.
OJO CON ESTO. Frecuentemente olvidamos las maravillas de Dios
y retardamos su bendición sobre nosotros. La negativa de entrar
y poseer la tierra trajo consecuencias lamentables.
-
Acarrearon juicio sobre sí (vss. 34-40). “No verá hombre
alguno de estos, de esta mala generación, la buena tierra” (vs.
35). Esto nos enseña cosas importantes. 1. El pueblo
se desheredó a sí mismo y quedó fuera del propósito
divino por una generación completa. 2. Dios no obliga
a nadie. Permite que cada cual ejercite su libre albedrío.
Sin embargo, podemos traer sobre nosotros consecuencias negativas.
3. Podemos poner en peligro nuestra felicidad futura por un momento
de rebeldía e incredulidad.
-
“También contra mí se airó Jehová por vosotros”
(vs. 37). Moisés no era solamente su dirigente, sino profeta
y mediador; pero provocado por las quejas de la gente (aunque esto no es
justificación) actuó con incredulidad (Números 20:10-12).
De esa manera quebrantó la fe en el Señor no reverenciándole
como santo (Deuteronomio 32:51). “A Moisés se le había
acaba la paciencia. El pueblo se había quejado incesantemente.
En un ataque de ira tildó al pueblo de rebelde y en lugar de hablarle
a la roca, la hirió. El agua salió a borbollones” (H.
C. Mears).
-
Toma de decisiones incongruentes con la realidad: luego de rechazar intentar
entrar. Los israelitas rebeldes intentaron penetrar a Canaán
(vss. 41-46). Sin embargo, el que estuvieran dispuestos a corregir
su primera rebelión no expió su pecado. Este intento
les hizo concientes del juicio divino. Parece característico
del humano el no apreciar lo que se tiene hasta que lo ha perdido.
En Cantares 5:2-8 podemos ver reflejada claramente esta reacción
tardía hacia el amor del Señor que nos busca.
-
Aprendamos aquí la lección de lo que significa aceptar lo
mejor que Dios nos ofrece. Él ofrece lo perfecto, y a veces
lo rechazamos. La oportunidad se pierde para siempre. Todo
varón de más de veinte años para arriba que se negó
a entrar en la Tierra Prometida la primera vez murió en el desierto.
Sólo Josué y Caleb quedaron excluidos del juicio debido
a las siguientes razones:
-
Siguieron fielmente a Jehová (Deuteronomio 1:36; Números
14:24; Josué 14:8-9).
-
Con una pequeña minoría dijeron y aconsejaron a los israelitas
que podrían ocupar la tierra con ayuda de Dios (Números 13:30,
14:6-9).
-
En resumen, estaban seguros que iban a entrar en Canaán porque Dios
estaba con ellos.
III. CONCLUSIÓN
-
Insistir en hacer lo bueno cuado no es el memento porque Dios ha dicho
que no, es rebelión, como hacer lo malo cuando debemos obedecer
(vs. 43).
-
Jehová habló, ¿qué tenía que hacer el
pueblo? Nada más que obedecer. Solamente debían
descansar en el amor y obedecer los mandamientos de Jehová su Dios.
En esto estaba el secreto de su paz, su felicidad y seguridad.
-
Quizá podemos preguntarnos ¿De qué manera guía
Dios ahora a su pueblo? Ciertamente no esperamos oír su voz,
o esperar el movimiento de una nube, pero tenemos algo mucho mejor.
Existen por lo menos tres vías: La Palabra de Dios, el Espíritu
de Dios y nuestro propio espíritu. Las siguientes preguntas
podrían servirnos de guía para entender, si queremos saber,
cuándo estamos desviándonos del propósito de Dios
y si estamos cayendo en desobediencia.
-
¿Lo prohíbe la Biblia explícitamente? ¿Quebranta
alguna enseñanza de las Escrituras? (Juan 12:48).
-
Los mejores cristianos que conozco ¿participan de ello? Si
Cristo viniera hoy, ¿lo estaría haciendo? Recordemos
que Él debe ser siempre nuestro primer ejemplo (I Pedro 2:21; Juan
17:16).
-
¿Me gustaría estar ocupado en esta actividad cuando Cristo
vuelva? (Tito 2:12-14; I Juan 3:3).
-
¿Apagará mi espiritualidad, o sería un obstáculo
para mi comunión con el Señor? ¿Colosenses 3:1-3).
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¿Puedo convertirme en piedra de tropiezo para algún hermano
débil? (I Corintios 8:9-13).
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¿Cómo afectará mi testimonio delante de uno que no
sea creyente? (Filipenses 2:15).
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Constantemente nos asaltan por problemas que pueden hacernos desviar del
propósito; pero el pueblo de Dios que afirma creer en Jesucristo
como Salvador, tiene una base razonable para confiar en Dios al enfrentarse
con las dificultades de la vida. La persona que ha pasado de las
tinieblas a la luz, de la potestad de Satanás a Dios, y ha recibido
el perdón de los pecados (Hechos 26:18), ha tenido una transformación
efectuada por un poder sobrenatural, lo cual le capacita.
-
Con frecuencia es nuestro temor el que nos impide a disfrutar todo lo que
Dios quiere darnos. Tenemos miedo de lo que puedan decir otros.
Tenemos miedo de lo que pueda pasar si depositamos incondicionalmente toda
nuestra confianza en Cristo.
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