PARA ESTUDIO: Deuteronomio 5 y 6.
LECTURA DEVOCIONAL: Gálatas 3:11-18.
VERSÍCULO PARA MEMORIZAR: Hebreos 10:16.
PROPÓSITO
Ver las implicaciones de los mandamientos divinos en nuestra vida diaria.
I. INTRODUCCIÓN
Los diez mandamientos constituyen una categoría única: “Y no añadió más” (Dt. 5:22). Son fundamentales para vivir y pensar con corrección:
Los diez mandamientos o Decálogo, constituyen la esencia de la revelación de Dios en Horeb, cuando estableció y ratificó la relación del pacto. Las añadiduras que fueron reveladas en la posteridad a través de los profetas, tuvieron su base en la primera revelación que se le hizo a Moisés.
Las implicaciones que el Decálogo tiene para el cristiano son necesarias que se consideren. Jesús enfatizó estos mandamientos como obligatorios para la conducta de los creyentes cuando indicó al joven rico que los cumpliera para heredar u obtener la vida eterna (Mateo 19:16-22; Marcos 10:17-22). De tal manera que una persona que profese creer en Jesucristo, difícilmente podrá ignorar el Decálogo. Pablo también al referirse a la relación interpersonal de amor entre los creyentes los repite (Romanos 13:8-10).
2. “JEHOVÁ TE SACÓ DE CASA DE SERVIDUMBRE” (Dt. 5:6)
Dios se identifica a sí mismo como el que les redimió de la esclavitud en que se encontraban sometidos bajo el yugo egipcio. La relación se inicia cuando Dios los libera con el despliegue de todo su poder. Moisés fue el medio que el Señor utilizó para establecer dicha relación con el pueblo. Para el cristiano o creyente en el Nuevo Testamento, es esencial que reconozca a Cristo como Redentor a fin de poder establecer una relación vital con Dios. Cualquier consideración tocante a la vida cristiana parte de esta experiencia de la redención sobrenatural en Cristo, sacándonos de la esclavitud del pecado.
3. JESÚS Y LOS DIEZ MANDAMIENTOS
Los últimos cinco mandamientos del Decálogo se refieren a las relaciones humanas y vienen expresados en términos negativos.
Dios habló y proveyó copias escritas de Su mensaje. El Señor establece comunicación con su pueblo. Hebreos 1:1 expresa este interés que Jehová ha mantenido en revelarse a nosotros cuando dice: “Dios habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo” (Hebreos 1:1-2). El salmista se asombra de esa íntima comunicación que el amoroso Padre Celestial mantiene al recitar: “¿Qué es el hombre, para que tengas de él memoria, y el hijo del hombre, para que lo visites?” (Salmo 8:4). Lo importante de esta revisión de las circunstancias y de cómo se fueron dando es ésta: Dios es quien habla y ordena.
El pueblo que había visto y oído la manifestación de Dios pidió a Moisés que fuera su representante, asegurándole que serían totalmente obediente (5:27). En esto, Moisés es tipo de “aquel que es mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre” (I Timoteo 2:5).
Dios aceptó el compromiso del pueblo de que le sería obediente. El versículo 29 expresa el interés de un Dios amoroso y compasivo al que los israelitas seguirían con sinceridad, cumpliendo el compromiso hecho y siendo obediente a sus mandamientos.
Los versículos 32-33 nos presentan la súplica de Moisés a la nueva generación de que consideren muy seriamente lo que Dios espera de ellos, ya que está en juego la prosperidad y la vida en la Tierra Prometida.
Vss. 4-9. Las palabras de Moisés en 6:4-9, 11:13-21 y Números 15:37-41 constituyen el Shema, la gran confesión del judaísmo. Los judíos piadosos lo recitan dos veces cada día en su liturgia. Expresa desde su inicio el reconocimiento de que Dios es “el único Dios”. Lo primero y más esencial para el israelita era una entrega sin reservas y fe de todo corazón, expresada en amor hacia Dios.
¿Tendremos el mismo orden de prioridades nosotros actualmente? Les estaba totalmente prohibido el considerar a otros dioses y si lo hacían, Dios se enfurecería contra ellos (6:4-15).
Vss. 16-19. Esta devoción exclusiva e incondicional les aseguraba ocupar con éxito la tierra. No debían poner a prueba o tentar a Dios dudando de Su presencia en medio de ellos (Éxodo 17:7).
Vss. 20-25. En el futuro surgirían preguntas. En respuestas a esas dudas de las próximas generaciones respecto a esos mandamientos, la respuesta sencilla sería que Dios les había redimido de la esclavitud en Egipto por medio de Su poder milagroso.
II. CONCLUSIÓN
Y es que aunque los hábitos mencionados anteriormente
son dignos de encomio, pero es importante que la persona que diga que es
cristiana sea conocida por su entrega a Dios sin ningún tipo de
reserva. No tiene que identificarse por observaciones legales de
ciertas prácticas religiosas en su vida, ya que ningún precepto
vale nada, sino es observado y reforzado con la práctica y el ejemplo
en la vida diaria.