PARA ESTUDIO: Deuteronomio 16:18-21.
LECTURA DEVOCIONAL: Proverbios 3:1-10.
TEXTO PARA MEMORIZAR: Romanos 12:18.
PROPÓSITO
Enumerar algunos elementos que nos ayudan en la práctica de nuestras relaciones humanas.
INTRODUCCIÓN
1. DEMANDAS POSITIVAS
Existen, en nuestra sociedad, diferentes normas que persiguen la convivencia pacífica del hombre. El que las viola, acarrea sobre sí las consecuencias respectivas. Están las normas sociales que nos impone la sociedad; las normas morales que nos la imponemos nosotros mismos y las normas jurídicas que son impuestas por el estado. El incumplimiento de las primeras tiene como sanción la crítica, el de las segundas trae remordimiento; y la violación de la tercera trae como consecuencia la privación de todos los derechos fundamentales.
La administración de la justicia en Canaán se adaptaba a las circunstancias cambiantes que se daban. En un principio Moisés que era el mediador, servía de juez cuando Israel acampaba junto al Monte Sinaí, y utilizaba ayudantes cuando lo necesitaba (Éxodo 18:13-26). En cambio, para cuidar las relaciones humanas se debían nombrar jueces y oficiales en las ciudades por todo el país, los cuales procederían con justicia (Dt. 16:20).
Cualquier desviación de la adoración del verdadero Dios, debía tratarse con severidad. Cada uno de los israelitas era responsable de desarraigar la idolatría dondequiera que se encontrara (Dt. 17:8-13).
2. SACERDOTES Y LEVITAS (Dt. 18:1-8)
Los sacerdotes y los levitas eran también
de vital importancia en la vida de los israelitas. Debían
recibir su apoyo del pueblo al traer sus ofrendas, ya que no se les había
adjudicado territorio como había sucedido con otras tribus.
Fueron puestos para administrar el nombre de Jehová y ministrar
en su nombre.
3. LOS PROFETAS (18:9-22)
En convivencia sana y pacífica con los demás.
Entra también el propósito de agradar a Dios. Ahora
bien, cómo podemos saber que lo que estamos haciendo no riñe
con la voluntad de Dios, aunque agrade a los hombres.
El punto clave para Israel es que Jehová conduciría al pueblo mediante sus siervos los profetas, de la misma manera que Moisés sirvió de intermediario en Horeb. En el pueblo se había establecido la verdadera adoración y siervos auténticos de Jehová que continuarían enseñando el camino correcto. Pero también, adicional a la verdadera adoración y a los verdaderos siervos de Jehová, también surgiría la adoración falsa y profetas falsos que enseñarían cosas diferentes. La forma de identificarlos era sencilla: Si no se cumplía lo que dijeran, y acontecía, tal profeta era falso (vs. 22).
2. Con respecto a la propiedad privada tenía vital importancia el hecho que era una sociedad que su bienestar se cimentaba en la posesión de la tierra. Habría una protección especial para el pobre (Dt. 19:14): “No reducirás los límites de la propiedad de tu prójimo”.
3. El acusado tenía derecho a un juicio justo y legal (19:15-21). En el cap. 17:6, ya había sido establecida una regla para el testimonio. Se necesitaban dos testigos para ejecutar a un culpable. Aquí se agrega una cláusula más que la cautela del juez (vs. 18): “Inquirirán bien”. Esto en caso de que hubiera malicia en la presentación del testimonio. Si resultaba falso el testimonio se aplicaría la regla de oro (vs. 19).
4. Deuteronomio 20. La guerra. La justicia de Dios que era características en los asuntos internos de Israel, también debía ser aplicada en su relación con las demás naciones, aun cuando fueran enemigas. No sólo la adoración, sino también la guerra debía ser santa. Esto nos suena extraño. Sin embargo, la historia de Israel se encuentra saturada por la presentación de la guerra como una institución sagrada.
El propósito de la guerra era evitar que los israelitas se dejaran engañar por las costumbres pecaminosas de las naciones paganas (Dt. 7:22-26). La orden extrema de exterminarlos completamente, era una medida de prevención, tal como vemos en Dt. 20:20. Compárese con Apocalipsis 21:27.
Los principios humanitarios que se aplicaban en la guerra bajo la ley mosaica contrastaban con las brutalidades de otras naciones, especialmente la de los asirios en los períodos posteriores.
2. Vss. 10-14. Acerca de las cautivas (No cautivas cananeas, sino de países lejanos.
4. Vs. 18-21. Hijos depravados. La autoridad paterna queda limitada y se confiere toda autoridad y decisión a los ancianos de la ciudad. El castigo para los hijos depravados era la pena de muerte por lapidación.
5. Vss. 22-23. La horca no era un medio de ejecución, sino una señal de desgracia. Era una declaración pública de que el criminal había quebrantado la ley y era por lo tanto, maldito de Dios.
“La justicia y la equidad parten de Dios y el cuerpo del delincuente era una proclamación pública de que la justicia había quedado satisfecha y de que la maldición de Dios se había patentizado en su muerte. Por esto el cuerpo del delincuente, que llevaba la maldición de Dios, tenía que ser enterrado antes de que se pusiese el sol para evitar mancillar la tierra de Israel (21:22, 23). Pablo refleja el contenido de esta maldición al hacer referencia a la muerte de Cristo (Gálatas 3:13). Estos versículos constituyen el fondo del traslado del cuerpo de Cristo de la cruz antes de que se pusiese el sol (Juan 19:31)” (Schultz).
En Lucas 15, vemos el corazón de Dios derramándose en misericordia.
El último versículo de Dt. 21 nos lleva a reflexionar sobre la acción de Cristo al liberarnos de la ley. Gálatas 3:13 dice. “Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición; porque escrito está: Maldito cualquiera que es colgado en madero”.
La relación entre el hombre y el hombre, y el hombre con Dios ha cambiado en virtud de la obra de Cristo en la cruz del Calvario.