PARA ESTUDIO: Deuteronomio 29 y 30.
LECTURA DEVOCIONAL: Hebreos 8:8-13.
PARA MEMORIZAR: San Juan 17:20.
PROPÓSITO
Demostrar que cuando el pueblo de Dios peca, puede ser restaurado si se arrepiente de sus pecados.
INTRODUCCIÓN
Las palabras de 29:1 pueden muy bien describir adecuadamente el capítulo anterior y también el resto de este capítulo. En 29:2-9, Moisés recuerda a los israelitas que ellos habían experimentado lo que Dios había hecho por ellos durante el tiempo que estuvieron en el desierto, y que sin embargo, a pesar de ello no apreciaron ni comprendieron en su totalidad el significado de la providencia sobrenatural de Dios.
Estos capítulos que estamos considerando son una especie de recapitulación de la totalidad de Deuteronomio.
Moisés les recuerda, mientras les habla, que se encuentran ante la presencia de Dios y la solemnidad del pacto que queda muy profundamente grabada en ellos. Toda la comunidad, hombres, mujeres, niños, los que no eran israelitas y los siervos, se encontraban presentes en esta ratificación pública. La relación establecida por este pacto no representaba la conquista de un poder superior ni el sometimiento humillante de un pueblo, como acontecía con los tratados de aquel tiempo entre el conquistador y los conquistados. Era, más bien, una manifestación de la gracia redentora de Dios, según las promesas que les había hecho anteriormente a los patriarcas Abraham, Isaac y Jacob.
Los versículos 14 y 15 dice: “Y no solamente con vosotros..., sino con los que no están aquí hoy”. Esta relación del pacto no se aplicaba solamente a los que establecieron el pacto en el tiempo de Moisés, sino a las generaciones sucesivas. En su oración sacerdotal Jesús incluyó a las generaciones venideras (Juan 17:20-21).
2. Vs. 18. UNA PLANTA VENENOSA. El destructivo fruto de la idolatría se presenta acá como una planta venenosa. Provoca la maldición y la ira de Dios. Si se permitía que la idolatría se arraigara en Israel, acarrearía la ruina y la muerte.
3. Vss. 22-23. LECCIÓN OBJETIVA. Sodoma y Gomorra son presentadas como una lección objetiva que deben considerar muy seriamente en esta advertencia (vs. 23). Cuando Moisés habla al pueblo en las llanuras de Moab, tanto él como el pueblo se dan cuenta de lo trágico que sería estar bajo el juicio de Dios. Si observamos hacia el oeste, los israelitas podrían contemplar las orillas del mar Muerto que se extendía ante sus ojos, cubriendo una distancia de 74 kilómetros de norte a sur. Apropiadamente se le conoce como “Mar Salado”; recordaba la terrible desolación que en tiempos pasados ocurrió en el valle de Sidim. Esta región antes había parecido un paraíso, pero luego fue destruido por el juicio de Dios (Génesis 13:10; 19:24-25).
4. Vss. 24-28. PARA QUE EL MUNDO SEPA. En un sentido positivo ésta fue la oración de Jesús en Juan 17, pero acá es todo lo contrario. Cuando los extranjeros vieran la tierra de los israelitas tan desierta como la llanura de Sodoma y Gomorra, se les diría que fue debido a la desobediencia de Israel por infringir el tratado y volver a la idolatría. De la misma manera que la tierra desértica que rodeaba al mar Muerto servía para recordar la ira de Dios que había caído sobre las ciudades de Sodoma y Gomorra, la desolación de Canaán sería evidencia de la ira de Dios sobre los israelitas que se habían vuelto a los ídolos.
5. Dt. 29:29. Las palabras de este verso son una conclusión apropiada de los términos del tratado dado por medio de Moisés. El ser humano se encuentra limitado en su conocimiento y es menester que reconozca que hay más que desconoce y que Dios sí conoce. Lo que Dios reveló fue suficiente para aquella generación y para quienes les siguieron. El hombre tiene la responsabilidad de responder con amor y obediencia a Dios, según lo que É ha revelado. Este era el propósito y el designio de su revelación a ellos.
La causa de la dispersión fue una falta de amor a Dios, que se ve evidenciada en la falta de cumplimiento de los requerimientos divinos. El problema básico era que el corazón del pueblo, centro de la voluntad, necesitaba ser circuncidado (30:6;10:16). Debido a que la ruptura de la relación con su Dios acarreó la maldición, trayendo con ellos el exilio, la renovación de esta relación era vital para la restauración.
Vs. 1-2 nos presenta las condiciones bajo las cuales la restauración se haría efectiva en los israelitas, y son: 1. Arrepentimiento. 2. Conversión. 3. Obediencia. En los versículos se describen los resultados maravillosos de estas tres determinaciones. El vs. 3 dice: “hará volver a tus cautivos, tendrá misericordia de ti, volverá a recogerte”. Vs. 4: “Te recogerá Jehová tu Dios de allá te hará volver”. Vs. 5: “te hará volver Jehová tu Dios, te hará bien, te multiplicará más que a tus padres”.
El Doctor Scofiel analiza de esta forma las cláusulas que el pacto que acabamos de mencionar toman en cuenta:
1. Vss. 11-14. Esta decisión es sencilla y profunda. Se expresa en términos sencillos: “No es demasiado difícil para ti, ni está lejos”. No es extraordinario ni difícil; no está en el cielo, ni en un extremo de la tierra (Romanos 10:6-8). Además, Moisés expone en términos comprensibles al corazón y la mente la información necesaria para tomar una determinación inteligente.
2. Vss. 15-18. La decisión de amar o no amar a Dios es una de las más importantes de la vida. Los israelitas la debían tomar si querían vivir. Es una opción entre la vida y la muerte, entre el bien y el mal. Se encuentra en realidad en una encrucijada: uno de los caminos conduce a la salvación, mientras que el otro conduce a la muerte.
En este punto donde muchos fracasan, vuelven atrás y pierden, por una decisión hecha equivocadamente, la oportunidad de disfrutar la vida verdadera. Están por otro lado, los que siguen a Dios por un tiempo, ignorando que el ejercicio de amar a Dios es continuo.
Es necesario vivir “amando a Jehová tu Dios, atendiendo a su voz, y siguiéndole a Él” (vs. 20).
Jesús enfatizó la alternativa entre escoger la vida o la muerte (Juan 3:14-19, 36). Por lo tanto, si la cuestión de la salvación es por medio de Cristo hoy o por la relación que en aquel tiempo los israelitas tenían con Dios, lo que el hombre escoja al enfrentarse con la revelación de Dios, tiene implicaciones eternas de suma importancia.