¿Qué dicen algunas personas en cuanto a la influencia de los padres sobres sus hijos?
Hay muchas opiniones y varias actitudes que una persona puede tomar en cuanto al efecto de la enseñanza cristiana. Algunos asumen que todo es asunto de suerte y que a los padres sólo les toca esperar para ver qué es lo que pasará con su hijo cuando crezca; no deben preocuparse mientras el niño está pequeño. Esta actitud no está de acuerdo con la Palabra de Dios. Proverbios 22:6 nos dice: “Instruye al niño en su camino, y aún cuando fuere viejo no se apartará de él”.
Es lamentable que hay muchos padres hoy día que tienen esta actitud de indiferencia. Los niños pequeños hacen lo que quieren, crecen sin ninguna orientación porque los padres están esperando que éstos crezcan para principiar a enseñarles y corregirles; pero cuando los hijos ya han crecido se dan cuenta que es muy tarde para comenzar esta tarea, porque el niño no quiere aceptar la disciplina que se le quiere imponer.
Otros dicen que cada niño trae un destino y que cualquier cosa que el niño debe llegar a ser, esto será cuando sea grande.
Esta actitud desecha el mandamiento de Dios de instruir al niño en su camino. Si el instruir no tuviera influencia en la vida del niño, Dios nunca lo hubiera ordenado.
Otras personas pueden suponer que la salvación y el carácter cristiano son necesariamente el resultado del entrenamiento que se ha recibido. El buen entrenamiento formará inevitablemente un buen carácter, pero no necesariamente un carácter cristiano. Esta actitud desecha la gran verdad de la naturaleza pecaminosa del niño. También ignora que cada individuo posee su propia voluntad. Él puede aceptar o rechazar a Cristo como Salvador personal.
El buen entrenamiento es necesario, pero el niño poseerá un carácter cristiano cuando haya aceptado a Cristo como su Salvador personal y viva en una relación íntima con Él. Es por eso que los padres necesitan evangelizar a sus hijos y deben orar porque éstos puedan, desde muy temprana edad, comprender su necesidad espiritual y entregar su corazón al Señor.
La otra actitud posible es la de criar al niño en la disciplina y amonestación del Señor (Efesios 6:4), sabiendo que éstas tienen una influencia poderosa y efectiva en la vida del niño. Las personas con esta actitud también reconocen que hay otras influencias que pueden afectar al niño y que a veces ni los padres cristianos, ni los maestros pueden evitarlas. Pero admiten que, sí hay influencias malas que pueden evitarse. Por ejemplo: Si un niño está aprendiendo malas costumbres de algunos compañeros, los padres son responsables por permitir que su hijo tenga malas juntas.
Esta última actitud es la correcta. Reconoce el efecto de las influencias malas sobre la vida del niño y el papel que juega su propia voluntad, pero tiene fe profunda en el poder de las enseñanzas cristianas para contrarrestar las otras influencias malignas. Esta actitud se basa simple e incondicionalmente en las promesas de la Palabra de Dios y se lleva a cabo con la seguridad de que es posible criar a un niño que glorifique a Dios y no al enemigo y al mundo.
Es muy fácil para algunos padres excusarse diciendo que ellos hicieron su parte, pero que alguien o algo intervino e hizo fracasar sus esfuerzos. Los padres y los maestros tenemos que estar dispuestos a tomar toda nuestra responsabilidad en la tarea de educar o entrenar al niño. Las buenas intenciones no son suficientes.
Algunos padres cristianos han procurado criar a sus hijos en el camino recto, y sin embargo, han fracasado. ¿Por qué? La Biblia nos da el método de impartir la educación cristiana a los hijos: “Criadlos en disciplina y amonestación del Señor”. Si lo hacemos así, por la fe descansemos en las promesas de Dios. Se nos ha dado la seguridad de un buen éxito en este trabajo. “Si instruimos al niño en el camino que debe andar, Dios nos ha prometido que cuando llegue a viejo no se apartará de él (Proverbios 22:6).
Ser padre es una gran responsabilidad, pero ser padre
cristiano es una responsabilidad mayor, porque no sólo debe velar
por las necesidades físicas de su hijo sino que debe darle importancia
especial a sus necesidades espirituales.
CUESTIONARIO