LECCIÓN No. 4  (regresar al índice)

LA SUPERIORIDAD DEL SACERDOCIO DE CRISTO

PARA ESTUDIO: Hebreos 5:1 –10.
LECTURA DEVOCIONAL: Hebreos 5.
TEXTO PARA MEMORIZAR: Hebreos 5:1.

PROPÓSITO

Descubrir las razones, del por qué el sacerdocio de Jesús tiene una superioridad incomparable.

A.  UN PERFECTO SUMO SACERDOTE (Hebreos 5:1-10)

     El tema del ministerio de Jesús como mediador y sacerdote, se encuentra también en I Timoteo 2:5-6; I Juan 2:1-2, y se sobreentiende también en I Pedro y en otras partes de la Biblia.  Pero el tema se desarrolla con mucho más significado en Hebreos.

     Para los judíos, la vida no sólo era religiosa sino también, civil.  En ausencia de un rey, la vida nacional civil giraba alrededor de un sumo sacerdote.  Él era el símbolo de su unidad y esperanza nacional.  Para un judío reconocer a Jesús como su nuevo sumo sacerdote, en realidad era un cambio radical, porque significaba un cambio de mentalidad y de valores.  Era muy drástico para ellos desplazar al sumo sacerdote de Jerusalén por Jesús.  Pero Hebreos les demuestra que para Dios, esto es posible o consistente con los hechos reales.

     Los judíos cristianos necesitaban desligarse del sistema sacerdotal terrenal judaico y adoptar a Jesús como el sumo sacerdote celestial y eterno.

     Es comprensible, entonces, que los cristianos hebreos, al principio fueron cautivados por el sistema religioso que tenían.  Por eso necesitaban comprender el papel mesiánico de Jesús.  Tenían que reconocerlo como Rey y Profeta.  Cuando esto sucediera en sus vidas, entonces entenderían más profundamente el ministerio y la forma en que Jesús murió.  De hecho, sabemos con claridad que la muerte de Jesús era el cumplimiento real de los designios de Dios a favor de la humanidad.  Al comprender la naturaleza sacerdotal del ministerio de Cristo, llegarían a ver la naturaleza espiritual de la salvación.

     El Escritor de los Hebreos muestra cuidadosamente que Jesús, como un nuevo y definitivo sumo sacerdote, inauguró en su propia persona el inicio de un Nuevo Pacto, lo cual es el tema central de Hebreos.  En el Nuevo Pacto se incluye una profunda redención que debe ser experimentada.  Es un privilegio personal de santidad, señalada simbólicamente en el Antiguo Pacto, que muy pocos lo alcanzaron.  Ahora este privilegio de Santidad es alcanzado en Jesús, mediador de un Nuevo Pacto, por todos aquellos que ven su sacrificio en la cruz, no como una víctima de los romanos, sino como un sacrificio por el pecado del hombre.

     Esto es el corazón del cristianismo.  Sin el sacrificio de Cristo no hay santidad en el corazón, ni esperanza de ir al cielo.  Sin el sacrificio de Cristo, la percepción que tenemos de Él como Profeta y Rey sería sin ningún contenido efectivo.  Por lo tanto, para nosotros, la aceptación de Jesucristo como Sumo Sacerdote no es optativa, es una obligación.
 

1.   LOS REQUISITOS DEL SUMO SACERDOTE (Hebreos 5:1-4)

     “En Cristo tenemos un Sumo Sacerdote que cumple todos los requisitos establecidos, porque no tiene necesidad de hacer expiación por sus propios pecados.  Él es perfecto Sumo Sacerdote escogido por Dios como mediador para todos los tiempos (Manual Bíblico I, p. 627).

     Entre los israelitas, los sumos sacerdotes fueron escogidos por Dios.  De hecho tenían que llenar ciertos requisitos:

a.  “Todo sumo sacerdote es escogido de entre los hombres y constituidos a favor de los hombres ante Dios (v. 1).  El propósito principal del sumo sacerdote es presentar oficialmente ofrendas y sacrificios por los pecados.  El pecado es lo que separa a los hombres de Dios.  Por eso es necesaria la mediación.

b.  Que se muestre paciente con los ignorantes y extraviados (v. 2).  Esta función es muy importante para estar adecuadamente calificado para la mediación y liderazgo religioso.  Esto tiene que ver con el carácter del sumo sacerdote.  No debe ser rudo ni impaciente, no debe ser indiferente ni despreocupado.  Debe tener una profunda preocupación moral, comprensión y simpatía.

     Como tal, tenía que alcanzar un claro discernimiento de los grados de culpa, distinguiendo entre la ignorancia responsable y la involuntaria; entre aquellos que están extraviados debido a su propio descuido y aquellos que han sido descarriados por causa de su propia ignorancia.  La propiedad de tal moderación en el juicio sacerdotal reside en el hecho de que él también está rodeado de debilidades.

c.  Debía ofrecer por los pecados de él mismo y por los pecados el pueblo (vs. 3).  Él mismo estaba necesitado de ayuda y de mediación.  Es claro que el tradicional orden de sumo sacerdotes tenía una superioridad oficial, pero no necesariamente una significativa superioridad moral.  Aunque en función de su trabajo sacerdotal, estaba por encima del pueblo.  Sin embargo, era tan necesitado espiritualmente como los otros hombres pecadores.  Esta semejanza pecaminosa con su pueblo le inspiraba simpatía, pero también limitaba su poder para elevar al pueblo al cual ministraba.

d.  Sólo los sacerdotes llamados por Dios tenían autorización de ofrecer sacrificios, como Aarón (vs. 4).  No era un funcionario cualquiera.  Dios había especificado que sólo Aarón y sus descendientes servirían en este oficio (Éxodo 28:1-43; 29:1-37).  Aarón es el modelo.  Los israelitas lo sabían muy bien.  Por eso estaban atados a este sistema, que aunque fue establecido por Dios, había perdido vigencia con la venida de Cristo.  Dios no estaba atado a la orden sacerdotal de Aarón.  Por eso el escritor de los Hebreos les presenta a los israelitas una nueva orden superior de Sumo Sacerdote, igualmente ordenado por Dios: Jesucristo.


2. CRISTO CUMPLE LOS REQUISITOS SACERDOTALES (Hebreos 5:5-10)

a.  Cristo fue ordenando por Dios (5:5).  El sacerdocio de Cristo era superior.  Así como Aarón fue ordenado por Dios, también Cristo fue ordenado por Dios.  Por eso Cristo nunca se glorificó así mismo, haciéndose sumo sacerdote, sino que Dios quien le dijo: “Tú eres mi Hijo amado”.  “Tú eres sacerdote para siempre, según el orden de Melquisedec” (vss. 5-6).

b.  Cristo la persona ideal (5:7-10).  Aquí se resume la idoneidad de Jesucristo.  En los capítulos siguientes se desarrolla en detalle.  Los sacerdotes aarónicos podían simpatizar porque ellos también estaban expuestos a pecar.  Los padecimientos de Cristo sirvieron para un propósito semejante, pero aún más efectivamente, porque el sufrimiento de un sentimiento de compasión y hermandad constituye mucho mejor que la pecaminosidad.  Los sufrimientos de Cristo fueron necesarios para perfeccionarse como sumo sacerdote.  Esto le capacitó para ser autor de eterna salvación.  (1) La intercesión a favor de los suyos (vs. 7).  En los días de su vida terrenal ofreció ruegos y súplicas con gran clamor y lágrimas.  Esto era un deber para los sumo sacerdotes, hacerlo.  Jesús no lo hizo como los sumo sacerdotes tradicionales.  Él lo hizo con sudor y sangre en el huerto.  Rogó con gran clamor y lágrimas al que podía librarle de la muerte; fue oído a causa de su clamor reverente.

     Una comprensión adecuada de esta declaración nos ayuda a comprender la causa y naturaleza de su muerte.  El sufrimiento profundo de Cristo fue por todos los humanos.  Él sufrió, por un momento, el desprecio del Padre por el pecado.  La razón es que Cristo, aunque nunca cometió pecado, se hizo pecado por nosotros a fin de cumplir toda justicia.  Aunque el clamor de Cristo fue oído, no fue quitada la copa de la muerte, por lo cual somos salvos.  Dios lo escuchó con compasión enviándole ángeles.  (2) La obediencia que aprendió (5:8).  Sus padecimientos le enseñaron el significado de la obediencia.  No que Él fuera desobediente, sino que sólo la obediencia que cuesta es la que alcanza una nueva dimensión.  Para Cristo obedecer a su Padre fue un deleite.  Cuando la obediencia pasa por un corazón destrozado es más genuina.

     Nuestro Señor tuvo que aprender esto por su propia experiencia, aunque era Hijo de Dios (vs. 8).  Si el Hijo iba a ser un Sumo Sacerdote Salvador, adecuado para todas las necesidades de los hombres, debía recorrer todo el camino y ser aprobado en todo sentido.  Sólo un Sumo Sacerdote perfectamente sumiso a Dios, podría representar adecuadamente a Dios ante el hombre, y al hombre ante Dios.  Debía cumplir su vocación como siervo sufriente de Dios (Isaías 52:13 – 53:1-2).


B.  LA PERFECCIÓN ABSOLUTA DE CRISTO (Hebreos 5:9-10)

     “Y habiendo sido perfeccionado (vs. 9).  Esto indica que cuando calificó como Sumo Sacerdote, vino a ser autor de eterna salvación para todos los que le obedecen.  Esta es la segunda cláusula principal de esta larga frase gramatical (7-10).  Esta es la tesis de toda la epístola.  Los detalles los veremos más adelante, pero la proposición la tenemos en estos textos.

     Cristo fue y es Sumo Sacerdote Perfecto por su obediencia perfecta.  Él cumplió con las exigencias aarónicas para la realización de su función sacerdotal.  Esto se cumplió en el huerto cuando dijo: “No se haga mi voluntad, sino la tuya”.  “Este fue el acto final que selló su consagración, y toda subsiguiente consagración de los creyentes incluye una sumisión similar (Beacon).

     Fue desde la cruz donde Jesús calificó o “vino a ser autor de eterna salvación para todos los que le obedecen” (vs. 9).

     Como autor, Jesús es creador y fuente de eterna salvación.  Como autor es el que causó la salvación.  El sacerdocio aarónico no fue ni siquiera eficiente como mediador, menos para crear y ser autor de eterna salvación como la que Cristo da.  Con esto claramente estamos descubriendo los beneficios del Nuevo Pacto, que es precisamente el propósito principal de la carta.

     Literalmente Cristo llegó a ser para todos los que le obedecen, autor de eterna salvación”.  Para los que no creen y le desobedecen, Cristo en la cruz vino a ser, no salvador, sino juez (Beacon).

     El elemento condicional de la obediencia de la salvación y de la expiación de Cristo no se pierde de vista ni por un momento en la epístola.  La iniciativa y la provisión de la salvación viene de Dios, pero la implementación personal ciertamente requiere la participación personal e individual del hombre.

     Vs. 10.  Declarado por Dios Sumo Sacerdote según el orden de Melquisedec”.  Esto es para darle validez, en el sentido de que Él era el perfecto cumplimiento de la Escritura, de acuerdo con el preciso propósito de Dios.