PARA ESTUDIO: Hechos 1:8.
LECTURA DEVOCIONAL: Salmo 2:7-8.
TEXTO PARA MEMORIZAR: Hechos 1:8.
PROPÓSITO
Desafiar a los miembros de la Iglesia Evangélica “Amigos” a realizar la tarea de la evangelización mundial.
INTRODUCCIÓN
B. Es imposible realizar la tarea misionera sin el poder del Espíritu Santo. Si nos fijamos en la historia de la iglesia, vemos que todas las veces en las que el Espíritu Santo se derrama, se produce un gran movimiento misionero. El derramamiento del Espíritu Santo en el día de Pentecostés fue la salvación de tres mil personas (Hechos 2:41). En Hechos 4:4 se dice que fueron cerca de cinco mil los que se convirtieron; y después de esto hubo un gran movimiento misionero. Los Amigos creemos en el Bautismo del Espíritu Santo. A pesar de que tenemos la doctrina del Bautismo con el Espíritu Santo, no hemos producido un movimiento misionero como el que se produjo cuando el Espíritu Santo estaba actuando en la iglesia primitiva en el día del Pentecostés.
Es bueno preguntarnos si en realidad hemos experimentado el Bautismo del Espíritu Santo, o solamente lo sabemos en teoría. Es tiempo que evaluemos nuestra vida. Si no hemos experimentado la llenura del Espíritu Santo, entonces rindámonos a Él en una entera consagración que es nuestra parte.
C. Si queremos ver a nuestra iglesia creciendo, que el reino de Dios sea establecido y el evangelio sea predicado a todas las naciones, necesitamos el poder del Espíritu Santo. No podemos tener éxito de otra manera.
D. Jesucristo conoce nuestra incapacidad para cumplir su orden; por eso todas las veces que Él ordena que fuéramos por todo el mundo predicando el evangelio a toda criatura, nos dio también la promesa de darnos el poder del Espíritu Santo.
B. El creyente lleno del Espíritu Santo, producirá el fruto que se reflejará en sus actitudes, y su vida servirá de estímulo para que otros sigan a Jesús (Gálatas 5:22-23).
C. Jesucristo nos llama a ser sus testigos. ¿Quién es un testigo? Es una persona que ve un acontecimiento y lo cuenta tal como sucedió. Jesucristo quiere que seamos testigos de lo que Él hizo por nosotros y lo que está haciendo. Ser testigo no es un don del Espíritu, es una consecuencia lógica de lo que uno ha experimentado.
D. Dios nos ordena por medio de su Palabra que seamos testigos de las bendiciones que Él nos da. Estas bendiciones son las muestras para que el mundo crea en Él (Salmo 67:1-3). “Dios tenga misericordia de nosotros, y nos bendiga; haga resplandecer su rostro sobre nosotros, para que sea conocido en la tierra tu camino, en todas las naciones tu salvación. Te alaben los pueblos oh Dios, todos los pueblos te alaben”.
E. Mientras estemos vivos debemos ser testigos de Cristo. Dios quiere usar nuestras vidas como testimonio para que otros reciban a Cristo.
A. Jerusalén. Era la ciudad donde estaban los discípulos cuando recibieron la orden de ser testigos. Nuestra Jerusalén es la ciudad donde vivimos, donde nos reunimos como iglesia. Por lo tanto debemos ser testigos en nuestra ciudad, el trabajo, en la escuela, en el vecindario, en la calle. Debemos ser persistentes con nuestro evangelismo allí.
B. Judea. Judea era la provincia que tenía a Jerusalén como capital. Ser testigos en Judea, indica que debemos evangelizar nuestro departamento.
C. En Samaria. Era una región más lejos. Samaria estaba en el mismo territorio, pero con costumbres e ideas diferentes. Mas bien era una mezcla de creencias de la fe judía y asiria. Por eso judíos y samaritanos no se trataban entre sí, porque los judíos tenían una religión y raza pura. Nuestra samaria está representada por los grupos etnolingüísticos distribuidos en todo nuestro país. Debemos ser testigos de lo que Cristo hizo y está haciendo en nuestro país.
D. Lo último de la tierra. Jesús quiere que seamos testigos en todo el mundo. La visión de Dios es establecer su reino en todas las tribus, pueblos, lenguas y naciones (Apocalipsis 5:9). Ahora estamos empezando a pensar en Camboya, como una nación clave para alcanzar a unos 70 millones de personas, pero necesitamos que la iglesia entienda que estamos buscando obedecer el mandato de Cristo para que estos pueblos de la tierra Le conozcan.
E. ¿Cuándo debemos testificar? Por supuesto que debemos hacerlo ahora. La visión de Dios es que la Iglesia sea testigo de Cristo al mismo tiempo en Jerusalén, Judea, Samaria, y hasta lo último de la tierra. Todo en forma simultánea. El pasaje de Hechos 1:8, de ninguna manera enseña que la evangelización debe hacerse cronológicamente, sino más bien, nos enseña que debemos realizar un trabajo estratégico. Es decir que se debe predicar en todos los lugares del mundo en forma simultánea, o sea, al mismo tiempo.
Otros reciben un llamado especial para el ministerio de misiones transculturales, es decir, en otra cultura. Ellos están dispuestos a ir a cualquier parte del mundo para predicar el evangelio. Ambos lugares deben estar siendo alcanzados al mismo tiempo. No es por fases, sino al mismo tiempo. Así que se debe obedecer el mandato aquí y a la vez en el resto del mundo. La iglesia de hoy se divide en dos equipos misioneros: Los que van, y los que envían. Los que no vamos enviamos y sostenemos a los que Dios llama para ir.
El desafío es para que comencemos a orar individualmente y en grupos de oración en nuestra casa, o en el templo.
Si amamos a Dios y obedecemos a Cristo, y si amamos a las almas perdidas, debemos contribuir para el sostenimiento de las misiones.