PARA ESTUDIO: Isaías 54: 2-3, 5.
LECTURA DEVOCIONAL: Salmo 27.
TEXTO PARA MEMORIZAR: Isaías 42:2.
PROPÓSITO
Analizar los mandatos y promesas que se relacionen con las misiones.
INTRODUCCIÓN
El mandato de Reforzar. No se trata simplemente de extenderse; hay que hacerlo reforzando las estacas y clavándolas más profundamente en tierra. El crecimiento y la expansión se darán de mejor manera cuando se hallan asegurado debidamente los fundamentos doctrinales de la Iglesia. La Iglesia debe nutrir bíblicamente a sus miembros, como también a las personas que aceptan a Cristo en las naciones donde se realiza el trabajo misionero. No es sólo evangelizar. También hay que doctrinar a los nuevos creyentes.
El Mandato de la generosidad. La Palabra de Dios nos dice: “No seas escasa”. Siempre existe la posibilidad de que por cautela, prudencia o inseguridad ante lo desconocido, nos quedemos atrás al emprender nuevos proyectos. Recordemos que nuestro Dios es infinitamente grande y Poderoso. No tengamos temor de invertir tiempo, dinero y nuestras mismas fuerzas para trabajar en pro de esta gran obra como lo son las misiones. Hace 200 años, William Carey expresó: “Esperad grandes cosas de Dios, emprended grandes cosas para Dios”.
No podemos negar que en nuestros días estamos presenciando uno de los mayores crecimientos de la Iglesia de todos los tiempos; pero en medio de todo esto aún falta mucho por hacer. Sólo con la ayuda de Dios lograremos alcanzar a más personas para el reino de Dios.
La Promesa de la toma de posesión “Tu descendencia heredará naciones”. Hoy día Satanás, el príncipe de éste siglo, mantiene a multitudes de pueblos, sojuzgados bajo tinieblas, en ignorancia, con religiones idolatras, superstición e incredulidad. Pero el poder de Dios es incomparable, y Él puede librar a los pueblos y traerlos a su luz admirable.
El Salmo 2:8, promete: “Pídeme y te daré las naciones por heredad”. Esto significa que debemos extendernos a estas naciones, tomar posesión de ellas y llevarles el evangelio de Jesucristo. Todas las naciones, aunque desobedientes, realmente le pertenecen a Dios. Y es por tal motivo que la iglesia del Señor debe llegar a estos diferentes lugares a establecerse en medio de éstos.
La Promesa del asentamiento. “Habitaran entre las ciudades desoladas” (Isaías 54:3). Este versículo se refiere a aquellas ciudades desoladas por el pecado, la ignorancia y la opresión diabólica. En las naciones, hay necesidad de que se proclame el evangelio de Cristo. Hay necesidad de plantar iglesias, y que se continúe la obra evangelizadora en medio de la sociedad.
1. Detengámonos, por un momento, a ver cómo viven los pueblos no alcanzados, donde vagan millones de almas que van rumbo a la perdición eterna. Ellos están desprovistos de todo conocimiento del amoroso Salvador.
2. Necesitamos clamar a Dios para que urgentemente en cada uno de estos pueblos, la Iglesia de nuestro Señor Jesucristo se establezca así como hoy está en nuestros países.
¿Tenemos presente el proyecto final de Dios para con la humanidad? ¿O están nuestros ojos puestos solamente en lo que hacemos en este mismo momento? Sin duda alguna, Dios quiere que sigamos trabajando en nuestro lugar, pero que también tengamos frente a nosotros su modelo acabado: La Iglesia esparcida sobre toda la tierra, integrada por todas las etnias, lenguas, razas y naciones (Apocalipsis 5:9 y 7:9)
Solamente estando comprometidos plenamente con nuestro Dios, veremos esta obra realizada: Como Iglesia Evangélica Nacional “Amigos” estamos trabajando entre los Chortí, Quekchí (grupos étnicos de Guatemala) y en Nicaragua. Le hemos preguntado ya al Señor, ¿a dónde quiere que vayamos ahora? ¿Y qué debemos hacer para involucrarnos en esta gran obra?
Los Xatriaba: Es una tribu de unas tres mil quinientas personas viviendo en la selva del Mato Grosso, Brasil. No se sabe que hayan sido alcanzados. Todavía restan más de cien tribus en las mismas condiciones en dicho país.
Los Tuaregs: Suman unos novecientos mil y viven mayormente en Níger, como nómadas del desierto del Sahara. Que se sepa en ese país, hay sólo diez creyentes pertenecientes a esa raza. Lo mismo los Saharauis del Sahara occidental que suman cerca de ciento ochenta mil.
Los Kirguizes viven en Asia Central. Suman más de dos millones y medio de almas. Según las informaciones es posible que haya unos treinta creyentes entre ellos.
Los Zuangos. Son como quince millones viviendo en la China. Por lo que se sabe, este pueblo animista, no ha tenido ningún contacto con el cristianismo.
Los Kurdos de Turquía e Irak. Suman más de veinticinco millones. Es el pueblo más grande del mundo que no tiene un país propio. Entre ellos, quizá, haya algunos creyentes.
Los Casimires al norte de la India, son como cuatro millones, creadores de ovejas por siglos. Entre ellos, apenas hay algún creyente.