LECCIÓN No. 8 (regresar
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DIOS ANHELA A SU PUEBLO DESCARRIADO
PARA ESTUDIO: Oseas 11 y 14.
LECTURA DEVOCIONAL: Jeremías 31:1-6.
TEXTO PARA MEMORIZAR: Jeremías 31:3b.
PROPÓSITO
Desafiarnos ante el amor inmenso de Dios, aun cuando los hombres le
resisten su llamar; rendirle nuestros corazones completamente y hablarles
a otros de su gracia abundante.
OCASIÓN
Oseas profetizó en el tiempo de cuatro grandes
reyes de Judá y uno de Israel. Este período de la historia
fue marcado por una gran prosperidad material, pero la vida religiosa había
estado dominada por la influencia de la adoración corrupta de los
cananeos. Esa clase de adoración había llegado a ser
la religión de las masas, y estaba impregnada de borracheras, actos
de violencia e inmoralidad en general. Era el deber de Oseas llamarlos
a volver a la verdadera adoración de Jehová, pues Él
residía en el reino del norte, probablemente en la provincia de
Efraín.
DESARROLLO DE LA LECCIÓN
Especialmente en los capítulos 11 y 14, Oseas
habla en varias formas. Siempre habla como instrumento de Dios, pero
unas veces lo hace como si fuera Dios hablando en él, y otras veces
como si él mismo estuviera hablando, aunque siempre por medio de
la guianza de Dios. Oseas confiesa los pecados del pueblo, pero al
mismo tiempo se ve maravillado por el inmenso amor de Dios, contra quien
ellos tan gravemente habían pecado. Tenemos una hermosa figura:
El Amante, Padre, Esposo y Pastor. A la vez, vemos a un pueblo rebelde
y porfiado en tener sus propios caminos. Cualquiera de nosotros diría
que no había otro remedio más que abandonarlos, pero Dios
no lo hizo así. Podemos ir a cualquier civilización,
o cualquier época de la historia, y veremos que para todos la cosa
lógica de hacer era abandonar a un pueblo como ése.
Es maravilloso aprender esa historia del amor de Dios manifestado en la
vida familiar del profeta Oseas como un tipo de la realidad de su amor
para con Israel.
I. CUIDADO DIVINO DESPRECIADO (Oseas 11:1-4)
Vss. 1-4. Cuando los israelitas eran
esclavos en Egipto, fue Moisés quien los condujo fuera de aquel
lugar, y después de muchos años de disciplina, los llevó
a la tierra prometida de Canaán. Pero, además, cuando
Jesús vino a este mundo como un niño, y Herodes emitió
un decreto de matar a todos los niños de Judea, les fue dicho a
José y María que llevaran al niño a Egipto hasta que
el peligro de su vida hubiera pasado. A su regreso, estas palabras
también le fueron aplicadas a Él: “De Egipto llamé
a mi Hijo”. Dios le demostró su amor a Israel por los años
que habitó en Canaán. Pero, a pesar de todos los cuidados
de Dios, los israelitas sirvieron más bien a los dioses de madera
y de piedra. Ellos lo abandonaron aunque Él los miraba con
el corazón de un padre amoroso y fiel, o como cuando el agricultor
les quita el yugo a los bueyes, y mira si les ha causado alguna llaga para
curársela y hacerlos descansar.
PREGUNTAS PARA DISCUTIR
-
¿A qué evento en la historia de Israel cree usted que se
refiere el versículo 1? (Lea Éxodo 51; Mateo 11:1-4).
-
¿Cómo se muestra el amor de Dios para Israel en Oseas 11:1-4?
-
¿Cómo usa Dios los vínculos del amor para atraer a
los hombres hacia Él?
II. COMPASIÓN DIVINA REMOVIDA (Oseas 11:8-9)
Vss. 8-9. Piense por un momento en todo lo
que Dios había hecho por su pueblo Israel: Los había amado,
les había enseñado a caminar con Él, los cuidó,
los sanó, los levantó del yugo, los alimentó y mucho
más. De modo, pues, que fácilmente podemos entender
cómo es que Dios no los abandonaba. Si Israel hubiera sido
castigado tal como lo merecía, no habría quedado ninguno
de ellos. ¿Cómo podría limpiarlos Dios si los
amaba tanto? Adma y Zoboim eran ciudades que fueron destruidas junto
con Sodoma. Dios no se arrepentía de ningún acto que
Él hubiera hecho, pero sí sentía profundo dolor y
compasión. Su corazón se conmovía hasta lo más
profundo, y su compasión era removida. Su amor para con ellos
estaba en agonía y afectado profundamente. Dios sabía
que su pueblo se estaba arruinando a sí mismo, y la justicia había
dicho que debía ser destruido; pero su amor decía que no
debía ser destruido Israel para siempre. Dios podía
tener compasión y permanecer siempre en santidad, porque Él
era Dios y no hombre. Al llegar el tiempo, Jesús vino a la
tierra, Dios y Hombre, y en Él Dios podía ser justo y al
mismo tiempo justificar a todos aquellos que vinieran a Él arrepentidos.
PREGUNTAS PARA DISCUTIR
-
Sabemos que ninguno es digno de la misericordia de Dios, entonces, ¿cómo
puede Él dárnosla y aún ser justo, ya que todo pecado
debe ser condenado?
-
¿Qué debemos hacer nosotros, como hijos de Dios, delante
de aquellos que rechazan la invitación del Señor?
-
¿Por cuánto tiempo debemos permanecer orando por ellos y
hablándoles del Señor, si permanecen rebeldes? (Vea
Lucas 19:41; 15:11-32).
III. LLAMADO DIVINO AL ARREPENTIMIENTO (Oseas 14:1-4)
Vss. 1-4. El Señor liberalmente les
ofreció su misericordia; pero era necesario que ellos tuvieran la
libertad de responder voluntariamente, si es que quisieran aceptarla.
Ellos se habían apartado voluntariamente del cuidado amoroso de
su Padre, tal como en la historia del Hijo Pródigo. Era a
ellos a quienes les correspondía escoger su regreso. Pues,
no fue su mala fortuna la que los alejó de Dios, sino su propio
pecado. ¿Podrían recibir misericordia tan simplemente
por traer un sacrificio? Dios no quería toros en sacrificio,
sino una súplica en sus labios de arrepentimiento y perdón;
era necesario que reconocieran su pecado y que se volvieran a la misericordia
de Dios. Pero, en vez de buscar a Dios, Israel había pedido
ayuda de Egipto y Asiria, naciones extranjeras, aunque caballos y carros
no podrían salvarlos (Salmo 20:6-7). Los hombres se hacen
para sí ídolos a su propia semejanza; y así es también
en nuestros días: Tienen ojos, bocas, oídos, narices, manos
y pies, pero no pueden ver, hablar, oír, ni entender, ni amar, ni
perdonar (Salmo 115). Los ídolos de Israel eran peores que
estatuas esculpidas; eran alianzas políticas, preparaciones militares,
dioses falsos de filosofía. Israel debía reconocer
que los caminos del Señor son rectos y verdaderos, y caminar de
acuerdo con ellos. Es mediante Cristo y su provisión de gracia
que podemos volvernos y recibir el perdón, restauración completa
y esperanza.
PREGUNTAS PARA DISCUTIR
-
¿Cuáles son las condiciones necesarias para recibir perdón
de Dios?
-
¿Cuál es el significado del arrepentimiento?
-
¿De qué manera nos conduce al arrepentimiento la bondad de
Dios? (Romanos 2:4; II Pedro 3:9; Hechos 26:20).
-
Lea Oseas 14:5-7 y haga una lista de las veces que Dios está listo
a perdonar al que se arrepiente.
PARA REFLEXIONAR
-
1. “La corrupción interna de una nación es más peligrosa
que sus enemigos mismos” (G. L. Robinson).
-
En su último análisis, el pecado consiste en la infidelidad
al amor. Dios no puede tolerar el pecado, pero en su amor ha redimido
al pecador.
-
Debemos recordar que nuestra salvación no es el resultado de que
hayamos buscado a Dios, sino que Él nos busca a nosotros constantemente.
-
Si amamos tal como Él lo hace, y como desea que nosotros también
lo hagamos, debemos amar a los demás a pesar de su rebelión
contra nosotros. Debemos amarlo por amor a Dios.
ILUSTRACIÓN
Un grupo de caminantes estaban tratando de pasar
un río profundo, y muchos fueron arrastrados por las fuertes corrientes.
Un joven pronto hizo un esfuerzo desesperado por salvar a su madre, y en
su lucha permanecía gritándole: “¡Mamá, haga
lo que le digo! ¡Yo puedo salvarla!” Pero ella nunca
obedeció y se ahogó. Con lágrimas en sus ojos,
aquel joven permaneció diciéndole: “Yo quise salvarte, mamá;
yo pude haberte salvado, pero no me dejaste hacerlo”.
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