PARA ESTUDIO: Oseas 2 y 3.
LECTURA DEVOCIONAL: Hebreos 12:5b-11.
TEXTO PARA MEMORIZAR: Hebreos 12:5-6.

PROPÓSITO

    Explicar que muchas que muchas circunstancias difíciles y pruebas duras pueden expresar el cuidado y compasión de Dios para nosotros, y ser sus providencias por medio de las cuales Él nos habla directamente a nuestras necesidades.

    II Reyes 15 a 17 cubren el período del profeta Oseas.  La edad de oro de Jeroboam II y ya estaba pasando y se aproximaba una gran nube de calamidades.  A la muerte de este rey, le siguieron seis, otros reyes en sucesión rápida.  El pecado abundaba, y no estaban lejos de su cautiverio en Asiria.

    A este mismo tiempo reinaron cuatro reyes en Judá (Oseas 1:1).  Los profetas contemporáneos de Oseas (o sea los que predicaron más o menos al mismo tiempo con él) eran: Amós, Isaías y Miqueas.  Juntamente con Amós, Oseas anunció los juicios venideros de Dios sobre Israel a causa de su pecado.  Esos fueron días como de agonía cuando la muerte se aproximaba.  Mientras Amós los exhortaba a volverse a Dios porque el juicio estaba cerca, Oseas los incitaba a hacerlo porque Dios los amaba incomparablemente.  Lo partido que estaba su corazón como consecuencia de la infidelidad de su esposa lo capacitó para ver más claramente la actitud de Dios hacia su pueblo infiel.  Ciertamente, el juicio debía venir, pero Dios nunca termina las cosas así, sino que pronto muestra su amor.

EXPOSICIÓN DE LA LECCIÓN

    Tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo Testamento, Jehová es un Dios de justicia y amor.  Pero, ¿cuál es la actitud de Dios ante el pecado?  ¿Ante una nación pecadora?  ¿Ante un individuo pecador?  ¿Se podría decir que en el Antiguo Testamento Él es un Dios de juicio y en el Nuevo, un Dios de amor?  Ciertamente, su santidad hace necesario el juicio sobre el pecado (Romanos 1:18).  Hacerse el desentendido ante el pecado de Israel habría destruido el propósito que Dios tenía para esa nación.  Pero por medio del juicio, siempre logró atraer a los suyos hacia Él.  La intención de sus juicios era medicinal.  La prosperidad material había robado a los israelitas su capacidad de reconocer a Dios.  Satanás los engañó a tal grado que los puso en desesperación por las riquezas que no satisfacen y, finalmente, tuvieron que ser llevados en cautiverio a tierra pagana, lo cual sucedió por los años 722 – 21 a. C., cuando Samaria fue destruida por los ejércitos asirios.  ¿Cuál fue el propósito de Dios al permitirle a su pueblo esta sucesión de juicios tan severos?  ¿De qué nos previene esta lección para nuestros días?

    Vss. 13-14.  Israel, en la misma forma como Gomer, pretendió que todos los beneficios recibidos después de haber abandonado a su Esposo (Dios) le había llegado por medio de sus dioses falsos, lo amantes.  Israel se había saturado de os ritos sensuales de Baal.  Había fiestas especiales en los santuarios paganos, en cuya adoración se practicaba demasiado desenfreno.  Su delicia era el placer, pues quería ser atractiva delante de sus deidades sensuales.  Había antes prometido serle fiel a Dios, pero eso ya estaba totalmente olvidado.  Es por esa causa que Dios ahora estaba listo a cortarle todas sus comodidades para que se diera cuenta de que ésas eran bendiciones celestiales, y no de sus dioses.  Le quitó también sus falsos amantes, las naciones en quienes confiaba, e hizo que en la cautividad desearan volver a su verdadero Esposo.  Dios no había dejado de cuidar a Israel, fue Él quien lo hizo volverse mediante su disciplina de amor.  ¿Acaso no hizo esta cautividad que Israel fuera totalmente curada de su idolatría?  (Vea Oseas 2:16-17).

    Vss. 18-20.  “En aquel tiempo” se refiere a la época cuando Israel sería retornado a su tierra nuevamente.  Dios haría de Israel su esposa con la condición de que ésta se volviera a Él.  Era la costumbre que al casarse la esposa no llevaba nada consigo, sino que era esposo quien tenía que proveerlo todo.  La novia sólo tenía que ofrecer su devoción y amor.  Ahora Dios estaría presentándole a Israel rectitud, justicia, bondad, misericordia y fidelidad.  Cuando Israel fue llevado en cautiverio, los asirios arrasaron la tierra.  De modo que mientras ellos estuvieron lejos, sólo animales salvajes se multiplicaron en su tierra.  Pero en su restauración, todos los poderes malignos en su contra terminarían.  Estos versículos se cumplieron parcialmente cuando terminaron los setenta años de cautiverio en Asiria, pero todavía hay un cumplimiento más perfecto y completo por venir, tal como podemos ver en Isaías 11:6-9, cuando el Mesías venga a reinar sobre los suyos arrepentidos, para disfrutar de los mil años de paz y victoria.  Los efectos de esa bondad pueden ser nuestros también como individuos.  “Si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad”, (I Juan 1:9).

PREGUNTAS PARA DISCUTIR

1. ¿En qué sentido fue un acto de amor el castigo de Dios a Israel?
2. ¿Sería el diluvio (Génesis 6-8) solamente un acto de juicio?
3. ¿Cómo disciplina Dios a sus hijos en nuestros días?

    Vss. 21-23.  ¿Qué sucede si se siembra una semilla en la primavera?  ¿Qué tiene derecho de esperar el sembrador si prepara bien la tierra y siembra la semilla’  ¿Exactamente qué es lo que se describe en estos versículos?  Cuando las condiciones son tales como debieran ser, se puede asegurar una buena cosecha.  Dios quería hacerles entender a los israelitas, por medio de los procesos naturales, qué podrían esperar si se volvían a Él.  Todas las fuerzas de la naturaleza obran juntas, y dependen de Dios para los buenos resultados.  Si Dios, el hombre y la tierra, todos están en armonía, no se pueden decir otras cosas más que “todo está bien“, lo cual daría una seguridad de la realización del propósito de Dios para su pueblo.  Dios mostraría su misericordia, y el resultado sería un amor mutuo.  Cuando Oseas predicó, Israel no tenía ninguna intención de volverse a Dios, y es por eso que la mano disciplinadora tenía que descender.  No podría venir la reconciliación a menos que el pueblo se arrepintiera; pero éste no estaba listo a hacerlo.  La nación judía todavía no ha visto a Jesús como el Mesías prometido.  Esta parte de la profecía todavía tiene que cumplirse.  Ciertamente muchas tribus ya han vuelto a su tierra, pero todavía falta más para que esto quede totalmente cumplido, aunque no hay duda de que ya estamos a las puertas de la completación de ese gran evento.

PREGUNTAS PARA DISCUTIR

1. ¿Qué fue necesario hacer para que Israel llegara al arrepentimiento?
2. ¿Cuál era la promesa ante un arrepentimiento sincero?
3. ¿En qué formas le ha castigado Dios a usted para hacerle más fuerte en su vida espiritual?

    Vss. 4-5.  Todavía hay un futuro glorioso para Israel.  Hasta el día de hoy no tienen rey, no tienen sacrificios, templo ni servicio que les dé gozo en la redención que les ha sido provista en Cristo, su Redentor.  Los judíos han sido curados completamente de la idolatría física, no tienen un lugar en sus sinagogas para los objetos de adoración pagana, ni tienen las ofrendas que les fueron dadas una vez para señalarles hacia el gran sacrificio por el pecado, el de Cristo Jesús.  Ellos todavía están esperando la venida de su verdadero Rey, Jesús el Mesías prometido.  Ojalá pensemos en cuán duramente Israel ha tenido que aprender la lección y que, tal vez muchos de nosotros no hemos apreciado debidamente el don de la salvación que hemos encontrado en Cristo.

PREGUNTAS PARA DISCUTIR

1. ¿Cómo podemos saber nosotros cuando nos viene una prueba, si ésta es consecuencia de algún pecado en nuestras vidas, por lo cual Dios nos quiere disciplinar para que nos volvamos a Él?
2. ¿Cuál debe ser nuestra actitud ante cualquier clase de disciplina, sea directa de Dios o por medio de la iglesia?
3. ¿Qué circunstancia nos hacen crecer y fortalecernos en nuestras vidas espirituales?

1. Nunca afloje su posición en contra de aquellos actos que Dios repudia.
2. Solamente es el necio quien juega con el pecado.
3. Jamás podremos sustituir con un evangelio social la verdadera transformación del individuo mediante la obra expiatoria de Cristo.
4. Si Dios ha puesto un cerco de alambre espigado alrededor de usted, es para protegerlo de las trampas astutas del enemigo, o para punzarle por dentro si usted no quiere permanecer dentro del redil.