LECCIÓN No. 14 (regresar
al índice)
LA REACCIÓN DEL HOMBRE AL DON DE DIOS
PARA ESTUDIO: Malaquías 3.
LECTURA DEVOCIONAL: Mateo 6:19-24.
TEXTO PARA MEMORIZAR: Malaquías 3:10.
PROPÓSITO
Responder al gran don de Dios mediante una rendición completa
a su amor redentor, una entrega incondicional de nuestro tiempo, talento
y tesoro para Él y su servicio.
OCASIÓN
Al final de los 70 años de cautiverio de
los judíos, Ciro, rey de Persia acababa de conquistar Babilonia
y emitió un edicto que libraba a los judíos y les permitía
volver a su tierra. Era urgente que ellos volvieran para restablecer
sus instituciones nacionales y reconstruir el Templo. A su regreso
ellos colocaron el altar de sacrificios y comenzaron a trabajar en los
cimientos del Templo pero, muy pronto, fueron interrumpidos por sus adversarios.
En 520 a. C., el profeta Hageo tuvo que moverles los ánimos, de
modo que el Templo se terminó en 516 a. C. Pero su entusiasmo
inicial comenzó pronto a decaer y empezó a tomar lugar un
descenso moral y espiritual. Edificaron sus propias casas, pero olvidaron
la obra del Señor. Cuando Malaquías entró en
la escena, como en 450 a. C., había llegado a tener lugar un gran
descuido en la adoración y estaba generalizada la injusticia social.
Él con todo valor denunciaba que el pecado del pueblo era adorar
en una forma vacía, o que lo asociaban con algo malo, ponían
en duda la justicia de Dios y también le robaban. Pero, al
mismo tiempo, les mostró los días que vendrían cuando
Dios sería honrado en medio de ellos, cuando el Mesías venidero
o Mensajero del nuevo pacto entre Dios y los hombres, levantaría
a su pueblo y reinaría en poder y gracia.
DESARROLLO DE LA LECCIÓN
¿Robará el hombre a Dios? ¿Cómo
lo hace? ¿Se puede decir que el diezmo sea un compromiso para
los cristianos de hoy también? ¿Cuál debe ser
la reacción del hombre ante ese gran regalo de Dios? Estas
son las preguntas que vienen a nuestras mentes para principiar un nuevo
año con Dios y su Palabra como instructora para nuestra desconocida
senda. ¿Será el diezmo solamente una parte de la ley
mosaica y no parte del pacto de gracia presentada a nosotros en el Nuevo
Testamento? Recordemos que el asunto del diezmo existía mucho
antes de que Moisés recibiera la ley en Sinaí, y que Cristo
mismo reconoció que sí les correspondía también
a sus discípulos. Abraham practicó el diezmo, y así
lo hizo también Jacob.
El mandamiento del diezmo fue dado en la ley (Génesis
14:17-20; 28:20-22; Levítico 27:30). Jesús también
dio mandamiento sobre el diezmo (Mateo 23:23); y también lo encontramos
en Hebreos 7:4-10. Pero hay una gran mayoría de la vida.
Nosotros le pertenecemos a Dios porque Él nos creó.
También somos suyos por el hecho de su redención (I Corintios
6:19-20). Nuestras vidas, nuestro tiempo e influencia le pertenecen,
si es que nos hemos rendido a Él. ¿Cómo puede
una persona vivir en la gracia y darle a Dios menos de lo que daban los
que estaban bajo la ley? Si recibimos mayor gracia, debemos tener
mayor gratitud. Cuando Israel no estaba pagando sus diezmos, Malaquías
le comprobó que estaba robándole a Dios. Sus dudas
del amor de Dios no eran más que falta de amor por parte de ellos
mismos, y estaban faltando a sus obligaciones de traer los diezmos para
la obra de Dios. Las ventanas abiertas que derramaban bendiciones
de los cielos estaban esperando una respuesta de gratitud por parte del
pueblo.
I. INTERÉS DE DIOS EN UN PUEBLO NO ARREPENTIDO (Malaquías
3:5-7)
Vss. 5-7. Dios conocía los pecados
del pueblo y los recibiría con juicio. Había adivinos
con sus prácticas de magia, adúlteros (especialmente aquellos
que abandonaron a sus esposas por vivir con mujeres extranjeras –Malaquías
2:14), los perjuradores, quienes daban falso testimonio, los que oprimían
a los pobres, viudas y huérfanos, o aun a los extranjeros.
Si amaban en realidad a Dios, jamás habrían practicado estos
pecados. Dios iba a castigar a los pecadores por su maldad.
Dios traería a la memoria su promesa a Jacob cuando su nombre fue
cambiado a Israel e hizo votos de obediencia (Génesis 32:24-30).
Los hijos de Israel se habían apartado de Dios por muchos años.
Se habían pasado de los límites y era necesario que se volvieran
a Dios. Él los esperaba con toda gracia.
PREGUNTAS PARA DISCUTIR
-
¿De qué manera podrían ser las palabras de Dios: “Yo
Jehová no cambió”, tanto una advertencia como también
palabras de ánimo?
-
En esta lección, y en todo el libro de Malaquías, encuentre
algunos de los muchos reglaos de Dios por los cuales el pueblo debía
estar agradecido.
-
¿Qué hay detrás de las denuncias severas de Dios en
los versículos 5-7?
II. MALDICIÓN DE DIOS SOBRE UNA NACIÓN NO DIEZMADORA (Malaquías
3:8-9)
Vss. 8-9. Una vez más la gente pretendía
ser inocente de la acusación de que le estaban robando a Dios.
El profeta claramente les dijo qué era lo que les faltaba; no estaban
trayendo sus diezmos ni ofrendas. Ellos negaron la acusación,
pero era cierta. El diezmo representaba la décima parte del
producto de los campos y rebaños (Levítico 27:30-32); tenía
que ser llevado a los levitas (Números 18:21). Había
muchas variaciones en los requisitos del diezmo, y como asunto adicional,
tenían también que llevarse las ofrendas. Nada de eso
había sido entregado a Dios. Ellos no se habían dado
cuenta de que sus fracasos eran un resultado de su infidelidad a Dios,
al no llevarle todo lo que se le debía. El diezmo era requerido
porque ellos pertenecían completamente a Dios, y así lo recibía,
dejándolos disfrutar las nueve partes que en verdad le pertenecían
también a Él.
PREGUNTAS PARA DISCUTIR
-
¿Tendría razón Dios al maldecir así a su pueblo?
-
¿Cómo podemos reconciliar nuestra responsabilidad del diezmo
con las palabras “me habéis robado”?
-
¿Estamos nosotros correspondiéndole a Dios en nuestra mayordomía
de acuerdo a las bendiciones que a diario recibimos de Él?
¿podrá Él decirnos: “Me habéis robado”?
III. LLAMADO DE DIOS A UN PUEBLO QUE DESEA OBEDECER (Malaquías
3:10-12)
Vss. 10-12. Algunos llevaron parte de sus
diezmos para ver si así contentarían a Dios o amortizarían
totalmente su deuda para con Él. Otros por completo se olvidaron
de dar ni siquiera una parte mínima. En el Templo había
un lugar especial, el alfolí, donde se guardaban los diezmos para
su distribución por los levitas (Nehemías 10:38). Probablemente
las bendiciones a ser derramadas podrían ser buenas lluvias para
que las próximas cosechas se les dieran buenas, pero la promesa
era claramente para aquellos que fueran fieles a sus obligaciones.
¿Ha visto a alguno que esté sufriendo como consecuencia de
desobedecer a Dios con respecto al diezmo? Cuando Israel reaccionara
bien ante Dios, comenzaría a recibir sus bendiciones, las cuales
se extenderían aun a otras naciones. ¿Se ha puesto
a pensar cómo sería la tierra de Israel en caso de disfrutar
de todas las bendiciones de Dios? Cuando una nación permanece
en los caminos de Dios, también recibe todas las bendiciones materiales
y espirituales que Él tiene preparadas para ella.
PREGUNTAS PARA DISCUTIR
-
¿Cuáles son las bendiciones más grandes que podemos
esperar de Dios cuando traemos nuestros diezmos al alfolí?
-
¿En qué sentidos están muchos cristianos robándole
a Dios? ¿Talentos? ¿Tiempo?
-
¿Cuántas bendiciones materiales y espirituales podemos reclamarle
a Dios si no le damos lo mejor de nuestras vidas?
IV. PROMESAS DE DIOS PARA UN PUEBLO FIEL (Malaquías 3:13-16)
Vss. 13-16. ¿Ha escuchado usted alguna
vez a alguien decir: “¿Qué me sacó yo con ser cristiano?”
El profeta Habacuc estaba perplejo acerca de la prosperidad de los malos;
no podía entender por qué los ricos siempre parecían
tener prosperidad, mientras los pobres sufrían más y más.
Él no pudo encontrar una respuesta satisfactoria sino hasta que
llegó al Templo de Dios y pudo allí comprender que Dios no
derrama grandes bendiciones todos los días. El justo vive
diariamente por fe y cada persona será juzgada de acuerdo a su andar
con Dos; pero eso será en el tiempo que Dios tiene fijado para ello.
Nosotros no decimos que es en vano servir al Señor, al pensar en
las palabras: “Los que hacen impiedad son prosperados...”. Al hijo
obediente y leal, Dios promete hacerlo objeto de la delicia divina.
Dios conoce a sus hijos. Algún día serán manifestados
los que son de Él y los que no lo son. Él tiene un
libro de registros. Allí se encuentran los nombres de sus
hijos leales. Esos registros revelan sus hábitos de gozo en
el Señor y cómo ellos piensan en su nombre. Con toda
reverencia podemos decir que cada vez que un hijo de Dios da su testimonio,
cada vez que él tiene un acto de amor, el Señor lo nota y
lo registra. La masa del pueblo de Israel llevaba una vida formalista,
atada por sus propias tradiciones pero, aun así, encontramos en
el Nuevo Testamento a personas tales como Simeón y Ana, José
y María, Elisabet y otras que tenían temor del Señor
y mediaban en su nombre. Sus nombres se encuentran en ese libro.
Pensemos en los nombres, en la historia de la Iglesia, pasados y presentes,
de creyentes cuyas vidas puras y actos de valor y heroísmo han traído
bendición al mundo, han dado ánimo a la Iglesia, a su congregación
y a la mía, a la vida suya y a la mía. Yo me pregunto
si mi nombre se encuentra escrito en ese libro de registro. ¿En
qué piensa cuando se encuentra divagado con sus propias pensamientos?
¿Busca usted la manera de representar al Señor en una manera
justa en medio de un mundo tan lleno de problemas y ansiedades? Él
es muy sensible a las alabanzas suyas. ¿Es el corazón
suyo sensible a la aprobación de Dios? ¿Estamos nosotros
verdaderamente conscientes de que Dios ha prometido bendecir al pueblo
que oye su voz y obedecer a su voluntad? Estas son las preguntas
que nosotros nos hacemos en nuestros días y a las cuales necesitamos
responder.
PARA REFLEXIONAR
-
El hombre que sabe que Dios es verdaderamente el centro y la causa de la
vida, siente la proximidad diaria de Dios, ve evidencias constantes del
amor de Dios, se ofrece a sí mismo en gratitud a Él.
Es un hombre transformado. (Departamento de Mayordomía de
la Iglesia Presbiteriana Unida).
-
El propósito del diezmo no es asegurar el diezmo mismo, sino al
diezmador; no el presente, sino a quien lo presenta; no su dinero, sino
a usted para Dios (Departamento de Mayordomía de la Iglesia Presbiteriana
Unida).
-
Se puede dar sin amar, pero no se puede amar sin dar.
-
Se necesita verdadera consagración para regular el uso del dinero.
-
El que honra a Dios le dará no solamente su sentimiento, sino su
substancia.
-
Mucho dinero con egoísmo no realiza mucho, pero poco dinero con
amor realiza bastante.
-
El señor se inclina desde los cielos para escuchar la música
de los que hablan de Él, de su amor y de su gracia.
ILUSTRACIÓN
PROMESAS FIELES
Un joven fue a una universidad cristiana para prepararse
para el ministerio del Señor. No tenía dinero para
su sostenimiento; de manera que tendría que trabajar y estudiar.
Sin embargo, estaba determinado a obedecer el llamamiento de Dios de ir
a prepararse mejor. Él escribió a un amigo en su pueblo
diciendo: “Estoy llegando a la universidad. Tengo cinco dólares,
pero un cielo abierto y una bolsa llena de promesas. Eso es suficiente”.
Él terminó todos sus estudios y por varios años ha
sido usado, juntamente con su esposa y niños, como misionero y verdadero
ganador de almas.
(regresar al índice)