PASAJE PARA ESTUDIO: Salmos 1 y 112.
LECTURA DEVOCIONAL: Salmos 24.
TEXTO PARA MEMORIZAR: Salmo 119:15.
PROPÓSITO
Descubrir las cualidades que necesitamos agregar a nuestra vida para poder agradar al Señor.
INTRODUCCIÓN
“Los escarnecedores”, son aquellos que viven abiertamente siendo arrogantes y enemigos de la paz. Ellos buscan la oportunidad de hacerles mal a otros. Disfrutan el desviar a los jóvenes del buen camino. Hacen que el pecado sea atractivo. También en este mismo versículo tenemos tres grados de conducta mala: “El malo”, el que aconseja a otros a que anden como él anda; es despreocupado, libre de las restricciones que la religión y la sociedad imponen. Bienaventurado es aquel que no anda en consejo de malos, ni sigue sus planes.
“El pecador”, que tiene su manera brutal de transgredir las leyes divinas: se emborracha, roba, miente y asesina. Pocos tienen todos los vicios. Pecar lleva consigo la idea de persistir, quedar o perseverar en una manera de conducta mala.
“El escarnecedor”, que se ha entregado al mal. El se siente feliz con los que se burlan de Dios y de su ley. Él el líder que incita y entrena a otros para que hagan el mal.
Bienaventurado es aquel que no se detiene para escuchar a los escarnecedores. Aquel que no se contamina nunca con ellos, sino que se aleja de sus malos consejos y de sus malos caminos. Éste es verdaderamente bienaventurado. Al no convivir con los malos, se pueden evitar muchos pecados.
Salmo 1:2. En el versículo 1 vimos lo que no hace el varón de este Salmo; ahora veremos la parte positiva, es decir, lo que sí hace para su propio beneficio.
El versículo 1 indica que este varón nunca anduvo en consejo de malos. El vs. 2 describe el hábito de su vida. Su deleite ha sido escudriñar, conocer y meditar en la palabra de Dios. Por eso pudo resistir lo que los malos le proponían. La pregunta es ¿cómo podía hacer todo esto y al mismo tiempo trabajar para ganarse la vida? La explicación más aceptable es que cuando leía la Biblia, ponía mucha atención en ella, que es la Palabra de Dios. Cuando estaba en las calles, en el camino o en el trabajo, podía recordar todo el contenido.
El hábito de leer la Biblia es una disciplina adquirida, que Dios quiere que tengamos. El enemigo no quiere que desarrollemos este hábito. Sin embargo, todo depende de nosotros. Muchas veces, cuando empezamos a leer, nos cansamos, nos da sueño, o nos duele la cabeza; pero Dios estará con nosotros para ayudarnos. El resultado de meditar siempre en la Palabra de Dios es una vida madura y llena de confianza en Dios (I Timoteo 4:11-16).
Salmo 1:3. Dios demanda que rechacemos las acciones de los malos, y que nos deleitemos en Dios. La disposición de deleitarnos en Dios nos trae como resultado vida en abundancia. La Biblia dice que seremos como un árbol plantado junto a corrientes de agua. Por supuesto que no son aguas estancadas, sino corrientes de aguas, es decir, junto a ríos de aguas. Un árbol plantado en un lugar así, "da su fruto en su tiempo y su hoja no cae". La descripción que se da aquí ilustra la abundancia de felicidad que surge como consecuencia de ser fieles a Dios.
En Israel existen unas palmeras frondosas cuyo fruto es el dátil. Los dátiles crecen en gajos y tienen semillas duras y carne muy dulce. Así es el varón que obedece a Dios: llega a ser fuerte, sabio y fructífero. Los problemas nunca lo dominan porque siempre cuenta con la ayuda de Dios. Sus pensamientos perseveran en Dios y Él lo guarda en completa paz. Él sabe que su fortaleza está en Dios.
En Israel, las palmeras siempre tienen hojas verdes que proveen sombra y un lugar de descanso para los que pasan por allí. Cuando los viajeros se acercan, lo primero que ven son las hojas, luego ven el tallo. El viajero se acerca a donde está la palmera porque sabe que allí encuentra refugio, alivio y frescura. Así es el cristiano que permanece en Dios; por su madurez sirve de ayuda para otros. Y, además, por su testimonio atrae de lejos a muchos.
Salmo 1:3, "Y todo lo que hace prosperará". Dios bendice y ayuda al que lo honra, al que obedece su ley y medita en su Palabra. Dios quiere que prosperemos espiritualmente. También nos prospera materialmente si trabajamos para honrarlo y engrandecer su obra.
B. EL HOMBRE SIN DIOS (Salmo 1:4-6)
La estabilidad del varón justo no se puede comparar con el carácter del hombre sin Dios. El hombre sin Dios, lejos de ser árbol, es como un tamo que arrebata el viento. El tamo no tiene ningún valor. Nadie se alegra al ver el tamo. El tamo permanece mientras está cerca del trigo, pero al separarlo es llevado por el viento. Mientras que el árbol que está junto a las corrientes de las aguas se hace más fuerte cuando es azotado por el viento. Esto sucede debido a los abundantes nutrientes que le proveen las aguas. La palabra "por tanto" indica el resultado trágico para los hombres sin Dios. Ellos no podrán permanecer siempre junto a los justos.
Salmo 1:5, "No se levantarán en el juicio". Éxodo 15:7 dice que los malos sufrirán las consecuencias de su maldad. No van a poder vencer en el juicio, sino que Dios los condenará por su maldad y por haberle rechazado en esta vida.
Salmo 1:5b, "Ni los pecadores en la congregación de los justos". Esto se refiere al juicio final. Los justos son aquellos cuyos nombres están inscritos en el Libro de la Vida (Apocalipsis 20:12,15). Para los que no están inscritos en el Libro de la Vida serán lanzados en el lago de fuego. Ahora los pecadores andan al lado de los justos, pero en aquel día serán separados y entregados al juicio para ser condenados (Mateo 13:24-40). Por eso, mientras podamos, rescatemos a las personas que están en el pecado.
Salmo 1:6. Jehová conoce los dos caminos: el camino de los justos y el camino de los malos. Es por eso que en el día del juicio los malos no podrán entrar en el cielo para gozarse porque nunca sirvieron a Dios en la tierra. El justo entrará para estar para siempre con el Dios a quien ama, que ha servido y obedecido durante toda su vida.
Hermanos, ¿cómo está nuestro testimonio, nuestro corazón ante Dios? Vivamos una vida limpia con el poder de lo alto para asegurar nuestro lugar en el cielo. Dios desea que sus instrumentos sean limpios, sin culpa, ahora en esta vida. Es posible mantenernos completamente entregados a Él. Y por eso debemos alimentarnos bien con su Palabra.
C. ¿CUÁLES OTRAS CARACTERÍSTICAS HAY EN EL HOMBRE SEGÚN EL CORAZÓN DE DIOS?
Los salmos 111 - 113 nos dan varias características:
"El principio de la sabiduría es el temor de Jehová" (Salmo 111:10).
"Bienaventurado el hombre que teme a Jehová" (Salmos 112:1). Ese temor nace del amor y respeto hacia Dios. Es el resultado de la obediencia de corazón. Vea Juan 15:1,14. No es el temor del esclavo o empleado quien por miedo a obedecer lo suficiente, no hace bien su trabajo.
La base para la bendición divina se encuentra en el Salmo 112:1. "En sus mandamientos se deleita en gran manera". Es similar a lo que dice el Salmo 1. Las bendiciones para el pueblo de Israel fueron tanto terrenales como espirituales. Las terrenales son temporales; pero las espirituales, de las cuales participamos, son eternas (Efesios 1:3).
Salmo 112:3, "Bienes y riquezas hay en su casa”. Esto es porque no malgasta sus bienes en lo que no vale nada. "Y su justicia permanece para siempre". Indica que su justicia es conocida por el pueblo, y, además, le tienen aprecio. "Es clemente misericordioso y justo". Él ayuda al necesitado y trata igual a todos, no hace acepción de personas.
Salmo 112:7, "No tendrá temor de malas noticias... su corazón está firme, confiado en Jehová". Su reacción ante las situaciones negativas que vienen a su vida es someterse a la absoluta voluntad de Dios. Deuteronomio 8:2c dice que Dios probaba al pueblo de Israel para revelar lo que había en su corazón, si habían de guardar o no sus mandamientos. No es que Dios no les conocía, sino que Dios lo hacía para que ellos tuvieran la oportunidad de comprobar con sus hechos y actitudes la decisión de obedecerlo, honrarlo aunque las situaciones fueran difíciles (Job 2:10 y 13:15).
Salmo 112:8, "Asegurado está su corazón, no temerá, hasta que vea en sus enemigos su deseo". Verá la manera en que Dios pondrá límites a los deseos de los enemigos. Jehová lo sacará avante, mientras que sus enemigos perecerán a causa de su maldad. Sabe perfectamente bien que mientras permanezca fiel, Dios actuará a su favor y no permitirá que sus enemigos lo sigan molestando para siempre. Él saldrá avante, mientras sus enemigos quedarán confundidos (Salmo 35:3; Miqueas 3:7).
Salmo 112:5,9. Estos versículos describen al hombre misericordioso que presta, reparte y da a los pobres. Aquí se representa el modelo del hombre que Dios desea, es decir, que haga solamente el bien.
Los últimos versículos nos dan el cuadro del justo llegando al fin de su vida: feliz, contento, honrado por otros y seguro en su fe. Mientras el impío se llena de rabia deseando hacer el mal, y como no halla fuerzas ni oportunidad de hacerlo, se destruye.
Salmo 15:1. Habitar y morar, son dos expresiones que indican permanencia y seguridad. Andar en integridad indica andar en completa devoción y obediencia delante de Dios. En Génesis 17:1 dice: "Anda delante de mí y sé perfecto". Implica también, andar en integridad delante de los hombres para que seamos de buen testimonio (Mateo 5:48; Hebreos 6:1).
Salmo 15:2. Se debe hacer justicia. Es necesario hacer lo que es recto, según las reglas de la Biblia. Debemos hablar verdad en nuestro corazón (Salmo 51:6-7).
B. ASPECTOS DE LA VIDA SANTA (Salmo 15:3-5)
1. No calumnia (Salmo 15:3). Calumniar es acusar falsamente a otra persona; acusarle de algo que no ha cometido. La calumnia es horrible y mala. Las personas siempre están dispuestas a creer cualquier cosa falsa que se diga de los demás. Cuente un chisme y luego éste se oye por todos lados. Cuando hay una pequeña sospecha acerca de alguna persona, todos están dispuestos a creer que dicha persona es culpable, sin investigar la verdad. La persona inocente ya tiene una gran carga para comprobar que no es culpable de nada.
2. No admite reproche contra su vecino (Salmo 15:3b). Esto quiere decir que no comienza ni repite palabras que dañan a otro. No admite reproche contra su vecino, o sea, la persona que está cerca. Reproche quiere decir "desvestir" o poner a otro al descubierto. En otras palabras, es deshonrar a otro por medio del desprestigio. El que es fiel a Dios no participa en desprestigiar a otro.
3. El vil es menospreciado o reprobado (Salmo 15:4). Sabe discernir entre los justos y los injustos. El hombre santo honra a los justos, pero reprueba los hechos de los que asimismo se hacen viles.
4. Aunque jurando en daño suyo, no cambia (Salmo 15:4b). Es un hombre que honra su propia palabra y cumple con lo que promete, aunque las condiciones no le favorezcan o le provoquen pérdidas.
5. No recibe usura (Salmo 15:5). Usura es cobrar intereses de un dinero a otra persona en una manera muy elevada, más de lo establecido. El sistema de recibir o cobrar intereses es legal y bíblico (Lucas 19:22-23). Sin embargo, cuando se cobra muy elevado, deja de ser interés y se convierte en usura. Delante de Dios la usura es pecado.
6. No admite cohecho (Salmo 15:5b). El cohecho o soborno es un presente o regalo que se da a las autoridades para que no apliquen la justicia. Puede ser dinero u otra cosa. Por lo general los sobornos pervierten la justicia. Por eso el justo no lo hace. El resultado es que quien no acepta cohecho o soborno, nunca será movido; vivirá estable y será bendecido por Dios. Además, vivirá en su tabernáculo para siempre. El Salmo 24 también habla de este tema.
"Quién subirá al monte de Jehová? ¿Quién entrará en su lugar santo?" (Salmo 24:3). Cuando llevaron el arca del pacto a Jerusalén, cantaron este Salmo. El gozo que experimentó el pueblo de Israel fue grande (II Samuel 6:12-15). En medio de aquel gentío, el salmista pregunta: “¿Quién subirá al monte de Jehová? ¿Y quién estará en su lugar santo?” Recuerde que la majestad y la santidad de Dios tienen que ser tomados en cuenta en cualquier discusión, especialmente para identificar los requisitos de los que van a estar en la presencia de Jehová. David menciona los siguientes requisitos: "El limpio de manos y puro de corazón". El salmista conocía su corazón y sus actitudes; conocía también sus errores.
¿Cómo podemos nosotros entrar en la presencia del Dios santo? En Filipenses 3:9 encontramos la clave: Que sean hallados fieles en Cristo. No debemos confiar en nuestra propia justicia, sino a través de los méritos de Cristo. Aunque sea imposible para nosotros, por fe en Cristo todo es posible.
Recordemos que hoy, por el sacrificio del Hijo de Dios, hemos sido justificados. Nuestros pecados han sido perdonados. La Biblia dice: "De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas" (II Corintios 5:17). Hermanos, Dios no espera que sigamos actuando así como cuando éramos pecadores, hombres sin Cristo. Ahora somos nuevas criaturas. Hemos sido perdonados de nuestros pecados y hemos sido investidos con el poder del Espíritu Santo. Tenemos un corazón nuevo (Ezequiel 36:26-27). ¿Cuál debe ser el resultado de este cambio? Lucas 3:8 dice: "Haced frutos dignos de arrepentimiento". También Efesios 4:17 - 6:1-9 nos da una serie de actitudes y hechos que Dios desea cambiar en la vida del cristiano, para que sea hombre maduro, fuerte y victorioso.
Sin duda en nuestra vida necesitamos cambiar muchas cosas. Para saber si tenemos que hacer cambios o no, es necesario que meditemos una vez más en el Salmo número 1, donde encontramos la receta. Allí se nos enseña que debemos meditar en la Palabra de Dios y, desde luego, obedecer lo que en ella hemos aprendido.