PASAJE PARA ESTUDIO: II Tesalonicenses 3:1-18.
LECTURA DEVOCIONAL: Proverbios 3:27-35.
TEXTO PARA MEMORIZAR: II Tesalonicenses 3:3.
PROPÓSITO
Explicar que mientras viene el Señor, debemos vivir en su Iglesia ordenadamente y con la esperanza puesta en la revelación de Cristo. Tenemos que estar ocupados en su obra dando buen testimonio, de la misma manera como si nos ocupáramos en una industria material.
INTRODUCCIÓN
El apóstol Pablo empieza esta sección de la carta con una petición de intercesión para proseguir en la proclamación del mensaje del reino de Dios. Esto es para que tuvieran confianza en las promesas de Dios. A la vez que Pablo condena el desorden en la iglesia local, los amonesta a que disfruten de la paz de Dios. Este capítulo termina con la bendición final acostumbrada.
2. La petición aquí tiene que ver con la predicación de la Palabra de Dios para que no tuviera obstáculos ni interferencias por parte del enemigo.
3. Pablo ora para ser librado de malos y perversos hombres que se oponen a la expansión del Evangelio. Notemos que la oración es tanto por cosas personales, como por el progreso del Evangelio. Como lo fue entre los tesalonicenses, el mensaje debía seguir corriendo en otras partes. Cuando Pablo dice que oren para ser librados de hombres malos es posible que tenga en mente lo que pasó en Corinto, como lo encontramos en Hechos 18. Allí, tanto los judíos como los griegos, se opusieron a la enseñanza de Pablo. Aquellos revoltosos ocasionaron un tumulto en la ciudad para desconcertar a quienes querían conocer a Cristo.
4. Las personas malas y perversas que se oponen al Evangelio no tienen fe, y muestran su incredulidad a través de sus hechos malignos. A éstos se les llama “hombres perversos”. La palabra “pero” indica una transición, o sea, un paso de la fila de los que se oponen, hacia las filas de los seguidores de Cristo.
Cristo guarda a los creyentes para que no sean víctimas del maligno. Lo hace de la misma manera en que guardó a Pablo en Corinto. Así también era poderoso para guardar a la joven iglesia de Tesalónica. Esta iglesia sería fortalecida y alentada por Dios para hacerle frente al maligno. En todo esto, el Señor Jesucristo muestra su fidelidad, porque sus promesas nunca fallan.
La fortaleza del Señor, su fidelidad para guardarnos no significa que debemos ser pasivos. Al contrario, debemos estar activos. La razón es porque Dios nos ha regenerado por la acción del Espíritu Santo. Por eso debemos mantenernos vigilantes porque el enemigo puede sembrar cizaña en cualquier momento.
5. Además de la actividad que debemos desplegar para que el mensaje de Dios sea llevado a cabo, debemos vivir en obediencia, basados en lo que hemos aprendido de la Palabra de Dios y de la enseñanza de los demás hermanos. En el caso de los tesalonicenses, Pablo, Silas y Timoteo tenían confianza en ellos. Esta confianza se basaba en la obediencia y firmeza de los hermanos de Tesalónica. Esto llevaba al apóstol a decirles que deseaba que el Señor dirigiera sus corazones al amor de Dios y a la paciencia de Cristo. Es el amor de Dios el que nos debe mover.
6. Cuando el amor y la paciencia son los motivadores en nuestra vida cristiana, la obediencia a la Palabra de Dios y al mensaje enseñado por sus siervos es más fácil. Cuando Pablo dice que Dios dirige los corazones al amor de Dios, quiere decir que lleguemos a experimentar ese amor del cual nadie nos podrá separar; es el amor con que nos amó el Señor.
7. La paciencia de Cristo es la firmeza de los creyentes en contra de las hostilidades del mundo: Paciencia en medio de la tribulación (Romanos 5:3,4), paciencia en medio de los vituperios (Romanos 15:4, 5); paciencia en el sufrimiento (II Corintios 1:6); paciencia en medio de la aflicción (II Tesalonicenses 1:4). En realidad, paciencia es soportar con firmeza la cruz, aunque se tenga que padecer vergüenza por la causa de Cristo.
2. Este era un mal que Pablo ya ha trabajado en la primera carta, pero ahora toma medidas específicas. Les pide a los tesalonicenses que aparten a los hermanos desordenados.
3. La conducta desordenada era contraria a la conducta mostrada por los apóstoles. Los apóstoles les habían enseñado, tanto en forma escrita como de palabra, la manera correcta en que debían comportarse. Pero algunos hermanos habían cambiado la verdad, y por eso andaban desordenadamente. Por ello el apóstol hace un llamado a los fieles a que se aparten de los desordenados. La razón era que habiendo conocido la verdad mediante la conducta de los misioneros, ahora se conducían incorrectamente. De acuerdo con lo que se ve en el versículo 6, cuando la amonestación no funciona, lo mejor es recurrir a métodos enérgicos.
4. Los apóstoles, mientras desarrollaban su ministerio, tuvieron que trabajar en lo material con mucha fatiga. Ellos hicieron eso para no tomar el pan de ninguno y para no ser carga a nadie. En cambio, los hermanos desordenados hacían todo lo contrario de lo que habían enseñado y practicado Pablo y Timoteo.
5. Las cuales los apóstoles trabajaron mientras desarrollaban sus ministerios para no ser carga para los hermanos de Tesalónica. También lo hicieron para servir de ejemplo a ellos y para la dignificación del trabajo. No podían los tesalonicenses decir: “Nunca nos enseñaste”, porque los apóstoles dieron ejemplo de generosidad, como también de devoción. Si algunos vivían en forma desordenada, era porque vivían una vida irregular para con Dios, lo cual desprestigiaba la obra de Dios y la enseñanza recibida de los apóstoles.
6. Los que no trabajan que no coman, dice el apóstol Pablo. Porque las noticias que le llegaron eran que algunos hermanos no trabajaban en nada. Se entremetían en lo ajeno. A éstos, el apóstol, en nombre del Señor Jesucristo y su autoridad apostólica, les manda a que trabajen. Debían hacerlo en forma sosegada para que adquirieran su propio sustento. Si esto hacen, les dice el apóstol Pablo, el desorden desaparecerá.
7. En contraste con la ociosidad, no se debían cansar de hacer el bien en favor de otros. Debían trabajar en todos los aspectos de la obra de Dios, tanto para los necesitados, como también para seguir expandiendo el Evangelio.
8. Deberían permanecer firmes mientras el Señor regresa. No debían hacerle caso a los perturbadores, ni dejarse desviar ni por carta ni por palabra. Tampoco debían permitir que unos pocos desordenados destruyeran la marcha de la iglesia. En lugar de eso, no deberían cansarse de hacer lo bueno y honorable, aunque algunos rehusaran obedecer. Había que advertirles una y otra vez; y, si no se corregían después de la advertencia, había que señalarlos. Esto también es para nosotros hoy: Si nos desviamos, nos tienen que señalar como infieles.
9. Aunque una persona desordenada tenía que ser aislada, no debía ser considerada como enemiga, sino como un hermano a quien amonestar; porque así como el Señor tiene paciencia con nosotros, también nosotros debemos tenerla con los hermanos.
10. La paz del Señor por medio de la cruz es para salvación. Es la paz que el mundo no da. Aunque es el saludo judío, Pablo estaba pensando más en la paz que es fruto del Espíritu Santo.
La revelación del Señor desde el cielo
es la esperanza de los creyentes; pero debemos cuidar que dicha espera
no resulte en desorden en su iglesia. Nuestra seguridad debe ser
serena. En vez de imitar a los infieles, debemos imitar la fidelidad
de los santos, condenando y corrigiendo el desorden, lo cual era el deseo
de Pablo. En lugar del desorden, debemos disfrutar de la paz de Dios
y de la gracia de nuestro Señor Jesucristo.