INTRODUCCIÓN
El apóstol Juan escribe esta carta basándose
en su experiencia personal; él fue testigo ocular de la persona y
ministerio de Jesús en la tierra. Conocía de cerca de
Cristo.
Juan escribe para combatir los errores que tienden a pervertir
las grandes verdades de la fe cristiana y, a la vez, trata de fortalecer
a los hermanos en la fe. Aquí aprendemos que la manera eficaz
para combatir la falsedad, es conociendo perfectamente la verdad. Por
eso antes de tener contacto con le mentira se necesita estar vacunado con
la verdad.
I. JESÚS, EL CRISTO, ES DIVINO Y HUMANO (I Juan
1:1-2).
A. ESTA VERDAD FUE DEMOSTRADA DURANTE EL MINISTERIO DE JESÚS
En estos versículos, el apóstol presenta un argumento incuestionable.
Él fue uno de los que anduvieron muy cerca de Jesús.
Juan conoció al Maestro, y sus obras demostraban que Él no
era un hombre común y corriente. Para Juan y para los otros
cristianos primitivos, Jesús no era un mito o un fantasma; Él
era real. Jesús era el Eterno Cristo: “Lo que era desde el principio”
(Juan 1:1; II Pedro 1:16). Es una gran verdad que ninguno puede negar.
“Lo que era desde el principio”. ¿Qué
era en el principio? El Evangelio de Juan, en el capítulo 1
nos dice que era el Verbo... y el Verbo era Dios. No está proponiendo
una especulación. Está hablando de ese Ser eterno que
entró en el tiempo y en la historia humana como Jesús de Nazaret.
No está hablando de algo que le contaron, sino de alguien que Él
mismo conocía.
PREGUNTAS PARA DISCUTIR
1. ¿Cómo podemos conocer más de cerca
de Cristo?
2. ¿Podrían mencionar algunas obras de Cristo?
3. ¿Cómo podemos incrementar nuestro trabajo
evangelístico para que Jesús sea conocido en todo el mundo?
B. ESTE MENSAJE ESTÁ BASADO EN SU PROPIA EXPERIENCIA (Juan 1:1)
“Lo que hemos oído”, dice Juan recordando una amada voz familiar;
“Lo que hemos visto con nuestros ojos”. Y por si esto fuera poco, añade
la expresión más fuerte, más emotiva del prólogo
de su Evangelio (Juan 1:14): nosotros “vimos su gloria”. Recuerda,
entonces, a Tomás en una escena que abrasaba su mente (Juan 20:26-29).
Los discípulos lo tocaron, se reclinaron sobre Él, lo sintieron,
no como un fantasma como decían los necios docetistas gnósticos,
sino como carne y hueso. Él vivía. Era Dios hecho
carne real. Claramente Jesús se manifestó a nosotros.
El apóstol Juan declara que también nosotros podemos conocerlo
(v. 2). Este es el verdadero conocimiento que él propone; no
es como el conocimiento descrito por los gnósticos, quienes negaban
la encarnación de Jesús, y por ende su humanidad. El
conocimiento que debemos tener de Cristo es reconocer que Él es Dios
mismo, que por amor a nosotros se hizo carne para venir a sufrir entre nosotros.
¿Por qué es importante creer en la humanidad de Jesús?
Negar Su encarnación y Su humanidad es una evidencia de tener el espíritu
de error (I Juan 4:2-3). Tampoco habría expiación por
el pecado, ya que es la muerte y la sangre de Jesús, la que nos limpian
de todo pecado. Sin derramamiento de sangre no se hace remisión
de pecados.
Por su humanidad tenemos garantías de que puede comprendernos y ayudarnos
en la hora de la tentación (Hebreos 4:15-16; I Corintios 10:13).
II. ES POSIBLE TENER COMPAÑERISMO CON JESÚS
(I Juan 1:3).
A. LO QUE EL APÓSTOL DESEA
El apóstol desea que otros también lo conozcan personalmente
como ellos lo conocieron, no sólo como informes registrados en la
mente, sino en una real experiencia salvadora. “Lo que hemos visto
y oído eso os anunciamos (v. 3a).
B. DESEA QUE A TRAVÉS DE ESE CONOCIMIENTO FORMEN
PARTE DE SU COMPAÑERISMO REDENTOR (I Juan 1:3)
1. Comunión fraternal. “Para que también
vosotros tengáis comunión con nosotros”. La palabra que
Juan usa para expresar compañerismo en el cuerpo de Cristo, la Iglesia,
es ‘comunión’. Todos los que conocen a Jesús forman parte
de esa comunidad de creyentes. La vida cristiana no es una vida solitaria.
La vida cristiana se vive en compañerismo con otros que comparten
la fe en Jesús.
2. La comunión es también con el Padre y
con Su Hijo Jesús. Esta comunión sólo es posible
cuando, por medio de la fe, aceptamos a Jesucristo y participamos de la presencia
de Su Espíritu Santo en nuestros corazones (Juan 17:20-21).
El apóstol está diciendo esto porque él mismo está
en íntima comunión con el Cristo encarnado. Es importante
que veamos que no es posible separar estas dos comuniones: la comunión
del uno para con el otro, y la comunión con el Padre y el Hijo.
La vida cristiana se vive en comunión con Dios y con los hermanos
en la fe.
PARA CONSIDERAR
1. ¿Qué actividades se pueden realizar dentro
de la iglesia para fomentar la comunión con los demás hermanos?
2. ¿Qué podemos hacer para mantener nuestra
comunión diaria con Dios?
III. EL RESULTADO DE CONOCER A JESÚS (I Juan 1:4)
PRODUCE GOZO
Ninguno que conozca a Jesucristo en una experiencia salvadora desconoce esta
virtud cristiana. Juan lo podía proclamar como una experiencia
personal.
El quería que otros conocieran el gozo de conocer a Jesús.
Este gozo no depende de las circunstancias, sino de esa constante comunión
con el Señor Jesucristo y con los demás hermanos.
El gozo de la vida cristiana es el fruto del Espíritu Santo cuando
mora en Su plenitud en nuestros corazones (Gálatas 5:22-23).
APLICACIÓN
No son los datos históricos
ni los argumentos teológicos, sino un conocimiento personal y genuino
de Cristo y de Su Palabra, y una real experiencia transformadora, los que
pueden ayudarnos a permanecer firmes en la vida cristiana. Así
no cederemos a las ideologías seductoras que pervierten las doctrinas
básicas de nuestra fe cristiana.
No tratemos de alcanzar una comunión
íntima con Dios, descuidando nuestra relación con los demás.
Sólo el compañerismo dentro del cuerpo de Cristo, la Iglesia,
puede fortalecer nuestro amor y comunión con Dios.
El mal divide, esparce, destruye el compañerismo
del hombre con su prójimo. Cristo junta, une, nos liga con un
mismo sentir y nos hace vivir en familia.
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PREGUNTA PARA DISCUTIR
¿Qué enseñanzas de algunas iglesias
de hoy en cuanto a la humanidad de Jesucristo nos revelan que tienen influencias
del gnosticismo?
CONCLUSIÓN
PARA LOS NO CRISTIANOS: La única manera de librarse
del engaño es conociendo a Jesús como el único y suficiente
Salvador, en una experiencia personal. Acepte a Jesús y le aseguramos
que conocer a Jesús será la experiencia más fascinante
en su vida.
PARA LOS CRISTIANOS: ¿Cómo está su
relación con los demás, con los miembros de su iglesia, de
la iglesia vecina, con los de fuera de la iglesia? ¿Está
usted feliz de haber conocido a Jesús y de su relación con
los demás? Si éste no es el caso, ahora es el momento
de pedirle a Dios que renueve nuestro gozo, fuerzas y vida espiritual.