INTRODUCCIÓN
En la lección anterior aprendimos cómo identificar
a los espíritus y las enseñanzas que ponen en peligro la unidad
y vitalidad de la Iglesia, la necesidad de discernimiento y una fe cristiana
sólida.
En esta lección vemos que Juan regresa al tema sobresaliente en toda
su carta: el amor. Esta palabra y sus derivados se repiten 51 veces
en esta primera epístola. En el lenguaje griego se usan cuatro
palabras para expresar lo que en castellano se expresa con una sola, amor.
Estas cuatro palabras son:
a. “Eros”. Es el amor al nivel físico, una
relación normal de la vida.
b. “Stergein”. Es el amor en las relaciones familiares.
c. “Philea”. Es la amistad sincera o el cariño
entre dos o más personas.
d. “Ágape”. Es el amor de Dios. Es el
amor desinteresado y abnegado por el bienestar de otra persona. Ágape,
es el amor cristiano que debe gobernar nuestras relaciones interpersonales.
I. EN QUÉ CONSISTE LA IMPORTANCIA DEL AMOR (I Juan
4:7-11).
A. LA IMPORTANCIA DEL AMOR DE DIOS HACIA NOSOTROS
1. El amor tiene su origen en Dios, según afirma
el versículo 7. El que permanece en amor, permanece en Dios
(I Juan 4:16). El amor es la evidencia de que somos hijos de Dios.
Cuando Dios creó al hombre, lo creó a Su imagen y semejanza
(Génesis 1:26). Aquí Juan nos dice en el versículo
8 que Dios es amor. Por tanto, si el hombre fue hecho a la semejanza de Dios,
el hombre también puede amar.
2. El amor tiene una doble relación con Dios: sólo
cuando conocemos a Dios aprendemos a amar, y sólo cuando practicamos
el amor conocemos a Dios (I Juan 4:7-8). Cuando amamos nos acercamos
a Dios. El amor proviene de Dios, y nos vuelve a Dios.
PREGUNTAS
¿Puede decir de memoria las cuatro palabras que expresan amor en el
idioma griego?
B. DIOS HA DEMOSTRADO SU AMOR DÁNDONOS A SU HIJO
(I Juan 4:9-10)
El amor de Dios está plenamente manifestado en Jesucristo. Dios
dio lo que más amaba, dio a su Hijo Unigénito en sacrificio
por los hombres pecadores. Lo dio, dice San Juan, para que vivamos
por Él. En Cristo Dios amó a los indeseables, a la criatura
más depravada llamada hombre. Y efectuó la reconciliación
con Él.
PREGUNTAS
1. ¿Cuánto estábamos nosotros dispuestos
a hacer por los demás?
2. Según I Juan 4:9-10, ¿piensa usted que
si cada uno de los cristianos pusiera en práctica el ejemplo de amor,
que Juan nos presenta, habría tantas fricciones en las relaciones
con los demás?
3. ¿Mejorará el compañerismo en nuestra
iglesia si nos proponemos a practicar el amor?
Como hijos de Dios somos exhortados a amar con un amor sacrificial, con esa
misma clase de amor con que Dios nos amó a nosotros. La vida
cristiana, la vida de santidad, es una vida de amor, amor a Dios y amor al
prójimo.
II. SU IMPORTANCIA CONSISTE EN QUE ES UN AMOR QUE CAPACITA
(I Juan 4:11-18)
A. NOS CAPACITA PARA AMAR A OTROS (I Juan 4:11-12)
El apóstol Pablo al escribir a los romanos dice que Dios no sólo
proveyó redención a través de la sangre de Cristo, sino
que derramó Su amor dándonos a su Espíritu Santo a nuestros
corazones (Romanos 5:5). Es este amor lo que nos capacita para amar
a otros. Este amor se perfecciona en nosotros cuando amamos a otros.
B. ES UN AMOR QUE NOS ASEGURA LA PRESENCIA DE DIOS EN NUESTRA
VIDA (I Juan 4:13-16)
Como vemos en el versículo 13, este conocimiento está basado
en el don del Espíritu de Dios a nuestra vida en el nuevo nacimiento
(Romanos 8:16; Gálatas 4:6). Este conocimiento viene de lo profundo
del corazón cuando el Espíritu Santo viene a nuestra vida en
el momento de la regeneración (del nuevo nacimiento), y se hace más
patente cuando dejamos que Él llene nuestra vida, nuestro corazón
en una entera consagración.
El versículo 16 añade, que la morada interior del Espíritu
Santo es también la morada interior del amor. ¿Con qué
propósito derramó Dios Su amor en nosotros? Dios no derrama
su amor en nosotros para ser consumido sobre nosotros mismos. Dios
nos ama para que podamos amar también a otros. ¿Cuándo
podemos estar seguros de que Dios permanece en nosotros? Cuando amamos.
Porque Dios es amor.
C. EL AMOR DE DIOS NOS CAPACITA DÁNDONOS CONFIANZA
PARA EL DÍA DEL JUICIO (I Juan 4:17-18)
“En esto se ha perfeccionado el amor en nosotros, para que tengamos confianza
en el día del juicio; pues como Él es, así somos nosotros
en este mundo” (v. 17).
El temor es la emoción característica del hombre que espera
ser castigado. Cuando se piensa en Dios sólo como un juez, como
un rey o legislador, seguramente habrá un fuerte sentimiento de temor;
pero cuando conocemos que Dios es amor infinito, “el amor echa fuera el temor”.
El que teme, dice el apóstol, es porque no ha sido perfeccionado en
el amor. Perfecto amor es el secreto para vivir confiados en la vida
cristiana. Porque el amor de Dios echa fuera el temor (vs. 18).
PREGUNTA
1. ¿Cuáles son las características
de una persona que verdadera ama a Dios y a su prójimo?
2. ¿Cuál es el resultado cuando en una iglesia
no hay amor?
3. ¿Qué sucede en el hogar cuando no hay
amor?
III. EL RESULTADO DEL AMOR (I Juan 4:19-21)
El versículo 19 dice que: “Nosotros lo amamos a Él porque Él
nos amó primero”. El amor primeramente viene de Dios hacia nosotros,
y luego nosotros lo expresamos a Dios y a los demás. Los comentaristas
concuerdan en que el pronombre “Él” no aparece en el griego.
Si esto es así, no excluye el amor a Dios, sino que amplía
el concepto para incluir el amor a nuestros semejantes.
A. EL AMOR DE DIOS HACIA NOSOTROS, HACE POSIBLE QUE PODAMOS
AMAR TAMBIÉN A OTROS
I Juan 4:20 nos dice que el amor no sólo debe ser una hermosa idea.
No es una opción para el cristiano consagrado. El verdadero
cristiano no puede amar a Dios y odiar a su hermano. No podemos vivir
una vida auténticamente cristiana y ser indiferente a las necesidades
de los demás (vea lo que dice Mateo 25:34-36). Decir que amamos
a Dios y descuidar nuestro deber para con los demás es ser mentiroso.
B. AMANDO CUMPLIMOS LA LEY MORAL DE DIOS
Dios dijo a través de Moisés que nuestro deber es amar al prójimo
como a nosotros mismos (Levítico 19:18; Deuteronomio 6:5; Lucas 10:27).
No olvidemos que la verdadera naturaleza de Dios es amor. La verdadera
naturaleza de la vida cristiana es amar.
PREGUNTA
¿Qué se puede hacer para que los miembros de las iglesias amen
más a Dios y al prójimo?
APLICACIÓN
Para los creyentes: ¿Cómo
podemos cumplir con nuestro deber de amar a otros como Dios nos ha amado?
Dejando que el Espíritu Santo llene nuestros corazones de Su amor,
y que ese amor fluya a través de nosotros a otras personas con las
cuales nos relacionamos de una u otra forma.
Para los incrédulos: Amar quizá
parezca difícil, o talvez imposible. Pero cualquiera que invita
al Señor Jesucristo a su corazón para que Él sea su
Señor y Salvador, podrá amar como Dios nos ha amado a nosotros.
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PREGUNTA PARA CONSIDERAR
¿Qué otras formas hay para mostrar el amor al prójimo,
además de dar cosas materiales: ropa, comida, dinero u objetos?
CONCLUSIÓN
Si deseamos una Iglesia unida y fuerte no pasemos por
alto el método que el apóstol nos presenta: El amor. Para quitar
las asperezas y fricciones interpersonales no se venden lubricantes en las
tiendas de la ciudad; sólo existe un lubricante: El amor. Para
que podamos dar amor perfecto tenemos que consagrar nuestras vidas al Señor,
y dejar que el Espíritu Santo llene nuestros corazones a cada momento.
Si usted y yo estamos manejando el timón de nuestras vidas, seguramente
fallaremos en este aspecto tan importante en la vida cristiana; pero si es
el Espíritu Santo quien controla nuestras vidas, dice San Pablo que
el fruto del Espíritu es amor (Gálatas 5:22-23).