INTRODUCCIÓN
En nuestro diario vivir nos damos cuenta de que la seguridad
es algo muy importante. Si hacemos un viaje, queremos estar seguros
de la dirección exacta de nuestro destino; si vamos a comprar algo,
queremos asegurarnos que el producto sea de buena calidad. En asuntos
de mayor importancia, como lo es la salvación de nuestras almas, no
es de extrañar que todos queramos estar seguros. Gracias a Dios,
los cristianos no tenemos que vivir con incertidumbre acerca del futuro.
El cristianismo es una fe de certidumbres, de convicciones garantizadas y
de creencias concretas. El apóstol Juan, al concluir su carta,
menciona algunas realidades sobre las cuales los creyentes deben tener seguridad.
I. EL CRISTIANO DEBE TENER SEGURIDAD DE LA VIDA ETERNA
En I Juan 5:13 dice: “Para que sepáis que tenéis vida eterna”.
Este es sin duda el propósito supremo de esta carta, asegurarnos que
poseemos, ahora mismo, la vida eterna. La forma del verbo indica que
la vida eterna es ya una posesión nuestra.
El apóstol ha venido presentando las pruebas, a través de toda
la carta, por las que podemos estar seguros de la vida eterna. Los
que creen en el Hijo de Dios pueden estar seguros de que para los creyentes
la vida eterna es algo que ya poseen.
Vida eterna da la idea de bienaventuranza futura, pero esa vida podemos gozarla
desde ahora, porque es la vida de Dios mismo que se nos ha manifestado en
Jesucristo como nuestro Salvador. El apóstol Juan, quien nos
indica las numerosas maneras por las cuales podemos saber que tenemos vida
eterna como una bendición presente, en esta vida y ahora mismo, nos
advierte también sobre la necesidad de continuar en la fe, si queremos
continuar compartiendo la vida eterna de Dios mediante Cristo.
PREGUNTAS
1. ¿En qué momento obtenemos la vida eterna?
2. ¿Por qué es importante tener seguridad
de la vida eterna?
II. EL CRISTIANO DEBE TENER CONFIANZA EN LA ORACIÓN
A. CONFIANZA EN QUE DIOS ESCUCHA
Uno de los fundamentos de la oración es el hecho de que Dios nos escucha.
La palabra traducida como confianza es “parecía”. Este término
originalmente significaba libertad de palabra. Otros la traducen como
“libertad de acceso y de palabra”. Esto quiere decir que con Dios,
siempre tenemos libertad para hablar. Dios siempre está atento
a nuestra oración.
B. LA ORACIÓN DEBE SER DE ACUERDO CON LA VOLUNTAD
DE DIOS (I Juan 5:14)
I Juan 5:14 dice: “Y esta es la confianza que tenemos en Él, que si
pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, El nos oye”. Vemos pues
que otro de los fundamentos de la oración es que debe estar de acuerdo
con la voluntad de Dios. Juan ha venido señalando cuatro condiciones
que podemos usar con respecto a la oración.
1. Obediencia a sus mandamientos (I Juan 3:23).
2. Permanecer en Cristo (Juan 15:7).
3. La oración debe ser en el nombre de Jesús
(Juan 14:14).
4. La oración verdadera es la que dice: “Hágase
tu voluntad” (Mateo 6:10; 26:39,42). La oración verdadera debe
someterse a la voluntad de Dios.
C. OCASIONES CUANDO ES POSIBLE QUE LA ORACIÓN NO
SEA EFECTIVA (I Juan 5:16-17)
Como vemos, Juan está hablando de la oración, pero añade
un elemento más: la oración de intercesión. Es
interesante notar que la oración no debe centrarse en nosotros mismos,
nuestros problemas y necesidades. La oración debe ser también
a favor de los demás.
Hay ocasiones cuando no se puede hacer nada. ¿Por qué?
Cuando hay “pecado de muerte”. ¿A qué se refiere esto?
Se han dado diversas interpretaciones a esto, pero Juan no especifica qué
es. El pecado de muerte no es un determinado pecado, sino el pecar
habitualmente. Pecado de muerte es el que se comete voluntariamente,
y cuando se persiste en él puede conducir a la separación de
la vida divina, y por ende de la vida eterna.
El pecado a que Juan se refiere puede ser el que ha venido tratando en su
epístola, el negar que Jesús realmente vino en carne, porque
ese pecado es nada menos que la marca del Anticristo (I Juan 4:3).
Si el pecado de muerte debe ser identificado con un pecado en particular,
debe ser ciertamente con este pecado.
Debe quedar claro que aquí, “pecado de muerte” no sugiere la idea
de un determinado pecado que puede ser identificado como pecado mortal o
pecado imperdonable, sino el pecar como un hábito, o el rechazar a
Jesucristo como el Hijo de Dios.
A los que tienen dudas acerca del pecado de muerte, sólo les recordamos
las palabras de Jesús que dijo: “Todo pecado y blasfemia será
perdonado a los hombres, más la blasfemia contra el Espíritu
no les será perdonado” (Mateo 12:31). El pecado imperdonable
aquí es una actitud de rechazo consciente y persistente del testimonio
del Espíritu Santo en cuanto a la divinidad y poder salvador de Jesús.
Pero en I Juan no hay evidencias de que se refiere a este pecado.
Es interesante lo que Juan dice acerca de la oración intercesora:
1. Orar por los demás.
2. Orar con fe.
3. Orar con la seguridad de que Dios nos oye.
4. Orar con el conocimiento de que Dios responderá
de acuerdo con Su voluntad. Nuestro deber como hijos de Dios es orar
por todos los hombres; por su salvación o por su restauración,
y dejar el resultado en las manos del Señor.
PREGUNTAS
1. ¿Cuáles son las condiciones para que la
oración sea eficaz?
2. ¿Cómo le debemos pedir a Dios?
3. ¿Por qué muchas veces Dios no contesta
nuestras oraciones?
III. EL CRISTIANO TIENE LA SEGURIDAD DE LA PROTECCIÓN
DIVINA (5:18-21)
Esta seguridad se fundamenta en nuestra nueva relación
con Dios por medio de Jesucristo.
A. SOMOS PROTEGIDOS DEL MALIGNO
No tiene fundamento el temor en que vive mucha gente cristiana, pues tenemos
a Uno que nos guarda siempre (v. 18).
También podemos ser protegidos de las tentaciones del maligno a pecar
o a seguir practicando el pecado.
B. PODEMOS SER PROTEGIDOS CONTRA LOS ENGAÑOS DE
SATANÁS (I Juan 5:19-20)
Nosotros somos de Dios. El mundo entero está bajo el maligno.
No debe ser fácil para el cristiano dejarse engañar por Satanás
porque, como no puede haber comunión entre la luz y las tinieblas,
tampoco puede haber comunión entre el cristiano y el mundo, y continuar
siendo cristiano. Esta protección la podemos obtener por el
entendimiento que tenemos de Cristo para conocer lo verdadero de lo
falso. En Cristo tenemos el entendimiento para conocer entre el Dios
vivo y los dioses muertos.
PARA DISCUTIR
Lea Santiago 4:7-10, y responda: ¿Cómo se debe vencer al diablo?
APLICACIÓN
Debemos descansar en la Carta de
Seguridad del Cristiano que se halla en Romanos 8:26-39. Cada vez que nuestra
fe desmaye, o estemos siendo tentados por el diablo a dejar nuestra fe, debemos
leer este hermoso pasaje y apropiárnoslo.
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PREGUNTA PARA CONSIDERAR
¿Cuáles son los pasajes bíblicos favoritos que fortalecen
su fe cuando hay pruebas y desmayo?
CONCLUSIÓN
¡Gracias a Dios! La vida cristiana es una
vida de certidumbres. El que ha nacido de Dios no comete pecado.
Los cristianos le pertenecemos a Dios, aunque el mundo a nuestro derredor
esté bajo el maligno. Los cristianos sabemos que el reino de
Dios es real como lo es nuestra propia experiencia. Los creyentes en
Cristo podemos gozarnos en la seguridad, no de nuestros sentimientos, sino
en lo que la Palabra de Dios nos afirma.
Vivamos la vida cristiana como la Palabra de Dios lo demanda,
y gocemos de la seguridad de la vida eterna.