INTRODUCCIÓN
La primera carta de Juan fue dirigida a la Iglesia en
general para prevenirla acerca de las falsas enseñanzas, y exhortarla
a la piedad práctica. Esta segunda epístola es una carta
a una iglesia en particular, escrita con el propósito de instruirla
en cuanto a su actitud hacia los falsos maestros.
La expresión, “la señora elegida y sus hijos”
es una expresión metafórica para referirse a una iglesia local
y sus miembros (vs. 4, 13). Veamos, entonces, el contenido de esta
carta.
I. LA DEMANDA SOBRE LA VIDA CRISTIANA
En los primeros versículos de esta epístola se recalca que
la verdad y el amor son cualidades inseparables de la vida cristiana.
La primera demanda de la vida cristiana es:
A. QUE ANDEMOS CONFORME A LA VERDAD (vs. 4)
Andar en la verdad significa andar conforme a la Palabra de Dios. El
apóstol dice: “Mucho me regocijé”... Cuando andamos de
acuerdo a las enseñanzas de la Palabra de Dios, otros lo verán
y, de una u otra forma, serán influenciados por nuestras vidas.
Significa también andar de acuerdo con la sana doctrina (Hechos 2:41-42).
Para el cristiano no es una opción el obedecer la verdad, ni tampoco
le es un privilegio; es una demanda de Dios. No es si nos parece bien
o mal, no es lo que demanda el líder; no es lo que piensan los hombres.
Tampoco es el mandamiento del pastor, ni de la Iglesia; es lo que Dios exige.
B. QUE SEPAMOS ANDAR EN AMOR (vs. 5- 6)
La verdad sin amor no vale la pena. El anciano ama a la señora
elegida en la verdad. Y a causa de la verdad ama y describe a la iglesia.
En la vida cristiana aprendemos que sólo en la verdad del cristianismo
podemos amar como debemos hacerlo.
El cristiano sabe cómo amar, ama así como Dios lo ha amado
(I Juan 4:11). El cristiano no puede aceptar ese amor sin compartirlo
con aquellos a quienes Dios también ama. Ese amor ágape,
que es el amor cristiano, es una actitud que no da lugar a la amargura, sino
que siempre procura lo mejor para los demás. Eso es lo que hace
el anciano Juan. En ese amor Juan escribe para advertir a la Iglesia
en cuanto a la separación del mundo y los falsos maestros.
PREGUNTA
1. ¿Qué significa andar en la verdad?
2. ¿Cómo podemos andar siempre en amor?
II. EL PELIGRO DE LA VIDA CRISTIANA
A. LOS PELIGROS MÁS GRANDES PARA LA VIDA CRISTIANA
SON LOS QUE ESTÁN DENTRO DE LA IGLESIA
Personas que se infiltran en la congregación y niegan que Jesús
ha venido en carne, son los mayores peligros para la pureza de la doctrina
de la Iglesia. Estos niegan no sólo la encarnación de
Cristo, sino también niegan Su segunda venida. Hay un peligro
en cada milla del camino de la vida cristiana. Por esto debemos cuidarnos
de aquellos que tratan de despojar a Cristo de Su verdadera naturaleza.
Jesús es Dios eterno y hombre perfecto, Quien al morir por nosotros
se convirtió en nuestro Redentor.
Existe, además, el peligro de descuidarnos a nosotros mismos (vs.
8). El versículo 8 dice cómo debemos cuidarnos.
No debemos permitir que doctrinas erróneas nos atrapen, nos arruinen
y destruyan los fundamentos de nuestra fe (Hebreos 2:1).
El versículo 9 dice cómo cuidarnos de los falsos maestros.
“Cualquiera que se extravía y no persevera en la doctrina de Cristo,
no tiene a Dios”. Alguien que venga a nuestra casa con una doctrina
contraria a la doctrina apostólica en cuanto a Jesucristo, o que no
presenta a Jesucristo como el único Salvador, no es un verdadero cristiano,
ni anda de parte de Dios. Véase Juan 14:6; Hechos 4:12; I Timoteo
2:5. El hombre que basa su fe en las enseñanzas de Cristo, tiene
al Padre y al Hijo.
B. EL PELIGRO DE CONTEMPORIZAR O HACER CAUSA COMÚN
CON LOS QUE RECHAZAN A JESUCRISTO (vs. 10-13).
No nos mezclemos con el pecado. El peligro que para la fe y la felicidad
del cristiano significan las falsas doctrinas, se pueden ver en las palabras
de Juan: “No lo recibáis en casa, ni le digáis: Bienvenido”.
Este pasaje no contradice el amor que el apóstol enseña, y
que debemos cumplir. Estas instrucciones simplemente significan que
los cristianos no debemos tomar parte en ayudar a aquellos que destruyen
la fe cristiana.
Aquí no se está enseñando en ninguna manera que rechacemos
a los que no están de acuerdo con nosotros en doctrinas secundarias,
no esenciales, que no tienen que ver con nuestra salvación.
PREGUNTAS
1. ¿Sabe usted de algunas doctrinas erróneas
que se difundan en el área en donde usted vive? ¿Cuáles
son y por qué se califican de falsas?
2. De acuerdo con esta epístola ¿qué
debemos hacer con los falsos maestros y sus doctrinas?
Los últimos versículos nos enseñan que la responsabilidad
del maestro o líder cristiano no termina nunca. El versículo
12 dice: “tengo muchas cosas que escribiros”. Mientras haya perdidos
que salvar y creyentes que enseñar, nuestra tarea no ha terminado.
También la última parte del versículo 12 nos enseña
que es mejor hablar personalmente, que a través de cartas. Los
miembros de nuestras iglesias harán bien en resolver sus problemas
no escribiendo cartas sino hablando personalmente con los demás.
En el saludo final tenemos una lección muy importante (vs. 13).
Es un saludo como si fuera de los hijos de una hermana a los de otra.
Aquí aprendemos que todos los cristianos somos miembros de una misma
familia en la fe.
PREGUNTAS PARA DISCUTIR
1. ¿Quiénes son los enemigos más peligrosos
que los cristianos deben enfrentar?
2. ¿Cuál es el peligro de hacer alianzas
con agrupaciones con doctrinas falsas?
APLICACIÓN
Hoy se ha puesto de moda ya no orar
con paciencia, hasta por largo tiempo, y buscar la voluntad de Dios para
lo que se pide, sino simplemente se “declara” o se “confiesa” aquello
que se desea recibir, asegurando que pronto se hará realidad. También
se habla de “visualizar” o “soñar” aquello que se quiere obtener,
que hay que “pensarlo intensivamente”, “incubar la idea o embarazarse”
de ella y que pronto se materializará. Ambas enseñanzas son
falsas, no tienen el apoyo de las enseñanzas de Jesús, ni de
Pablo, ni de las demás Escrituras.
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PREGUNTA PARA CONSIDERAR
¿Sabe usted de personas, programas de radio o de literatura que promueve
estas enseñanzas cerca de usted?
CONCLUSIÓN
La relación con la verdad y el amor que debemos
tener para con otros es muy importante. Pero no debemos tomar esto como pretexto
para mezclarnos con el mundo y con los que no son cristianos, ya que la Palabra
de Dios es precisa y terminante en cuanto a nuestra separación del
mundo y sus falsas doctrinas (II Corintios 6:17; II Juan 13).