¿Está dispuesto a no causar problemas dentro y fuera de la Iglesia? (Romanos 12:18; 14:13-19)
El cristiano es una persona de paz. Sigue las enseñanzas de su Maestro, el Señor Jesucristo. Su característica principal es la virtud de amor, y nunca desea causar problemas; más bien quiere contribuir a la solución de ellos. Los problemas pueden presentarse y podemos verlos como una oportunidad para servir al Señor. La recomendación es que el miembro de la iglesia no sea el causante de los mismos, sino en cuanto dependa de él, tenga buenas relaciones con los demás.
El primer texto que vamos a considerar dice: "Si es posible en cuanto dependa de vosotros estad en paz con todos los hombres". Hay tres cosas que nos enseña este versículo que nos ayudarán a evitar los problemas dentro de la iglesia.
Cuando venga el conflicto, él debe conservar un espíritu de perdón, dejando el asunto en las manos de Dios.
Los versículos que encontramos en Romanos 14:13-19, nos dan la enseñanza de ser tolerantes con los cristianos débiles o inmaduros.
Así que no nos juzguemos más los unos a los otros. Ni el fuerte ni el débil están en la posición de juez. Todos los sentimientos críticos o de censura deben cesar. Es mejor ver en nuestros hermanos sus virtudes, porque defectos todos tenemos.
En los días de Pablo había un problema relacionado con los alimentos. Para unos era pecado comer carne sacrificada a los ídolos paganos. A éstos, el apóstol los considera como débiles. Para los más fuertes, esto no era problema; ellos creían que el Señor por medio de la oración santificaba los alimentos.
Los más fuertes deben ser amorosos y comprensivos. Si a tu hermano le es ocasión de caer, es mejor que no comas. No hagas que por la comida tuya se pierda aquel por quien Cristo murió. Al pecar así contra vuestro hermano, hiriendo sus conciencias demasiada delicadas, pecáis contra Cristo (I Corintios 8:11-12). Así que, sigamos lo que contribuye a la paz y a la mutua edificación. La regla práctica implicada aquí es que cuando alguna cosa es indiferente, antes de actuar sobre tal convicción, debemos preguntarnos cómo afecta tal acción a la paz de la iglesia y al crecimiento espiritual de otro. Esto determina el significado de la siguiente frase: "No destruyas la obra de Dios por causa de la comida". Aquí ya no habla del cristiano en forma individual, sino de la Iglesia como el templo de Dios.
CONCLUSIÓN