LECCIÓN No 12 (regresar
al índice)
Lección 12. “JEHOVÁ HABLÓ... NO VAYÁIS A EGIPTO.” Jer. 42:19.
LOS JUDÍOS SE REFUGIAN EN EGIPTO
Propósito de la lección: a. Recordar que es mejor obedecer a Dios que a nuestro criterio o a
nuestra conveniencia;
b. Volver a enfatizar la fidelidad de Jeremías, quien fue obligado
por los
suyos a ir al exilio, donde terminó su carrera con integridad.
Capítulos para preparar la lección: Jer. Caps. 40-44.
Lectura antes de comenzar la clase: Salmo 14.
Versículo para enfatizar y recordar: “Y entraron en tierra de Egipto, porque no obedecieron a la
voz de Jehová.” Jer. 43:7.
.
-----ooooo-----
A. Gedalías y el remanente de Judá. Jer. 40:7-12.
Cuando los jefes del ejército judío que estaban dispersos por
el país se enteraron de que Gedalías había sido nombrado
para gobernar el remanente en Judá, vinieron a éste a Mizpa.
El gobernador les aseguró que si aceptaban servir al rey de Babilonia,
les iría bien y no deberían temer nada. Les dijo que podían
tomar y guardar los productos de la tierra: el vino, el aceite y los frutos
del verano, y que permanecieran en las ciudades donde estaban. Así
lo hicieron ellos y los demás judíos que se habían dispersado
por Moab, Amón y Edom, quienes también habían vuelto.
B. Ismael conspira contra Gedalías y le da muerte. Jer. 40:13-16 a 41:10 .
Los principales jefes del ejército fueron a Mizpa y advirtieron a
Gedalías que el rey de Amón había enviado a Ismael para
matarlo, pero aquél no les creyó. Uno de los príncipes
se ofreció para ir en secreto a matar a Ismael, pensando evitar así
que los judíos bajo el cuidado de Gedalías se dispersaran;
pero éste lo disuadió pues no creía que hubiera un complot
contra él.
Ismael, quien era del linaje real, y varios de sus hombres vinieron a Gedalías
y comieron con él. Pero, de repento, se levantaron Ismael y sus hombres
y mataron a Gedalías a espada, así como a los judíos
y caldeos que estaban con él en Mizpa. Un día después,
cuando nadie sabía aún del asesinato, llegaron unos ochenta
hombres de Siquem, Silo y Samaria, con barbas raídas, ropas rotas
y rasguñados, trayendo ofrendas e incienso para el Templo. Ismael
salió de Mizpa llorando y les pidió que vinieran a ver a Gedalías.
Al entrar en la ciudad, Ismael los degolló y los echó en una
cisterna con la ayuda de sus esbirros, excepto a diez que salvaron sus vidas
a cambio de ofrecerle sus tesoros de trigo, cebada, aceite y miel que tenían
almacenados. Luego llevó cautivo al resto del pueblo y a las damas
de la corte real, rumbo al este para pasarse con los de Amón.
C. Johanán hace huir a Ismael. Jer. 41:11-18.
Cuando Johanán y los príncipes que lo acompañaban oyeron
de todo el mal que había hecho Ismael, tomaron a sus hombres, fueron
a pelear contra él y lo hallaron en Gabaón. Todos los cautivos
que había tomado Ismael en Mizpa se alegraron al ver a Johanán
y a su gente, y se unieron a ellos, mientras Ismael logró escapar
con ocho de sus hombres hasta Amón.
Johanán y su gente se fueron y habitaron cerca de Belén, planeando
emigrar a Egipto, pues tenían miedo de que los caldeos vinieran y
tomaran represalias porque Ismael había matado a Gedalías,
quien había sido puesto por Nabucodonosor.
D. Mensaje de Jeremías a Johanán. Jer. 42:-
Johanán, los oficiales del ejército y todo el pueblo vinieron
a Jeremías a pedirle que intercediera por ellos ante Dios, pues eran
un pequeño número. Ellos querían que Dios les enseñara
qué debían hacer y qué rumbo tomar, y prometieron obedecerlo
en todo.
Jeremías oró y después de diez días Dios le respondió.
Convocó a Johanán, a los oficiales y al pueblo y les dijo que
se quedaran en Judá y que Dios los libraría de la mano del
rey de Babilonia, que tendría misericordia de ellos y los prosperaría.
Pero, que si marchaban a Egipto, donde creían estar más seguros,
sufrirían maldición, espanto y afrenta; que aún allí
los alcanzaría la espada, el hambre y la pestilencia, y morirían
todos sin volver a ver su tierra. El profeta los reprendió por haber
comenzado a desobedecer a Dios, pues ya se hallaban en camino a Egipto.
E. La migración a Egipto. Jer. 43:1-13.
Al oír el mensaje de Dios por boca de Jeremías, Johanán
y otros príncipes con gran altivez lo rechazaron diciendo que era
mentira y que no lo había enviado Jehová. Acusaron a su escriba
Baruc por haberlo incitado contra ellos, para que fueran entregados en manos
de los caldeos y ser muertos por ellos o deportados a Babilonia. Así,
Johanán y sus oficiales condujeron a todo el remanente de Judá
hasta Egipto, incluyendo a Jeremías y a Baruc. Dios le habló
a Jeremías y le dijo que tomara piedras grandes y las cubriera con
arcilla, sobre el enladrillado de la casa del faraón en Tafnes, a
la vista de todos los judíos. Les advertiría que Dios llevaría
a Nabucodonosor y que sobre aquellas piedras pondría su trono y extendería
sobre él su bandera. También asolaría Egipto, quemaría
sus templos y sus dioses, y cautivaría a su pueblo. Luego, sin tener
ninguna interrupción, saldría del país en paz.
F. Jeremías profetiza en Egipto a los judíos. Jer. 44: 1-30.
Dios dio a Jeremías un mensaje para los judíos refugiados en
Egipto, les recordaba su idolatría y el castigo que ya habían
sufrido a manos de los babilonios. Les reclama que continuaran ofreciendo
incienso a los dioses ajenos en Egipto, y que por ello volvería Su
rostro contra ellos y acabaría de destruirlos. No escaparían
de la espada, del hambre y de la peste, excepto algunos fugitivos. Las mujeres
habían ofrecido incienso a Istar (Astarté o Áserá),
“la reina del cielo” asiriobabilónica, con el consentimiento de sus
maridos. Éstos, que eran ateos o indiferentes, permitían a
sus mujeres continuar en la idolatría y fueron también arrastrados
como le aconteció a Salomón. Arrogantemente, una gran multitud
de mujeres dijo al profeta que no oirían a Jehová a por medio
de él, sino adorarían a la “reina del cielo” como hicieron
sus padres y sus reyes, pues así habían sido felices, nada
les había faltado y no habían sido castigadas. Al haber dejado
de adorarla les había faltado todo y muchos habían muerto por
la espada y el hambre.
Dios decretó que los judíos idólatras fueran también
castigados en Egipto. Primeramente el faraón Hofra fue derrocado por
sus enemigos en una revolución interna, por 570 a. C.; y luego los
babilonios derrotaron al faraón Amasis, por el año 567 a. C.
G. De vuelta al paganismo. Esta vez era el plan de Dios que Su pueblo
fuera cautivo a Babilonia para recibir corrección y renovar su fe.
A la vez les prohibió a los que quedaron en Judá que fueran
a refugiarse a Egipto. Esta nación siempre fue el símbolo del
pecado y de la servidumbre de la cual Dios sacó a Su pueblo
en el éxodo para instalarlo en la tierra en la cual Él cumpliría
el plan de salvación para la humanidad. Esta vez Egipto les sería
de nuevo de azote y una tentación para continuar en la idolatría.
Así lo comprobaron los que marcharon allá pensando hallar protección
de los babilonios.
Más adelante, sí fue el plan de Dios que José, María
y el niño Jesús hallaran refugio, durante un breve tiempo,
en tierras de Egipto, Mat. 2:13-14; 19-22.
El relato no da indicios del final de la vida del fiel profeta Jeremías.
Sin embargo, las múltiples promesas de Dios, quien lo había
llamado a Su servicio, abundan en afirmaciones de que lo libraría
siempre de sus enemigos. Dondequiera que haya dejado de existir en esta tierra,
Jeremías fue a su tiempo agregado a la gloriosa larga lista de los
héroes de la fe. Sólo Dios sabe cuánto fue el impacto
que su incansable mensaje durante cuarenta años, causó tardíamente
en el corazón de los que fueron al exilio, donde tuvieron tiempo de
sobra para creerle...
H. EL PROGRAMA DE DIOS PARA EL FUTURO.
(Use la ayuda didáctica que se da en el apéndice, al final de las lecciones)
SEGUNDA PARTE: Desde el retorno de Cristo en gloria hasta el Reino Milenial.
7. El Retorno de Cristo en gloria:
Mat. 24:31-32. “Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria y todos
los santos ángeles con él, entonces se sentará en su
trono de gloria.”
8. El juicio de las naciones:
Mat. 24:32. “Y serán reunidas delante de él todas naciones;
entonces apartará los unos de los otros, como aparta el pastor las
ovejas de los cabritos.”
9. El juicio del pueblo de Israel:
Ezequiel 20:34-38. “Os sacaré de entre los pueblos y
os reuniré de las tierras en que estáis esparcidos, con mano
fuerte y brazo extendido, y en el ardor de mi ira; os traeré al desierto
de los pueblos y allí litigaré con vosotros cara a cara. Como
litigué con vuestros padres en el desierto de la tierra de Egipto,
así litigaré con vosotros, dice Jehová, el Señor.
Os haré pasar bajo la vara y os haré entrar en los vínculos
del pacto; y apartaré de entre vosotros a los rebeldes y a los que
se rebelaron contra mí; de la tierra de sus peregrinaciones los sacaré,
pero en la tierra de Israel no entrarán. Y sabréis que yo soy
Jehová.”
Mat. 19:28. “Jesús les dijo: ‘De cierto os digo que en la regeneración,
cuando el Hijo del hombre se siente en el trono de su gloria, vosotros que
me habéis seguido, también os sentaréis sobre doce tronos,
para juzgar a las doce tribus de Israel.’ ”
10. Satanás atado durante mil años.
Apoc. 20:1-3. “Vi un ángel que descendía del cielo con
la llave del abismo y una gran cadena en la mano. Prendió al dragón,
la serpiente antigua, que es el Diablo y Satanás, y lo ató
por mil años. Lo arrojó al abismo, lo encerró y puso
un sello sobre él, para que no engañara más a las naciones
hasta que fueran cumplidos mil años.”
11. Instauración del Reino Milenial:
Apoc. 20:6. “Bienaventurado y santo el que tiene parte en la primera
resurrección; la segunda muerte no tiene poder sobre estos, sino que
serán sacerdotes de Dios y de Cristo y reinarán con él
mil años.”
Preguntas para discusión en clase:
1. ¿Qué pasa cuando los creyentes ya no escuchan las exhortaciones de los enviados de Dios?
2. ¿Dónde ha escuchado usted actualmente la expresión “reina del cielo”?
3. ¿Cuál es el orden en la autoridad del hogar que Dios establece en Ef. 5:22?