CONTENIDO:
LECCIÓN 1: “HE PUESTO MIS PALABRAS EN TU BOCA” Jeremías 1:9 EL LLAMAMIENTO DE JEREMÍA
LECCIÓN 2: “TE ME HAS VUELTO SARMIENTO DE VID EXTRAÑA” Jeremías 2:21 LA APOSTASÍA DE JUDA
LECCIÓN 3: “INVALIDARON MI PACTO” Jeremías 11:10 LA INFIDELIDAD DE JUDA
LECCIÓN 4: “SANTIFICAD EL DÍA DE
REPOSO” Jeremías 17:22 UN DÍA DEDICADO A
ADORAR A DIOS
LECCIÓN 5: “COMO EL BARRO EN LA MANO DEL ALFARERO.” Jeremías 28:6 HISTORIA DE DOS VASIJAS DE BARR
Lección 12. “JEHOVÁ HABLÓ... NO VAYÁIS A EGIPTO.” Jer. 42:19. LOS JUDÍOS SE REFUGIAN EN EGIPTO
UN ESTUDIO DEL LIBRO DEL PROFETA JEREMÍAS APLICADO AL PRESENTE
El Libro del Profeta Jeremías:
Trasfondo histórico para entender mejor la profecía de Jeremías.
Para entender mejor el libro del profeta Jeremías, es necesario hacer
un breve resumen de II Reyes caps. 21-25, y II Crónicas, caps. 33-36,
que registran los reinados de los últimos siete monarcas del Reino
de Judá y la decadente situación política, civil y espiritual
por la cual Dios trajo sobre ellos el castigo: la invasión, la destrucción
de la ciudad de Jerusalén, de su Templo y sus muros, y la masiva deportación
de sus habitantes a Babilonia.
Durante los largos reinados de David y de Salomón su hijo - 40 años
cada uno- el Reino de Israel había alcanzado el máximo esplendor
y gloria, su mayor expansión territorial y estabilidad política,
y la salud espiritual del pueblo siguiendo las leyes de Dios. A finales del
reinado de Salomón, la idolatría de éste en su vejez,
a la cual lo indujeron sus muchas mujeres, sumado a la ostentación
y el lujo desmedidos, sembraron la semilla de la crisis económica,
la inestabilidad política y la apostasía que descendería
a los más bajos niveles en los días de sus descendientes.
En 931 a. C., al morir Salomón, su hijo Roboam rechazó
la solicitud del pueblo de rebajar los altos impuestos establecidos por su
padre. Como consecuencia, el reino se dividió en dos: el Reino de
Israel, al norte, formado por diez tribus y con capital en Samaria; y el
Reino de Judá, al sur, formado por dos tribus y con capital en Jerusalén.
El Reino del Norte inmediatamente cayó presa de la idolatría
desde que Jeroboam lo separó. Sus reyes, casi todos malos, hicieron
pecar a Israel con todo tipo de pecado y, tras unos 210 años, Israel
fue invadido por los asirios, quienes deportaron a sus habitantes, los dispersaron
y los hicieron perder su identidad étnica, cultural y religiosa. Éstas
son las llamadas “diez tribus perdidas,” cuyos restos mezclados con otras
etnias eran los samaritanos, que eran despreciados por los judíos
en los tiempos de Cristo.
En II Re. 17:1-19 se describe la caída de Israel y sus causas:
“Adoraron a dioses ajenos... se edificaron lugares altos en todas las ciudades...
levantaron estatuas e imágenes de Aserá en todo collado alto
y debajo de todo árbol frondoso. Quemaron incienso en todos los lugares
altos, a la manera de las naciones que Jehová había traspuesto
de delante de ellos... Servían además a los ídolos...
Dejaron todos los mandamientos de Jehová, su Dios; se hicieron imágenes
fundidas de dos becerros, y también imágenes de Aserá;
adoraron a todo el ejército de los cielos y sirvieron a Baal; hicieron
pasar a sus hijos y a sus hijas por el fuego, se dieron a adivinaciones y
agüeros, y se entregaron a hacer lo malo ante los ojos de Jehová,
provocando su ira. Por lo tanto, Jehová se enfureció tanto
contra Israel, que los quitó de delante de su rostro, y sólo
quedó la tribu de Judá. Pero ni aun Judá guardó
los mandamientos de Jehová, su Dios, sino que anduvieron en las costumbres
que Israel había establecido.”
El Reino del Sur, en donde alternaron reyes malos y buenos, duró unos
345 años. Sin embargo, finalmente también se hundió
en los múltiples pecados relacionados con la idolatría y el
olvido de la Ley de Dios. Al igual que el Reino de Israel, Judá sufrió
la misma suerte unos 135 años después, al ser invadida por
Nabucodonosor, rey de Babilonia, y al ser deportados sus habitantes a esa
nación.
En estos días previos al arrebatamiento de la Iglesia y al retorno
de Jesucristo en gloria, la Iglesia está experimentando también
una gran confusión y apostasía. Los grandes postulados del
evangelio apostólico proclamados de nuevo en la Reforma Protestante:
sólo la Escritura, sólo Cristo, sólo la fe y sólo
la gracia, se han ahogado en un mar de nuevas enseñanzas y prácticas
no bíblicas. Se trata de un ‘nuevo evangelio’ difundido por movimientos
disfrazados de iglesias evangélicas, que pretenden tener una nueva
revelación y un nuevo avivamiento. Y así como Babilonia amenazaba
a Judá con la invasión, ahora se avecina la gran tribulación.
En las siguientes lecciones se tratará de presentar un paralelismo
entre la decadencia moral de Judá y la contaminación del mundo
-y de la iglesia cristiana- de hoy. Así, Jeremías
es el profeta con una vibrante voz de alerta para ayer... y para hoy.