Dos Reinos - Indice

LOS DOS REINOS Estas lecciones de Escuela Dominical fueron escritas utilizando como guía las lecciones en inglés de “The Adult Friend”, con permiso de George Fox Press, Newberg, Oregón, EE. UU. (Regresar al Indice de Literatura)

LOS DOS REINOS

      Dios es el fundador de la nación israelita. Él quería ser el Rey de ese pueblo. Mientras Israel obedeció a Dios, fue victorioso. Sin embargo, en el transcurso de la historia despreció a Dios, y lo cambió por un rey humano. Así, los israelitas siguieron su propio camino.

      Dios, en su gran paciencia, les concedió tener rey. Dios no los abandonó ni disminuyó la responsabilidad del pueblo. Tanto el rey y el pueblo tenían que obedecerle. De lo contrario, ambos sufrirían las consecuencias. El primer rey fue Saúl, quien no se sujetó a las leyes divinas; y en consecuencia murió en manos de sus enemigos, los Filisteos. Seguidamente, Dios eligió como rey a David, quien a pesar de sus errores, obedeció a Dios. Después de la muerte de David, reinó en su lugar su hijo Salomón. Éste, en un principio obedeció a Dios, y fue prosperado. Dios le dio sabiduría para gobernar, e hizo de Israel una gran nación. Luego, Salomón se desvió de los caminos de Dios, y provocó la división de la nación israelita. Al norte quedó el reino de Israel, con su capital Samaria, integrada por 10 tribus; al sur, Judá, con Jerusalén por capital, integrada por dos tribus: Benjamín y Judá.

    Las dos naciones iniciaron una historia llena de incertidumbres. En el reino de Israel no hubo ningún rey bueno, y fue destruido. Mientras que en el reino de Judá a pesar de que hubo algunos reyes buenos, con tiempos de avivamientos, también fue destruido por causa del pecado. Los dos reinos fracasaron al no obedecer a Dios.

Finalmente, a través de la descendencia del rey David, Dios mandó a su Hijo Jesucristo para redimir a toda la humanidad. Así, Dios fundó la iglesia con una misión especial: la de llevar su mensaje redentor a toda la humanidad. La responsabilidad que tenían los antiguos israelitas, la tiene ahora la iglesia: Anunciar el nombre de Dios en todas las naciones.